Cómo Falun Gong se expandió y transformó China en los años 90

Por Eva Fu
15 de mayo de 2025 21:51 Actualizado: 15 de mayo de 2025 21:53

Décadas de gobierno comunista ateo dejó tras de sí la ausencia de espiritualidad, pero una fe comenzó a brotar en China, llenando el vacío interior de millones de personas en los años siguientes.

Esa fe es Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, una práctica espiritual que emergió a principios de la década de 1990, en un momento en que la población china empezaba a redescubrir su herencia cultural y a buscar en su pasado un sentido más profundo de la vida.

En cuestión de pocos años, su mensaje se extendió de boca en boca por todo el país, alcanzando más de 100 millones de practicantes hacia finales de la década.

Todo comenzó en un aula modesta de una ciudad del noreste de China.

El 13 de mayo de 1992, en su 41.º cumpleaños, el Sr. Li Hongzhi subió al estrado de un auditorio en el noreste de China para hablar ante unas 180 personas. Ese día, que marcó el inicio de un movimiento espiritual de alcance mundial, es hoy conmemorado como el Día Mundial de Falun Dafa. A cada asistente se le entregó un folleto de 12 páginas titulado «Falun Gong», que contenía ilustraciones de ejercicios de meditación. Durante nueve días, el Sr. Li ofreció conferencias diarias y, también hizo una demostración de los ejercicios corrigiendo personalmente con detalle los movimientos de cada uno.

A diferencia de otros maestros de qigong y altos funcionarios de la época, el Sr. Li hablaba sin un guion elaborado. Solo llevaba consigo una pequeña hoja con notas, que apenas consultaba durante sus extensas exposiciones.

La mayoría de los asistentes eran practicantes experimentados de qigong, habituados a recibir enseñanzas de distintos maestros. Sin embargo, el Sr. Li les pareció alguien diferente. En lugar de enfocarse únicamente en la sanación energética, abordaba principios espirituales con claridad y sencillez, dando respuesta a preguntas profundas que muchos se plantearon durante años.

Pronto empezaron a llover las solicitudes para sus charlas. Durante los dos años siguientes, el Sr. Li viajó por todo el país e impartió 56 seminarios a más de 60 000 personas. Los asistentes, profundamente impactados, compartieron la práctica con otros, y en pocos años, aproximadamente una de cada trece personas —de un país de 1300 millones de habitantes— empezó a practicarlo.

Practicantes de Falun Gong dan la bienvenida al Sr. Li Hongzhi en el puerto de Dalian, en la provincia de Liaoning, China, el 1 de julio de 1994. (Minghui).

«Lo que estaba buscando»

En julio de 1994, Liu Yaqin, funcionaria de préstamos en un banco estatal, emprendió un viaje de siete horas desde Dalian hasta Changchun para asistir a uno de los últimos seminarios.

Durante toda la clase, Liu no podía contener su entusiasmo. Una y otra vez, daba palmadas en el muslo de su amiga sentada a su lado cada vez que algo en la conferencia la conmovía o despertaba su interés.

«Sentí que esto era exactamente lo que había estado buscando», declaró a The Epoch Times.

Después de ser madre a los 40 años, Liu sufrió problemas crónicos de salud. Se fatigaba con facilidad y padecía dolores en la vesícula y el estómago. Sin embargo, después de apenas tres días de conferencia, ella y su amiga decidieron no tomar el tranvía de regreso a su alojamiento, en cambio, decidieron caminar los 30 minutos que las separaban del lugar. Desde entonces —afirma Liu— se sintió como una persona diferente: su fatiga desapareció y sus dolencias crónicas se desvanecieron por completo.

En 1998, una encuesta realizada a unos 44 000 practicantes de Falun Gong en diversas regiones de China reveló que entre el 95 % y el 99 % de los encuestados informaron de mejoras significativas en su salud gracias a la práctica. Y más allá del bienestar físico, los practicantes afirmaron que la fe les había ayudado a transformar su carácter.

Un mes después de que Liu asistiera a la serie de conferencias, un joven de 20 años llamado Jin Chengquan se unió a otros 4 000 participantes en un seminario en Yanbian, una región al este de Changchun que alberga la mayor comunidad étnica coreana de China.

