Los gobiernos de todo el mundo impulsan la identidad digital

La billetera digital, que permite gestionar tareas administrativas, transacciones bancarias y mucho más, está ganando terreno en todas partes. Suiza abrió el camino con una estrecha mayoría en un referéndum. El Reino Unido también está lanzando un proyecto cuya finalización está prevista para 2029. Los Estados miembros de la UE deben sentar las bases para la introducción de la identidad electrónica antes de que acabe 2026

Por Oliver Signus
22 de octubre de 2025 15:52 Actualizado: 22 de octubre de 2025 16:06

Países de todo el mundo aceleran la transición hacia la identidad electrónica (eID). A finales de septiembre, Suiza abrió el camino mediante un referéndum. Según swissinfo.ch, la votación fue muy ajustada: el 50,4 % apoyó la ley de identidad electrónica y el 49,6 % la rechazó. La participación alcanzó el 49,6 %. El concepto digital también avanza con rapidez en el Reino Unido, aunque con condiciones.

El gobierno británico pretende frenar el empleo ilegal con la identificación electrónica

A finales de septiembre, el primer ministro británico Keir Starmer anunció —según «heise online»— el inicio de un proyecto para implantar una identificación electrónica obligatoria. Su aplicación se prevé para el final de la legislatura (julio de 2029). Los empleadores deberán utilizarla para verificar la elegibilidad laboral de los candidatos, con el objetivo de frenar el empleo ilegal. La identificación digital será además preceptiva para toda persona que desee trabajar.

El documento de identidad electrónico servirá como acreditación oficial del nombre, la fecha de nacimiento, la nacionalidad y la residencia. Incluirá una foto biométrica y se almacenará en el teléfono inteligente. La identidad digital se usará tanto en prestaciones públicas —asistencia social y atención sanitaria— como en servicios privados —banca y seguros—, convirtiéndose en la llave de acceso central a una amplia gama de servicios digitales.

El Gobierno subraya que la policía no podrá exigir el documento de identidad electrónico en controles, con el fin de evitar la obligación general de portarlo. Hoy por hoy, llevar un documento de identidad no es obligatorio en el Reino Unido. El documento se emitirá de forma gratuita y se celebrará una audiencia pública antes de remitir la propuesta legislativa al Parlamento.

En Alemania, el DNI electrónico forma parte del documento nacional de identidad desde 2010. Sin embargo, según el Monitor de Gobierno Electrónico, apenas lo utiliza en torno al 25 %. Su adopción se ve lastrada por obstáculos técnicos —lectores de tarjetas y exigencia de PIN—, por la escasa implicación de administraciones y empresas y por la limitada competencia entre los proveedores de servicios de DNI electrónico. Todo ello limita su implantación en el sector privado.

Un acuerdo de coalición establece la obligatoriedad de las cuentas ciudadanas digitales en Alemania

Para que el DNI electrónico se convierta en el estándar digital, el Ministerio Federal de Asuntos Digitales y Modernización del Estado prevé desplegar una infraestructura de código abierto, con el objetivo de facilitar a empresas y proveedores la creación de servicios propios basados en el DNI electrónico y de impulsar la competencia y la usabilidad.

Al mismo tiempo, el Reglamento (UE) 2024/1183 exige que Alemania disponga de una cartera digital (EUDI) antes de finales de 2026, en la que, además del DNI electrónico, puedan almacenarse permisos de conducir, certificados y otros documentos de identificación. Para ello, el Gobierno alemán desarrolla una cartera EUDI de gestión pública y acceso gratuito, que se implantará de forma gradual y ampliará sus funcionalidades hasta 2027. También se permitirán soluciones de carteras no gubernamentales, siempre que cumplan altos estándares de seguridad.

Además, el acuerdo de coalición entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Gobierno federal del Partido Socialdemócrata (SPD) propone introducir una cuenta ciudadana digital obligatoria (página 58). Esta integrará la cartera EUDI, BundID y otros servicios digitales, de modo que el acceso a los procedimientos administrativos quede plenamente digitalizado.

Casi todos los Estados miembro de la UE operan actualmente un nodo eIDAS nacional. Se trata de un componente técnico esencial de la infraestructura europea eIDAS, que permite el intercambio transfronterizo de datos de identidad electrónica entre autoridades, empresas y ciudadanía de los Estados miembro. Todo ello se regula en el Reglamento eIDAS (UE) n.º 910/2014. Veinticinco de los 27 Estados miembro (a enero de 2025) disponen de este nodo. Muchos emplean un software de referencia facilitado por la Comisión Europea para reutilizar soluciones de identificación electrónica. «Las aplicaciones incluyen tarjetas de identidad inteligentes tradicionales, como las de Bélgica, Estonia y España; el SPID italiano de niveles múltiples; y soluciones móviles como MitID de Dinamarca y BankID de Noruega».

