SALUD Y BIENESTAR

Ajo y miel: aprende cómo utilizar este poderoso dúo para el sistema inmunológico y el intestino

Transforme dos clásicos de la cocina en una fermentación sencilla que beneficia la salud intestinal y el sistema inmunológico
octubre 21, 2025 17:38, Last Updated: octubre 21, 2025 17:39
By Alexandra Roach

En resumen:

Tanto el ajo como la miel tienen propiedades antimicrobianas y antioxidantes.

Fermentar ajo en miel puede potenciar la actividad antioxidante y se asocia con un refuerzo del sistema inmunitario.

El fermento contiene solo tres ingredientes (ajo, miel y vinagre) y se puede consumir tras unas semanas —hasta uno o dos meses— de maduración.

La combinación aporta prebióticos y probióticos, y puede favorecer la salud intestinal.


La miel y el ajo contribuyen a fortalecer el sistema inmunitario y añaden a los platos un sabor característico. Juntos forman un dúo de uso culinario versátil, rico en prebióticos y probióticos, con beneficio potencial para la salud intestinal y general.

Convertir ajo y miel en «oro líquido» es sencillo. Con unos pasos básicos y medidas de seguridad adecuadas, podrá disfrutar de este fermento dulce y picante en pocas semanas. Antes, repasemos los ingredientes.

El ajo como condimento y planta medicinal

El ajo se valora desde antiguo por su capacidad para inhibir microorganismos y apoyar la función inmunitaria. Al triturarlo libera alicina, un compuesto con acción antimicrobiana.

Algunas investigaciones sugieren que podría ayudar frente a determinadas bacterias resistentes a fármacos. Por estas propiedades, se ha empleado durante siglos como apoyo frente a resfriados, gripe y otras infecciones leves.

No es imprescindible tomarlo crudo para aprovechar sus posibles beneficios. Incorporarlo a las recetas realza el sabor y puede aportar un refuerzo adicional en los meses de invierno.

Otra opción es fermentar dientes de ajo en miel: el proceso suaviza y transforma el sabor sin anular sus propiedades tradicionales.

¿Por qué mezclar ajo con miel?

La miel sin pasteurizar aporta de forma natural bacterias y levaduras beneficiosas para la fermentación. Su acidez moderada y bajo contenido de agua ayudan a prevenir el deterioro e inhiben el crecimiento de microorganismos no deseados.

Además, contiene azúcares de los que se alimenta la levadura, lo que favorece un entorno con efecto prebiótico y la presencia de probióticos. Al combinarla con ajo, se obtiene una mezcla que podría contribuir a reforzar la respuesta inmunitaria.

El producto final tiene múltiples usos culinarios y ha despertado interés científico. Un estudio publicado en julio de 2025 en la revista Food Science & Nutrition analizó las propiedades antimicrobianas y antioxidantes del ajo en distintas preparaciones: crudo, fermentado y «madurado» (ajo fresco macerado en alcohol durante al menos 20 meses).

Según ese trabajo, la fermentación y el madurado potencian determinados compuestos vegetales del ajo con actividad antioxidante. Estos compuestos ayudan a neutralizar radicales libres que, con el tiempo, pueden dañar las células.

En los resultados, el ajo fermentado en miel mostró una actividad antioxidante muy elevada, solo por detrás del ajo crudo.

Mientras el ajo crudo destaca por su efecto antimicrobiano, el fermentado sobresale en capacidad antioxidante; por ello, podría ser un complemento útil para apoyar el sistema inmunitario, especialmente en la temporada de resfriados y gripe.

Fermentar ajo en miel: así funciona

Ingredientes:

20-30 dientes de ajo

125 mililitros de miel sin pasteurizar

1 cucharada de vinagre de manzana (u otro vinagre) por cada 120 gramos de mezcla de miel y ajo, para prevenir la proliferación de bacterias

Las cantidades son orientativas: sea cual sea el tamaño del frasco, llénalo con ajo y cúbrelo por completo con miel.

Preparación:

Utilice un frasco de vidrio de aproximadamente 125 mililitros, limpio y seco.

Pele los dientes de ajo y compruebe que estén limpios y sin daños.

Introduzca los dientes pelados en el frasco.

Vierta suficiente miel para cubrir completamente el ajo. Asegúrese de usar miel natural; la pasteurizada se calienta para prolongar su vida útil y reducir la cristalización, pero este proceso reduce parte de sus valiosos nutrientes.

Agregue una cucharada de vinagre a la mezcla.

Cierre el frasco y deje fermentar.

La fermentación puede durar desde unas semanas hasta uno o dos meses. El ajo puede volverse muy activo y generar burbujeo. Si ocurre, libere la presión abriendo y cerrando el frasco brevemente hasta dos veces al día durante esta fase.

La miel se volverá más fluida y oscura; es normal. Cuando la fermentación disminuya y cese el burbujeo, guarde el frasco en un lugar fresco y oscuro. Bien conservado, puede mantenerse hasta un año o más.

Saludable y delicioso

Los dientes de ajo se ablandan y adquieren un sabor más suave, ideal como acompañamiento de pollo asado u otros platos a los que les favorece un matiz ligeramente dulce. La miel puede rociarse sobre higos con queso de cabra o incluso sobre una pizza recién horneada.

Esta preparación también se usa de forma tradicional como apoyo al sistema inmunitario y para la temporada de resfriados. A modo orientativo, puedes añadir una cucharadita de la miel aromatizada a una taza de té al día o tomar de medio diente a un diente de ajo al día.

Beneficios del fermento para la salud intestinal

El ajo fermentado en miel aporta prebióticos y probióticos. Los prebióticos son componentes alimentarios que favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino; los probióticos son microorganismos vivos que contribuyen al equilibrio de la microbiota.

Las bacterias probióticas proceden de la miel sin pasteurizar. El ajo, por su parte, suministra antioxidantes y oligosacáridos (pequeñas cadenas de carbohidratos con efecto prebiótico). En conjunto, conforman una combinación especialmente favorable para la salud intestinal.

Cómo proteger la mezcla de bacterias peligrosas

La acidez moderada de la miel y su alto contenido de azúcares suelen impedir el crecimiento bacteriano durante la fermentación. No obstante, como el ajo contiene mucha agua, existe una pequeña posibilidad de proliferación en la superficie de la mezcla.

La mayor preocupación es la bacteria Clostridium botulinum y su neurotoxina, causante del botulismo, una intoxicación rara pero grave y potencialmente mortal. El riesgo es especialmente alto en bebés y en personas inmunodeprimidas. Dado que la miel sin pasteurizar puede contener esporas, conviene extremar la precaución.

Para reforzar la seguridad, añada una cucharada de vinagre por cada taza de fermento. El vinagre reduce el pH hasta un nivel en el que C. botulinum no sobrevive. Se considera seguro un pH de 4,6 o inferior. Si lo desea, verifique el resultado con un medidor de pH.

Este artículo no sustituye el consejo médico. Si tiene alguna pregunta sobre salud, consulte a su médico o farmacéutico.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Knoblauch und Honig: Das Power-Duo für Immunsystem und Darm + Rezept».

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