Liu Yaqin, exfuncionaria de préstamos del banco estatal chino y practicante de Falun Gong, en Sídney el 12 de mayo de 2025. (Lorrita Liu/The Epoch Times).

La enseñanza del Sr. Li de que «la materia y la mente son una y la misma cosa» caló profundamente en Jin. Si ambas están interconectadas —reflexionó— entonces tiene sentido que el mundo interior de una persona se refleje en su realidad exterior.

El énfasis en la introspección y el perfeccionamiento personal está arraigado en las enseñanzas de Falun Gong, que se basan en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Parte de ello implica no dar importancia a las ganancias materiales.

Más tarde, como propietaria de una papelería, Jin se ganó la confianza de un proveedor precisamente por actuar de acuerdo con esos valores.


El énfasis en la introspección y el perfeccionamiento personal está profundamente arraigado en los principios fundamentales de Falun Gong: Verdad, Benevolencia y Tolerancia


Jin se abastecía de productos de un mayorista ubicado a una hora de tren. Una vez, al regresar a casa, se dio cuenta de que había olvidado pagar 350 yuanes que, en aquel entonces, superaba el salario mensual promedio en China. En una sociedad aún dominada por el uso del dinero en efectivo, el proveedor no se percató del error dado al alto volumen de ventas diarias y no había forma de rastrear el pago hasta Jin.

Cuando Jin entregó el dinero en su siguiente visita, el proveedor se quedó sorprendido. «¿Dónde se encuentra gente así hoy en día?», recordó Jin que le dijo el propietario del negocio.

A partir de entonces, cada vez que el mayorista traía artículos nuevos, se aseguraba de que Jin fuera el primero en elegir.

Creciente popularidad

El Sr. Li predicaba con el ejemplo. Las decenas de personas que asistieron a estas conferencias lo describieron como modesto y afable, pero con un carisma y una amabilidad cautivadores.

Ouyang Yan, natural de Pekín, llevó a su hija de seis años a un seminario local en 1993. Al ver entrar al Sr. Li, la niña declaró que «le gustaba ese señor», recuerda Ouyang.

A su hija le diagnosticaron «Trastorno por déficit de atención con hiperactividad» (TDAH) y normalmente no podía estarse quieta en clase, pero durante estas conferencias estaba totalmente concentrada. Más tarde, en un metro abarrotado de gente, las dos se encontraron cara a cara con el Sr. Li. Antes de que Ouyang se diera cuenta de lo que estaba pasando, su hija corrió hacia el hombre que había visto en el escenario y se sentó junto a él, muy ilusionada.

El Sr. Li Hongzhi se reúne con practicantes de Falun Gong en la ciudad de Nueva York. Foto de archivo. (Minghui).

Las conferencias del Sr. Li siempre se agotaban rápidamente, lo que a veces obligaba a que en los lugares donde se celebraban, abrieran salas adicionales para satisfacer la demanda. Durante una exposición sobre salud de diez días celebrada en Pekín en diciembre de 1993, la asistente voluntaria Mi Ruijing recordó que la gente se agolpaba en el stand de Falun Gong, según contó a The Epoch Times.

A pesar de su creciente renombre, el Sr. Li nunca lo aprovechó para obtener beneficios. Cobró una tarifa simbólica, equivalente a unos 10 dólares o menos, por toda la serie de conferencias y ofreció un descuento del 50 por ciento a quienes asistían por segunda vez, lo que apenas cubría los gastos. Incluso entonces, en más de una ocasión, donó los ingresos a organizaciones benéficas y a víctimas de catástrofes como inundaciones.

Llevaba un estilo de vida sencillo, según recuerdan los asistentes a sus conferencias.


A pesar de su creciente renombre, el Sr. Li no lo aprovechó para obtener beneficios. Cobró una tarifa simbólica, equivalente a 10 dólares más o menos, por toda la serie de conferencias y ofreció un descuento del 50% a quienes asistían por segunda vez, lo que apenas cubría los gastos. Incluso entonces, en más de una ocasión, donó los ingresos a organizaciones benéficas y a víctimas de catástrofes como inundaciones.


