OPINIÓN
El presidente socialista de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa, informó en una rueda de prensa ante los medios, en el contexto de su gira por China, la intención de abrir una nueva embajada catalana en Pekín, manifestando la «importancia» geopolítica de la China sometida por el PCCh.
A pesar de que el gobierno regional español ya dispone de tres oficinas, se busca abrir una cuarta en Pekín, que sería la oficina de gestión central encargada de coordinar las delegaciones catalanas en China, las cuales ya cuentan con tres sedes en Pekín, Shanghái y Hong Kong, además de una oficina de la Agencia Catalana de Turismo. La nueva delegación busca amplificar la proyección catalana en el país.
Estrategia y motivos ocultos
La apertura de una delegación de estas características no debería resultar extraña si cumpliera con el cometido para el que fue creada: atraer inversión y turismo a la región. Sin embargo, es sabido que estas oficinas actúan como embajadas ilegales y que, pese al cambio de gobierno y a una supuesta vuelta a la normalidad, continúan trabajando en el proceso de secesión de la región. Estas embajadas siempre han operado de forma encubierta, pero en el caso de la oficina en Bruselas se hicieron públicos los conflictos con la embajada española, debido a los constantes intentos de la primera por llevar a cabo actividades diplomáticas que no le competen.
¿Proyección o separatismo encubierto?
Durante el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), el «presidente» Xi Jinping expresó que el Partido se oponía a cualquier intento de dividir España. Sin embargo, es importante tener en cuenta cómo opera la inteligencia china. Si las circunstancias fueran normales, la expresión «amplificar la proyección catalana» podría interpretarse como un intento legítimo de fortalecer una región española.
No obstante, la realidad demuestra que este término refleja, en muchos casos, una visión en la que Cataluña no es concebida como una región dentro de España, sino como un Estado independiente que actúa como un «caballo de Troya» en la Europa de los Veintisiete.
Esto es especialmente evidente en el partido político Junts, el cual —según se señala en la Resolución RC-B9-0227/2024 del Parlamento Europeo y en la Resolución 2593 (2025) del Consejo de Europa— mantiene vínculos directos con el Kremlin. Asimismo, es sabido que Pekín colabora activamente en la invasión de Ucrania, lo que forma parte de una estrategia más amplia de desestabilización del continente europeo.
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El apoyo de ERC y su impacto en el gobierno catalán
Algunas voces han afirmado que, con la llegada de Illa al poder, el proceso independentista catalán se ha paralizado. Sin embargo, hay que recordar que este gobierno ha sido posible gracias al apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), uno de los actores fundamentales en el intento de golpe de Estado de 2017, y cuya agenda separatista —aunque ahora con menor visibilidad— continúa operando mediante una maquinaria perfectamente estructurada y plenamente activa.
Con el anuncio de Illa, ya son 22 las oficinas del Gobierno catalán en el exterior. Esta nueva delegación requiere, evidentemente, la autorización del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China. Según la información disponible, el Partido Comunista Chino (PCCh) muestra una actitud favorable ante la posible apertura de esta oficina y está facilitando los trámites administrativos necesarios para que la delegación pueda establecerse a la mayor brevedad posible.
Interacciones con figuras clave del PCCh
Durante su gira, Salvador Illa se reunió con figuras clave del Partido Comunista Chino (PCCh), entre las que destacan Yin Li, miembro del Buró Político del Comité Central del PCCh, y Wu Weihua, vicepresidente de la Asamblea Popular Nacional. Ambos fueron sancionados por los Estados Unidos en 2020, y en 2021 dichas sanciones se intensificaron debido a su participación en la promoción de políticas de control.
Estos dos altos funcionarios desempeñaron un papel fundamental en la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong, una legislación adoptada por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (APN) el 30 de junio de 2020. La ley entró en vigor de forma inmediata y fue presentada por el gobierno del PCCh como una medida para hacer frente a lo que describía como amenazas a la estabilidad y seguridad de Hong Kong, especialmente tras las protestas prodemocracia de 2019.
La ley permite a las autoridades comunistas adoptar medidas en Hong Kong contra quienes sean percibidos como responsables de actividades de subversión, terrorismo, colusión con fuerzas extranjeras o sedición. Desde su entrada en vigor, ha sido objeto de críticas internacionales por su impacto en las libertades civiles y políticas en la región, al reducir significativamente la autonomía y los derechos que Hong Kong conservaba bajo el principio de «un país, dos sistemas». Dicha legislación ha propiciado la persecución y el exilio de numerosos opositores chinos.
