ECONOMÍA

Las relaciones entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte: más frágiles y menos determinantes en el plano económico de lo que parecen

Cualesquiera que sean las implicaciones geopolíticas, el alcance económico y financiero de esta cooperación sigue siendo insuficiente para sacudir el orden internacional
octubre 27, 2025 18:34, Last Updated: octubre 27, 2025 18:34
By Milton Ezrati

Los medios de comunicación han comentado ampliamente la intensificación de la cooperación entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte. A veces denominado el «eje del tumulto» o «CRINK», por sus siglas en inglés, este grupo plantea un desafío diplomático, geopolítico e incluso militar para Estados Unidos y el orden internacional existente.

Sin embargo, en el ámbito económico y financiero, este bloque es mucho menos cohesionado y significativo de lo que parece, y ciertamente no parece probable que altere el equilibrio actual, especialmente porque China, la única economía importante del grupo, se muestra cada vez más cautelosa.

Es cierto que el comercio entre estas cuatro economías ha aumentado de forma notable en los últimos años. Las estadísticas disponibles son incompletas, porque estos regímenes autoritarios eluden la transparencia. Aun así, las cifras apuntan a un incremento de aproximadamente el 50 % en el comercio intragrupo entre 2021 y 2023, último período para el que se cuenta con datos, aunque parciales.

En 2024 —año con información todavía muy incompleta—, el comercio total entre estas cuatro economías se estima en unos 280 000 millones de dólares (241 000 millones de euros). Puede parecer una cifra elevada, pero equivale apenas a un tercio del intercambio entre Estados Unidos y Canadá ese año y a aproximadamente una cuarta parte del comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea; es decir, poco más del 1 % de los 33 billones de dólares (28,4 billones de euros) de comercio mundial registrados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En otras palabras, estos flujos difícilmente alterarán el conjunto del comercio global.

El rasgo principal de estos intercambios es su fuerte desequilibrio. Más que un bloque, proyectan la imagen de una China rodeada de tres dependencias. Dentro del grupo, el vínculo dominante es el de Rusia con China. Antes de la invasión de Ucrania por Moscú en 2022 y las sanciones occidentales, Rusia estaba principalmente orientada hacia Occidente y el comercio bilateral con China apenas superaba los 150 000 millones de dólares (129 000 millones de euros).

Desde la entrada en vigor de las sanciones, las exportaciones rusas a China han aumentado alrededor de un 70 %, sobre todo energía, y las ventas chinas a Rusia lo han hecho en torno a un 60 %, principalmente bienes civiles y militares de doble uso (semiconductores, cojinetes, equipos de transporte, productos químicos, textiles).

Si bien este cambio ha convertido a China en un socio esencial para Rusia, no se da la reciprocidad: China absorbe aproximadamente un tercio de las exportaciones rusas y suministra más de la mitad de sus importaciones, mientras que Rusia apenas representa en torno al 6 % de las compras exteriores chinas y el 3 % de sus ventas al exterior.

Además, buena parte de esta reorientación comercial respondió a un giro coyuntural en las prioridades de Moscú, que se alejó de Occidente y se acercó a Pekín. En 2025 la relación bilateral incluso se contrajo: las cifras de aduanas chinas apuntan a una caída cercana al 9 % desde comienzos de año. Rusia, por otra parte, ha perdido peso como proveedor energético de China, por detrás de Arabia Saudí e Irán.

Los datos sobre el resto del «CRINK» son escasos. Pekín y Teherán mantienen un acuerdo de 25 años por el que China se compromete a adquirir algo menos de la mitad de la producción petrolera iraní. Fuera de ese marco, el intercambio bilateral sigue siendo modesto y, desde 2022, se ha reducido alrededor de un 20 %.

Rusia e Irán, ambos exportadores de energía, comercian poco entre sí: Moscú vende productos forestales y maquinaria, mientras que Teherán suministra textiles, drones y cohetes destinados a la guerra en Ucrania. El comercio de China con Corea del Norte continúa siendo marginal a escala mundial, dado que Pekín respaldó las sanciones de la ONU de 2017 vinculadas al programa nuclear norcoreano. Y aunque Rusia mantiene intercambios con Pionyang, los volúmenes siguen siendo insignificantes frente al comercio global.

Otro factor que limita el alcance del bloque es la creciente cautela de Pekín en su comercio y cooperación con Moscú, Teherán y Pionyang, en particular en materia de inversión transfronteriza. Aunque el acuerdo de enero de 2025 con Teherán prevé inversiones chinas en la infraestructura energética iraní, más allá de ese marco China mantiene un control estricto de sus finanzas. En concreto, por ahora no ha respaldado el segundo gasoducto «Fuerza de Siberia» (PoS-2) y muestra una reticencia similar a ampliar su exposición en Rusia.

Los cuatro países han intentado reducir su dependencia de los canales de pago en dólares. Rusia, por ejemplo, ha aumentado el uso del yuan en los pagos transfronterizos en torno al 17 % en los últimos años. Esta preferencia —a veces presentada como un intento de destronar al dólar, moneda de reserva internacional— está lejos de amenazar su primacía y responde sobre todo a la voluntad de sortear mecanismos basados en el dólar —como la Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT)—, donde las transacciones son rastreables y de la que Rusia ha estado prácticamente excluida desde el inicio de la guerra en Ucrania.

En suma, aunque las relaciones dentro de este «eje del tumulto» plantean desafíos geopolíticos, diplomáticos y militares, la amenaza es sensiblemente menor en el terreno económico y financiero. El grupo no reúne el peso suficiente en el comercio mundial de bienes y servicios ni en los flujos de divisas como para alterar de forma significativa los equilibrios existentes.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Francia con el título «Liens Chine-Russie-Iran-Corée du Nord : plus fragiles et moins déterminants économiquement qu’ils n’y paraissent»

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