Desde septiembre de 2018, el Reglamento eIDAS exige el reconocimiento mutuo de todos los sistemas de identificación electrónica notificados en los procedimientos administrativos, lo que permite a la ciudadanía de la UE utilizar su identificación nacional en otros países. En Austria, por ejemplo, el nodo central eIDAS redirige a los usuarios directamente a su sistema de origen e importa los datos de identidad al registro nacional una sola vez. Luxemburgo, Lituania y Francia ofrecen servicios similares mediante FranceConnect a través de portales de inicio de sesión, mientras que Suecia (BankID) y los Países Bajos (DigiD) amplían sus soluciones nacionales de autenticación.

Suecia, Estonia, India y Singapur están muy avanzados

En Suecia, la implantación del documento de identidad electrónico (eID) está muy avanzada. BankID se considera prácticamente universal. Más de ocho millones de suecos —en torno al 80 % de la población en 2024— utilizan su versión móvil o de escritorio para la banca en línea, los trámites con la Administración, los portales de salud y servicios privados. Gracias a la estrecha integración con los principales bancos e instituciones, la ciudadanía puede autenticarse y firmar con validez jurídica la gran mayoría de los servicios en línea mediante BankID.

En el contexto global, tres países —Estonia, India y Singapur— presentan un grado especialmente elevado de desarrollo en eID. En Estonia, casi toda la población adulta utiliza la tarjeta inteligente eID o Mobile ID, introducida en 2002. Aproximadamente el 99 % de las transacciones gubernamentales se gestionan de forma digital a través de la plataforma X-Road.

Singapur suma más de seis millones de usuarios activos de Singpass, que ofrece autenticación unificada —incluidas firmas electrónicas con validez legal— para servicios públicos y privados. La población oficial asciende a aproximadamente 6,1 millones (a junio de 2025).

Según la Autoridad de Identificación Única de la India, el país cuenta con más de 1 300 millones de identificaciones Aadhaar verificadas biométricamente, utilizadas para gestionar prestaciones sociales, cuentas bancarias y el registro de tarjetas SIM. Al mismo tiempo, permanece abierto el debate sobre protección de datos e inclusión digital.

Todo empezó hace 25 años

La historia de la identidad electrónica (eID) arranca a comienzos del milenio, cuando gobiernos e instituciones de investigación empezaron a diseñar soluciones digitales para identificar con seguridad a la ciudadanía en línea. Un antecedente temprano fue el proyecto de investigación de la UE «Facilitación de los servicios administrativos para los europeos que se desplazan» (2000–2001), que planteó una identidad digital universal para servicios administrativos transfronterizos. El objetivo era apoyar digitalmente a las personas que se trasladan entre países mediante tarjetas inteligentes y documentos electrónicos.

Por primera vez se abordó de forma explícita la separación entre autenticación y autorización. A partir de ahí, los desarrolladores trataron ambos procesos como pasos independientes: la autenticación —con un documento de identidad o un inicio de sesión— verifica quién es el usuario; la autorización determina qué puede hacer, por ejemplo, a qué datos puede acceder.

Estonia logró su primer gran avance en 2002. Como Estado postsoviético sin estructuras administrativas sólidas, optó por una transformación digital integral e introdujo una identificación electrónica obligatoria integrada en el documento nacional de identidad. Esta identidad permitió no solo la autenticación segura ante las autoridades, sino también el voto electrónico, la firma digital, la dispensación de recetas y la presentación de la declaración de la renta. El país interconectó sus bases de datos públicas mediante la plataforma X-Road y se convirtió en un referente mundial de gobernanza digital.

En los años siguientes, otros países europeos siguieron el ejemplo. Bélgica introdujo el DNI electrónico en 2004 y Austria implantó la firma digital, más tarde denominada ID Austria.

Un hito clave fue la aprobación del Reglamento (UE) n.º 910/2014, conocido como eIDAS (identificación electrónica, autenticación y servicios de confianza), que estableció el marco jurídico europeo para las identidades electrónicas y los servicios de confianza. Obliga a los Estados miembro a reconocer mutuamente sus sistemas nacionales de identificación electrónica y sienta las bases de los servicios administrativos digitales transfronterizos. En 2024 le sucedió el Reglamento (UE) 2024/1183, que exige a todos los Estados miembros disponer de una cartera digital antes del otoño de 2026.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Weltweit treiben Regierungen die Einführung der digitalen Identität voran»

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