El martes 29 de febrero, el Gobierno francés tomó medidas contra las plataformas chinas de venta online. Estas son acusadas de inundar Europa con productos peligrosos, además de emplear técnicas comerciales dudosas. Algunos actores de la industria textil denuncian un desastre para el sector, con el cierre de marcas francesas. El presidente de la Federación de Prêt-à-Porter Femenino, Yann Rivoallan, vuelve sobre el tema para Epoch Times.
P: Según cifras del Gobierno, en 2024 se entregaron en Francia 800 millones de paquetes procedentes de China con un valor inferior a 150 euros, de un total de 1500 millones de paquetes. ¿Cómo mide el impacto del dumping chino en este ámbito y sus efectos sobre los productos franceses?
Yann Rivoallan: En los dos últimos años, el sector textil francés se ha visto muy afectado por estas plataformas asiáticas. Por ejemplo, se han destruido más de 10 000 puestos de trabajo en este sector. Empresas emblemáticas, como Camaïeu, han desaparecido, mientras que otras, como Kaporal, se han declarado en quiebra. Recientemente, la empresa C&A ha despedido a 300 empleados. Estas cifras ilustran la magnitud del impacto en el sector de la moda prêt-à-porter francés.
La industria textil francesa, que representa 600 000 puestos de trabajo, se encuentra amenazada en su conjunto. Shein vende 300 millones de productos al año en Francia, lo que supone una facturación de 3000 millones de euros. Estos productos de mala calidad, fruto de la explotación de trabajadores chinos y perjudiciales para el medio ambiente, están destruyendo nuestras marcas, nuestros puestos de trabajo y la creatividad de la moda francesa. Si no se toman medidas inmediatas, podrían desaparecer decenas de miles de puestos de trabajo adicionales.
P: El Gobierno ha propuesto medidas, en particular la multiplicación de los controles de los paquetes procedentes de China y la imposición de «gastos de gestión» a los paquetes pequeños que entran en Francia. ¿Le parecen adecuadas estas medidas?
Las medidas anunciadas por el Gobierno son, en el mejor de los casos, medidas insignificantes. Están muy por debajo de las expectativas del sector y de las acciones necesarias para contrarrestar este tsunami de productos. La propia ministra ha reconocido que más del 90 % de los productos importados por estas plataformas son ilegales o peligrosos, lo que perjudica al empleo, al medio ambiente y a los consumidores. Sin embargo, las medidas propuestas se limitan a un impuesto irrisorio: unos dos euros por paquete y 50 céntimos por producto. Para un paquete medio de 50 euros que contenga cinco productos, esto supone un impuesto de solo 4,50 euros. A modo de comparación, en Estados Unidos se aplica un impuesto de 100 dólares a este tipo de paquetes. Estas medidas insuficientes no bastan para frenar las importaciones ni proteger el sector.
Un impuesto de 4,50 euros por paquete no tiene ningún efecto disuasorio, sobre todo si tenemos en cuenta que estas plataformas generan miles de millones en volumen de negocios. El objetivo parece ser financiar nuevos puestos de aduaneros o tecnologías de control, pero eso no aborda el problema de raíz. Si el Estado realmente quiere proteger a los franceses, debe invertir inmediatamente para bloquear estas plataformas, imponer impuestos significativos y controlar rigurosamente estos productos. También es indispensable una acción a nivel europeo, ya que si Francia actúa sola, los paquetes podrían transitar por otros países, como Alemania o España, lo que complicaría las cosas sin resolver el problema. Esto añadiría un nivel de complejidad logística, pero seguiría siendo relativamente fácil de eludir para las plataformas.
P: Precisamente, ¿es posible una acción a nivel europeo? Sabemos que Francia no es el único país afectado por este fenómeno.
Es esencial una acción europea. Sin embargo, la Unión Europea es de una lentitud desconcertante: se tarda más de 1000 días en decidir, por ejemplo, gravar con el IVA los productos de menos de 150 euros. En Estados Unidos, Joe Biden y Donald Trump han actuado con rapidez para poner fin a la exención fiscal de los paquetes de menos de 800 dólares (706 euros). Europa debe actuar en los próximos meses, y no esperar a 2028, para proteger a sus industrias y a sus consumidores.
P: Para contextualizar, ¿se puede relacionar este dumping hacia Europa con la guerra comercial entre China y Estados Unidos? ¿Se trata de una estrategia reciente o simplemente de un aumento del consumo europeo?