Varias personas que acompañaron al Sr. Li durante sus giras de conferencias recuerdan aquellos días con sencillez: vivían prácticamente a base de fideos instantáneos. Entre ellos estaba Ye Hao, un alto funcionario policial jubilado, quien relató que solían llevar habitualmente los fideos con la salchicha más barata que encontraban.

Ye también recuerda que el Sr. Li lavaba su ropa a mano y la dejaba secar al aire durante la noche. Mi, uno de los asistentes voluntarios, notaba el desgaste en el jersey y los zapatos del Sr. Li, pero según afirma, «ni una partícula de polvo en su persona».

Según Mi, el Sr. Li siempre tenía una sonrisa agradable en el rostro. Era puntual, a veces se saltaba las comidas para compensar el tiempo de viaje. Si necesitaba algo de Mi, le preguntaba: «¿Puedes hacerlo? ¿Te parece bien?».

Mi Ruijing participa en un desfile que conmemora el 30.º aniversario de la presentación pública de Falun Gong, en la ciudad de Nueva York, el 13 de mayo de 2022. (Samira Bouaou/The Epoch Times).

Gracias a ello, Mi dijo aprendió a modular su voz, que era naturalmente aguda, a hablar con los demás en un tono más suave.

En su primer viaje a Estados Unidos para impartir una serie de seminarios, el Sr. Li se presentó con nada más que una pequeña maleta de mano, recuerda Zhang Erping, quien lo recibió en su casa durante la visita. En un momento, el Sr. Li le pidió prestado un costurero para remendar su propia ropa.

Un nuevo comienzo

Un día de primavera de 1993, Han Lianxiang se encontró con un grupo de personas que levantaban los brazos en posición de meditación en un parque cerca de su casa.

Sin saber qué era, ella levantó las manos para imitar su postura y sintió que se le calentaban.

En cuestión de semanas, ella y su hijo adolescente, Hu Yang, asistieron al gimnasio Jiche de Dalian a la misma sala de conferencias donde la empleada del banco, Liu, experimentó un cambio en su visión del mundo.

Para el segundo día, ella vio que el ambiente en la sala había cambiado. Las conversaciones entre el público cesaron, ya no había empujones por conseguir mejores asientos, y quienes encontraban objetos de valor perdidos los entregaban al personal, que los devolvía a sus dueños al día siguiente. Han y Hu, que tenían asientos en primera fila, recuerdan que decidieron cederlos generosamente a asistentes que viajaron desde otras ciudades.

Hu expresó su gratitud por haber conocido Falun Gong en una etapa de vida en que se estaba formando.

Hu Yang en la ciudad de Nueva York el 10 de mayo de 2025. Hu indicó que su actitud dio un giro positivo de 180 grados después de comenzar a practicar Falun Gong. (Samira Bouaou/The Epoch Times).

A los 15 años, él se metía constantemente en peleas y se juntaba con chicos del barrio que robaban para comprar cigarrillos. Pareciera que en algún momento acabaría en la cárcel.

A pesar de su comportamiento anterior, Hu expresó que los valores inculcados en la práctica rápidamente se arraigaron en él. Su familia se maravilló de su cambio radical, comentando la repentina cortesía y consideración que nunca antes habían visto en él. Empezó a hacer las tareas domésticas sin que se lo pidieran, saludaba a los vecinos y les ayudaba a subir por las escaleras con alegría cuando llevaban cosas pesadas.

«Es como si todo hubiera empezado de nuevo», dijo a The Epoch Times.


El segundo día, el ambiente en la sala había cambiado. Las conversaciones entre el público cesaron, ya no había empujones por conseguir mejores asientos, y quienes encontraban objetos de valor perdidos los entregaban al personal, que los devolvía a sus dueños al día siguiente. Han y Hu, que tenían asientos en primera fila, decidieron cederlos generosamente a asistentes que viajaron desde otras ciudades.


Liu, que antes era dominante, habló de un cambio similar en su personalidad.

Solía gritar para salirse con la suya y no permitía en su casa opiniones discrepantes. Después de aprender Falun Gong, su marido le recordaba las palabras «Verdad, Benevolencia y Tolerancia» tan pronto como se enfadaba. Ella controlaba inmediatamente sus emociones.

