En ocasiones ocurren eventos que marcan la vida de una persona. Bien sea producto de un accidente que deja graves lesiones físicas, o producto del maltrato físico, o si hemos estado expuestos a una situación que no esperábamos ni a la cual estábamos preparados, alterando el comportamiento.
El estrés postraumático perjudica entre 0.5 % y 3.5 % de la población española. Esta condición está definida por la respuesta traumática y no por el suceso traumático en sí mismo. El alcance del daño psicológico está mediado por la gravedad del suceso al que haya estado expuesta la víctima, según un estudio sobre el trastorno de estrés postraumático.
Por lo general, los síntomas del trastorno por estrés postraumático (TEPT por sus siglas en inglés) suelen aparecer en los primeros tres meses tras haber vivido el evento traumático, aunque en algunos casos también puede aparecer más tarde. Se considera estrés postraumático cuando los síntomas son lo suficientemente graves como para afectar la rutina diaria.
El estrés postraumático suele durar más de un mes y sus síntomas en ocasiones pueden surgir como resultado de la continuación de otro trastorno por estrés agudo, o aparecer de manera separada hasta seis meses después del evento traumático.
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No obstante, según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, (NIH por sus siglas en inglés), este tipo de trastorno puede evolucionar de manera distinta en cada persona. Hay quienes se pueden recuperar en seis meses, mientras que otros pueden tardar hasta un año.
Este tipo de enfermedad suele generar afecciones concurrentes como la ansiedad, trastornos por abuso de sustancias o la depresión. Algunas personas también pueden experimentar un tipo de disociación con la experiencia vivida: se sienten como si estuvieran observando el suceso traumático en vez de ser conscientes de lo que han vivido, según el NIH.
El trastorno crónico por estrés postraumático puede persistir a lo largo de los años, aunque normalmente pierde intensidad con el paso del tiempo, aun si la persona no se encuentra bajo tratamiento, aunque, según el Manual MSD de la empresa Merck, algunas personas pueden quedar discapacitadas en sus entornos sociales, en el trabajo y en sus relaciones personales.
El estrés postraumático y sus efectos pospandemia Covid
Los índices de ansiedad, fobias o TEPT han mostrado un incremento de 4 puntos desde el año 2023. Según un estudio de la Fundación AXA —entidad aseguradora—, el 16 % de la población española ha reportado algún síntoma relacionado con el trastorno por estrés postraumático.
A tan solo dos meses del comienzo de la cuarentena en el año 2020, la prevalencia de síntomas de TEPT en adultos fue del 14,7 %, y subió al 19,8 % a los diez meses (febrero 2021), especialmente en las personas que tuvieron COVID-19 (hasta 25 % más síntomas), lo cual refleja un incremento en el estrés producto del confinamiento y el contagio.
De acuerdo con Abigail Huertas, psicóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, para los niños y adolescentes fue un «evento traumático masivo» que podría disparar ansiedad, TEPT y la depresión, con síntomas que se transformen en «la siguiente pandemia».
La experta en psicología dijo al diario El País que los niños enfrentan un peligro invisible que altera rutinas e impacta en sus relaciones con otros.
Para mitigar los efectos de TEPT ocasionados por la pandemia, según un artículo de investigación, el Grupo AITANA de la Universidad Miguel Hernández aconseja emplear la terapia cognitiva conductual enfocada en traumas.
Este método de ayuda sirve para procesar los eventos traumáticos del confinamiento mediante una exposición gradual a recuerdos, lugares o situaciones que generan ansiedad o miedo de una forma controlada; así como también la reestructuración cognitiva, que se enfoca en identificar y cambiar pensamientos negativos o distorsionados de la realidad que alimentan el TEPT.
Tratamientos para superar el estrés postraumático
El aspecto más conflictivo a la hora de tratar el trauma, es que las actividades del día a día se vean afectadas, comprometiendo la calidad de vida de la persona. Los tratamientos pueden ofrecer una ayuda que puede marcar la diferencia entre el pasado y el presente.
Las experiencias traumáticas pueden provocar que la percepción de la realidad se distorsione afectando no solo las creencias de la persona sobre la realidad, sino además su mundo interior, mediante un proceso terapéutico, puede haber garantías para reconstruir una sensación interna de seguridad y confianza tanto con el entorno como consigo mismo.
Para el psiquiatra y terapeuta David López Gómez, fundador del centro de salud Mente a Mente, el apoyo familiar es muy importante en la recuperación de la persona que ha sufrido un trastorno por estrés postraumático.
«El objetivo con los familiares es que puedan acompañar a la persona en su recuperación sin presionarle, juzgarle ni angustiarse en exceso, sintiendo que ejercen su apoyo de una forma positiva. Esta intervención resulta recomendable en tanto que mejora la convivencia familiar y el soporte que la persona recibe en su día a día», señala el experto en su web.
El especialista en psiquiatría también recomienda complementar la terapia con medicamentos para reducir la intensidad de los síntomas ocasionados por el TEPT.
Según el portal web del psiquiatra, «en España, solo dos antidepresivos cuentan con indicación específica en su ficha técnica para el tratamiento del TEPT: Sertralina y Paroxetina. Entre estos dos antidepresivos, la guía clínica NICE de 2018 (una de las más prestigiosas en Psiquiatría) se decanta por Sertralina como mejor medicamento para el estrés postraumático, debido al síndrome de retirada que puede producir la Paroxetina».
Si bien no hay medicamentos prescritos ni comercializados para el tratamiento de las personas con TEPT que sufren de pesadillas, Gómez señala que el tratamiento con Prazosina, un medicamento comercializado para la hipertensión, «ha demostrado eficacia en la mejoría de las pesadillas».
De acuerdo con el Centro Psicológico Cecilia Cores, frente al tratamiento de traumas agudos, la terapia de movimiento ocular puede servir como método de recuperación. En este tratamiento el paciente se concentra en el recuerdo traumático mientras el terapeuta le pide que siga un movimiento ocular, escuche sonidos o sienta pulsaciones táctiles.
Este procedimiento puede ayudar a desbloquear la información traumática que se aloja en el cerebro, permitiendo que la persona procese y asimile el recuerdo de una manera menos angustiante. Tiene por objetivo que la persona procese el recuerdo emocional traumático para que pierda intensidad y se integre de manera más saludable en su día a día.
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El bienestar físico y emocional también influye en el proceso de recuperación de un TEPT. Realizar actividades como caminar durante 30 minutos o practicar ejercicios de relajación o meditación contribuyen a reducir la hiperactivación del sistema nervioso.
«El ejercicio aeróbico disminuye la reactividad al estrés en un 30 %, protegiendo contra el TEPT», de acuerdo con David Puchol Esparza, psicólogo valenciano.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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