Este fenómeno forma parte de una tendencia que viene de lejos, con plataformas como AliExpress, Shein y ahora Temu. Hemos pasado de casi ningún paquete hace unos años a miles de millones en la actualidad. Hemos sido muy ingenuos, Europa ha dejado que sus mercados se conviertan en coladeras. Para detener este flujo, es necesario introducir impuestos, informar a los consumidores sobre la peligrosidad de estos productos y aplicar sanciones, como la ley contra la moda rápida aprobada en Francia hace un año. Esta ley permite crear sistemas de bonificaciones y penalizaciones y limitar la publicidad de estas plataformas.
Estas plataformas explotan nuestros sesgos cognitivos para empujarnos al consumo excesivo. Utilizan falsas promociones, modifican constantemente los precios para crear una sensación de urgencia e incitan a los consumidores a comprar inmediatamente por miedo a perder una oferta. En Francia, la ley exige que un producto esté en stock durante 30 días antes de ser promocionado, una norma que estas plataformas ignoran. También piratean nuestros datos: por ejemplo, anuncios fraudulentos en Instagram ofrecían vales de compra para productos chinos. En Temu, minijuegos como el «juego de la granja» animan a los usuarios a pasar horas en la plataforma para ganar recompensas, lo que les lleva a perder de vista la inutilidad de sus compras. Estas prácticas manipulan a los consumidores y deben ser reguladas, como intentamos hacer con las redes sociales.
P: ¿Quiénes son los principales destinatarios de estas plataformas? ¿Se trata de un fenómeno generalizado en todas las edades?
En un principio, estas plataformas se dirigían principalmente a los jóvenes, sobre todo a través de TikTok y de influencers de su generación. En 2020, se dirigían principalmente a este colectivo. Hoy en día, llegan a todo el mundo: más de tres millones de franceses visitan Temu o Shein a diario, y la edad media de los consumidores es de 38 años. Ya no son solo los jóvenes, sino todos los franceses y estadounidenses los que consumen en estas plataformas.
P: ¿Tiene alguna posibilidad el comercio online francés frente a esta competencia? ¿Es imposible competir con estas plataformas?
No se puede competir con actores que cometen fraude en cada etapa. Estas plataformas practican la falsificación a gran escala; por ejemplo, Lacoste ha iniciado un procedimiento contra Shein por copia. Todas las semanas, las marcas me envían copias de falsificaciones fabricadas en China. Así que, en primer lugar, estas plataformas roban las creaciones francesas. A continuación, explotan a sus trabajadores, a los que pagan una miseria por semanas de 75 a 100 horas con apenas un día libre al mes.
Además, defraudan al fisco al no pagar el IVA ni los impuestos de importación y declaran una facturación muy inferior a la real. Shein factura 3000 millones de euros en Francia, pero solo declara una fracción de esa cantidad. Por último, utilizan nuestros datos de forma abusiva, infringiendo leyes como la Ley de Mercados Digitales. Las marcas francesas, que respetan las leyes y protegen a sus empleados y al medio ambiente, no pueden competir con un modelo basado en la ilegalidad. La única solución es prohibir estas plataformas para restablecer una competencia sana.
P: Hablemos del peligro para los consumidores. Se sabe que el 19 % de los juguetes importados de China no cumplen las normas de seguridad europeas. ¿Debemos preocuparnos por la salud de los consumidores y por la calidad de estos productos?
Sí, hay un doble problema: la peligrosidad y la mala calidad. Los juguetes pueden ser peligrosos para los niños, y las pruebas realizadas en Bélgica hace un año demostraron que 10 de los 25 productos textiles analizados contenían sustancias nocivas, como disruptores endocrinos. Los consumidores no pueden detectar estos peligros por sí mismos, ya que no disponen de los medios ni de la información necesarios para analizar los productos. El Estado y la Unión Europea tienen la obligación de protegernos controlando estos productos y prohibiendo los que son peligrosos. Lamentablemente, las medidas actuales son insuficientes.
Aproximadamente el 80 % de estas prendas están fabricadas con poliéster, es decir, plástico. Esto plantea dos problemas: en primer lugar, su mala calidad y, en segundo lugar, su impacto medioambiental. El plástico es casi indestructible y acaba en vertederos o se quema, lo que contamina el aire. Los microplásticos llegan a los océanos, luego a los peces y a nuestra alimentación. Esta contaminación afecta a nuestra salud, ya que estos microplásticos se acumulan en nuestro organismo. Para contrarrestar esto, es necesario promover una moda sostenible, con materiales como el algodón orgánico.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las de Epoch Times.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Francia con el título «Plateformes chinoises Shein et Temu : «Sans action immédiate, des dizaines de milliers d’emplois supplémentaires pourraient disparaître», réagit la Fédération française du prêt-à-porter féminin»
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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