«No puedo seguir mandando así a la gente, debo escuchar lo que tienen que decir», declaró a The Epoch Times.

En Zhuan Falun —un libro basado en las conferencias transcritas del Sr. Li, que se convirtió en un éxito de ventas a nivel nacional en China— el autor enseña que mantener un corazón bondadoso actúa como un amortiguador ante los conflictos repentinos.

 

George Miao enfrentó una prueba de carácter durante un viaje en tren de regreso desde la ciudad sudoriental de Guangzhou en 1994.

George Miao participa en un desfile para celebrar el Día Mundial de Falun Dafa y pedir el fin de la persecución en China, en la ciudad de Nueva York, el 9 de mayo de 2025. (Samira Bouaou/The Epoch Times).

Frente a familiares y amigos, su hermana comenzó a reprocharle cómo dirigía su fábrica de impresión de embalajes. Sintiéndose humillado, Miao le respondió con dureza, pero tras unas pocas frases se controló, y se recordó a sí mismo, que debía considerar el fondo de sus palabras independientemente de cómo las hubiera expresado. Rápidamente hicieron las paces.

Este proceso de reflexión se convirtió ahora en algo tan habitual que «es como respirar», dijo Miao a The Epoch Times. «No tiene nada de extraordinario, porque es mi forma de vivir el día a día».

Un punto de inflexión

La noticia de la práctica y sus beneficios se extendió velozmente.

Wang Yuguang, de Harbin, una de las ciudades más septentrionales de China, dijo que más de 100 personas de su extensa familia comenzaron a practicar Falun Gong después de que ella empezara.

En un parque público cerca de su casa, instaló un reproductor de música para escuchar la música de los ejercicios de Falun Gong. En un mes, cientos de personas se unieron a ella para hacer ejercicios de meditación cada mañana. El grupo creció tanto que pronto se dividió en dos.

En otros lugares la tendencia fue la misma.

Wang Yuguang en la ciudad de Nueva York el 11 de mayo de 2025. Wang dijo que más de 100 personas de su familia en China comenzaron a practicar Falun Gong después de que ella lo hiciera. (Samira Bouaou/The Epoch Times).

En la capital china había cientos de lugares donde se practicaban los ejercicios de Falun Gong. Al pasear por Pekín un fin de semana por la mañana, se podía ver a cientos de personas practicando los ejercicios de Falun Gong en parques públicos y plazas abiertas, afirmaron Ouyang y Mi.

A lo largo de la avenida Chang’an, una importante vía pública de Pekín, los grupos que practicaban los ejercicios de Falun Gong llamaban tanto la atención que —según recuerda Ouyang— «cada vez que pasaba un autobús, todas las miradas se dirigían hacia las ventanas»


Solo en la capital china había cientos de lugares donde se practicaban los ejercicios de Falun Gong. Al pasear por Pekín un fin de semana por la mañana, se podía ver a cientos de personas practicando los ejercicios de Falun Gong en parques públicos y plazas abiertas, afirmaron Ouyang y Mi.


Los funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh) animaron inicialmente a la población a practicarlo. En 1995, la embajada china en Francia invitó al Sr. Li a París para hablar sobre la práctica y organizó el primer seminario de Falun Gong de una semana de duración en el país.

El diario estatal chino Dalian Daily publicó en 1997 un artículo sobre el practicante de Falun Gong Sheng Lijian, un hombre de más de 70 años que, en el transcurso de un año, construyó cuatro carreteras en un pueblo local con dinero de sus propios ahorros. El Yangcheng Evening News, en noviembre de 1998, publicó en portada un reportaje sobre un lugar de práctica de Falun Gong con 5000 personas, donde se podían ver niños y ancianos practicando en la primera página.

Antes de la campaña de persecución del régimen chino contra Falun Gong, los periódicos chinos, incluido el Yangcheng Evening News, elogiaron la práctica en noviembre de 1998. (Minghui).

Esa noticia positiva de 1998 resultó ser una de las últimas en China.