Huawei y la vulnerabilidad del sistema de inteligencia español
Resulta llamativo que miembros del Partido Socialista español continúen avanzando de forma acelerada hacia una estrecha relación con el Partido Comunista Chino. Este vínculo no se limita a un mero interés comercial, sino que representa un acercamiento a un régimen ampliamente reconocido por sus prácticas autoritarias y represivas.
En particular, la colaboración con Huawei —empresa acusada en diversos países de participar en actividades de espionaje y corrupción— pone de relieve la vulnerabilidad del sistema de inteligencia español frente a influencias externas, especialmente considerando que el Gobierno, a pesar de múltiples recomendaciones en sentido contrario, ha cedido a esta empresa la gestión del sistema de interceptación de comunicaciones.
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El riesgo de la influencia comunista china en Europa
Asimismo, se observa una creciente interdependencia política y económica entre España y el Partido Comunista Chino (PCCh), lo que podría comprometer la seguridad nacional y la soberanía de los países europeos. Esta relación se mantiene al tiempo que se ignoran políticas ampliamente criticadas y condenadas a nivel internacional, como la represión en Hong Kong, el tráfico de órganos o la violación de la libertad religiosa.
Resulta fundamental que las autoridades europeas y estadounidenses continúen supervisando estrechamente estos vínculos, ya que son plenamente conscientes de las consecuencias que podrían derivarse en términos de transparencia, democracia y seguridad internacional. La relación con el PCCh no se limita a intereses comerciales: también implica un alineamiento con un régimen que ha demostrado estar dispuesto a socavar las libertades civiles, un riesgo que no debe subestimarse.
Los desafíos de la relación catalana con el PCCh
Resulta, como mínimo, reseñable quiénes son los responsables de las oficinas de la Generalidad de Cataluña en China: el Sr. Gao Wei, director de la Oficina Exterior de Comercio e Inversiones en Pekín; la Sra. Madrona Marcet, directora en Shanghái, y Hong Kong.
La Sra. Marcet, aunque se graduó en Ciencias Empresariales por la Universidad de Barcelona, posteriormente cursó estudios en la Universidad Renmin de China. Cabe señalar que las universidades chinas incluyen en su currículo programas relacionados con el marxismo y la ideología socialista, especialmente en las áreas de política, economía y estudios sociales. Si bien los estudiantes extranjeros no están obligados a adherirse a estas ideologías, la Universidad Renmin mantiene una fuerte tradición en la enseñanza del marxismo como parte de su programa académico, y los estudiantes son expuestos a estos enfoques durante su formación. Además, es obligatorio que los alumnos muestren disposición para respetar las leyes y políticas del país, es decir, las normas establecidas por el Partido Comunista Chino (PCCh). La Sra. Marcet asumió la responsabilidad de la las dos oficina aproximadamente en el años 2011.
El Sr. Wei inició su trayectoria diplomática en el Ministerio de Asuntos Exteriores de China, bajo la tutela y formación del Partido Comunista Chino (PCCh). Además, posee un máster en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática Española. Fue nombrado director en 2013, año en que Cataluña comenzó a impulsar de forma significativa el proceso secesionista que culminó en 2017 con el intento de golpe de Estado en la región, llevado a cabo por los partidos Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
Las decisiones de la Generalidad de Cataluña, liderada por Salvador Illa, de estrechar relaciones con el Partido Comunista Chino (PCCh) y de abrir una nueva delegación en Pekín plantean interrogantes que van más allá de la mera internacionalización económica. A pesar de las declaraciones oficiales del PCCh a favor de la unidad de España, la realidad sugiere que la relación entre Cataluña y China podría tener implicaciones políticas mucho más profundas.
La colaboración con un régimen autoritario como el chino, que ha demostrado su disposición a reprimir las libertades en Hong Kong y a influir en movimientos desestabilizadores globales, no debería ser vista con indiferencia. El gobierno catalán parece seguir una senda diplomática para la que no tiene legitimidad al no ser un Estado, favoreciendo intereses ideológicos a expensas de la transparencia y la estabilidad política. La comunidad internacional, especialmente las autoridades europeas y estadounidenses, debe mantenerse atenta a estos «progresos» y evaluar cuidadosamente las implicaciones de una colaboración cada vez más estrecha con el régimen comunista chino.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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