Para entonces, los altos funcionarios comunistas veían con recelo la popularidad y la influencia de Falun Gong. Jin, el practicante chino-coreano, recordó oír hablar a una fuente del Gobierno cómo el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, visitó una ciudad muy afectada por una gran inundación. Según Jin, Jiang se fijó en un grupo de voluntarios que trabajaban duro en primera línea y creyó que eran miembros del Partido Comunista. El rostro de Jiang se ensombreció cuando se enteró de que todos eran practicantes de Falun Gong. El libro «El mal desenfrenado: el reinado corrupto de Jiang Zemin en China», publicado en chino por The Epoch Times en 2012, también describe el incidente.

En abril del año siguiente, 1999, la policía de la megaciudad de Tianjin, cerca de Pekín, golpeó y detuvo a decenas de practicantes de Falun Gong que pedían una rectificación tras la publicación de un artículo en una revista estatal en el que se atacaba la práctica.


Durante los últimos 26 años —solo por querer practicar su fe— estos ciudadanos que antes eran ejemplares, fueron enviados a prisiones y campos de trabajo, donde muchos fueron torturados hasta la muerte.


Los practicantes de Tianjin acudieron a las autoridades municipales para apelar las detenciones. Se les dijo que fueran a Pekín para presentar su caso.

Diez mil personas de todas partes de China llegaron a la capital. La reunión pacífica en Zhongnanhai, el complejo donde se encuentra la cúpula del PCCh, se conoce ahora como la apelación del 25 de abril. Los practicantes se marcharon después que las autoridades prometieran liberar a los detenidos y garantizaran que se les permitiría ejercer libremente su creencia.

Eso nunca sucedió. Tres meses después, Jiang lanzó una despiadada campaña de erradicación dirigida contra todos los practicantes, que continúa hasta hoy.

Durante los últimos 26 años, solo por querer practicar su fe, estos ciudadanos que antes eran ejemplares, fueron enviados a prisiones y campos de trabajo, donde muchos fueron torturados hasta la muerte.

Mi sufrió de sarna y una perforación en el estómago mientras estuvo detenida y, como resultado, perdió tres cuartas partes de su estómago. Finalmente escapó de China y se estableció en Nueva York.

Para conmemorar el 25.º Día Mundial de Falun Dafa, cientos de dignatarios y líderes de diversos países emitieron elogios y cartas de felicitación. (Minghui).

Desde el año 2000, el Sr. Li fue nominado cuatro veces al Premio Nobel de la Paz. Más de 25 miembros del Parlamento Europeo lo nominaron para el Premio Sájarov, que honra a quienes dedican su vida a los derechos humanos y la libertad de pensamiento.

Cada año, el 13 de mayo, funcionarios de todo el mundo emiten saludos para conmemorar el Día Mundial de Falun Dafa, aniversario de la introducción de Falun Gong; también aprovechan la oportunidad para condenar los abusos continuos contra la fe en China.

En un vídeo compartido con The Epoch Times antes de la celebración de este año, el representante Pat Ryan (D-N.Y.) dijo que no se le ocurría un momento más adecuado para anunciar la aprobación de la Ley de Protección de Falun Gong, de carácter bipartidista, que él copatrocinó para «hacer responsable al PCCh de su atroz tráfico de órganos y otras violaciones de los derechos humanos».

«Yo seguiré presionando para que se apruebe en el Senado, para que sea firmada por el presidente y siempre lucharé para proteger la libertad religiosa de todos y cada uno de mis votantes», afirmó.

En una resolución del Senado de Nueva York aprobada en enero, los legisladores señalaron que Falun Gong recibió más de 3000 premios.

«Para el pueblo chino, Falun Dafa es una fuente de fortaleza frente a la opresión», afirma la resolución. Para millones de personas en todo el mundo, Falun Gong trajo «mejor salud y paz interior».

Ouyang, que asistió a las conferencias del Sr. Li hace 22 años en Pekín con su hija, comentó cómo Falun Gong ayudó a decenas de millones de personas a ser mejores versiones de sí mismas.

Ella trabajaba en la administración de una universidad estatal y, tras dejar el trabajo, se enteró de que su jefe la consideraba «la mejor persona del lugar de trabajo».

Si no fuera por la persecución, probablemente muchas más personas se hubiesen unido a la práctica, ella reflexionó y añadió: «¿Cuánto mejor sería entonces China?».

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times en español con el título «Cómo Falun Gong se extendió y transformó China en los años 90»

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