SALUD Y BIENESTAR

¿Tiene usted somnolencia diurna excesiva? Podría estar vinculada con la presión arterial alta

octubre 27, 2025 16:14, Last Updated: octubre 27, 2025 18:19
By

Si duerme ocho horas, pero, aun así, necesita una tercera taza de café al mediodía, el problema puede no estar en su dormitorio, sino en sus venas.

Un amplio estudio reciente, publicado en eBioMedicine (familia The Lancet), halló que las personas con niveles más altos de ciertas moléculas en sangre —como los ácidos grasos omega-6, presentes principalmente en frutos secos, semillas y aceites vegetales— eran significativamente menos propensas a sufrir somnolencia diurna excesiva (SDE).

La SDE es un síntoma clave de la narcolepsia y de la apnea obstructiva del sueño, que afecta del 5 al 18 % de los adultos en España, según el Instituto del Sueño. La apnea del sueño se asocia con presión arterial alta, enfermedades cardiacas y diabetes.

Según el Dr. Eusebi Chiner, neumólogo y miembro del Grupo Coordinador del Año de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica) 2025-2026 de Trastornos Respiratorios del Sueño en el Hospital Universitario de Castellón, «la mitad de los pacientes con apnea del sueño son hipertensos y el 40 % de los hipertensos roncadores padecen, a su vez, apnea del sueño. La somnolencia diurna excesiva (SDE) por apnea obstructiva del sueño aumenta la probabilidad de hipertensión, insuficiencia cardiaca e ictus; el uso de un dispositivo de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) puede prevenir el incremento de la tensión arterial si se utiliza más de cuatro horas por noche».


Lea también: El perdón: un camino para equilibrar nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos


En el ámbito laboral se observa una prevalencia de entre el 16 y el 17 % de SDE. Así lo indica el estudio «Somnolencia diurna excesiva e higiene del sueño en adultos trabajadores de España», publicado en 2019, que encuestó a 1 224 trabajadores de ambos sexos, de distintos sectores, con edades entre 18 y 65 años.

«Estamos empezando a comprender cómo y por qué se produce la SDE, cuáles son los primeros signos que sugieren que alguien podría padecerla y qué podemos hacer para ayudar a los pacientes», afirmó en un comunicado de prensa el investigador principal, Tariq Faquih, becario posdoctoral del Brigham and Women’s Hospital.

¿Qué ocurre en su sangre?

Los investigadores observaron que quienes presentaban niveles más altos de siete metabolitos sanguíneos concretos se mantenían más alerta durante el día.

Analizaron muestras de sangre de más de 6 000 adultos (edad media: 48 años), midieron los niveles de metabolitos y los compararon con la somnolencia referida por los participantes.

Una de las asociaciones más sólidas con una menor somnolencia diurna fue la de los ácidos grasos omega-6. Estas grasas, conocidas por favorecer la salud cardiovascular y cerebral, también ayudan al organismo a producir melatonina —la hormona que promueve el sueño—, lo que facilita mantenerse alerta tras una noche de buen descanso. Según el estudio y trabajos previos, aumentar la ingesta de ácidos grasos omega-3 y omega-6 puede ayudar a conciliar el sueño con mayor rapidez.

Otra molécula encontrada en niveles más altos entre las personas más alertas fue la esfingomielina, un tipo de lípido presente en casi todas las células, especialmente en el sistema nervioso. Desempeña un papel relevante en la señalización hormonal y puede contribuir a regular el reloj interno del organismo que controla los ciclos sueño-vigilia. El propio organismo puede sintetizar esfingomielina, pero también se halla en alimentos como los huevos y los lácteos, que pueden elevar sus niveles.

Pequeños cambios, efectos reales

Las mejoras no fueron espectaculares, pero sí significativas.

Por cada aumento estándar de estos metabolitos beneficiosos, los participantes registraron variaciones medias de entre un tercio y medio punto en la Escala de Somnolencia de Epworth (ESS), herramienta ampliamente utilizada que mide la probabilidad de quedarse dormido en situaciones cotidianas, como leer o viajar en coche.

La ESS va de 0 a 24. Una puntuación de 11 o más se considera excesiva, y en torno al 15 % de los participantes alcanzó ese umbral.

«Un cambio de dos puntos en la ESS es lo que normalmente se considera clínicamente significativo», señaló la supervisora del estudio, la Dra. Susan Redline, profesora de medicina del sueño en la Facultad de Medicina de Harvard, en un correo electrónico enviado a The Epoch Times.

«Las personas con somnolencia diurna moderada han informado de que esto afecta a su funcionamiento diario», explicó Faquih.

Aparecen diferencias entre sexos

Las asociaciones entre los metabolitos sanguíneos y la somnolencia fueron más marcadas en los hombres.

En ellos, niveles más altos de O-sulfato de tiramina —un compuesto derivado de la descomposición de alimentos como los quesos y las carnes curadas— se vincularon a una mayor somnolencia diurna. Este metabolito también se asoció con peor calidad del sueño y con un retraso en los horarios de descanso, probablemente porque puede alterar vías implicadas en el sueño, como las relacionadas con la melatonina.

En las mujeres, las asociaciones fueron menos acusadas. Los investigadores sugieren que las fluctuaciones hormonales ligadas al ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia pueden enmascarar estas relaciones.

Aun así, en estudios europeos más amplios empleados para replicar los hallazgos, las mujeres con niveles más altos de omega-6 y de ácidos grasos omega-3 —presentes en pescados grasos como el salmón, así como en frutos secos y aceites— también fueron menos propensas a referir somnolencia diurna, lo que sugiere que las grasas saludables son relevantes para ambos sexos.

¿Qué sigue? ¿Puede la dieta ayudar a tratar la SDE?

Los investigadores consideran que sus hallazgos podrían abrir la puerta a nuevas formas de tratar la fatiga diurna, con especial énfasis en intervenciones nutricionales, suplementos o fármacos dirigidos a estas vías metabólicas clave.

En la actualidad, los tratamientos para la somnolencia diurna se basan en estimular el cerebro para ayudar a los pacientes a sentirse más despiertos, mediante medicamentos con receta o terapias para la apnea del sueño, como la presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP). Estas opciones aumentan determinados neuromoduladores promotores de la vigilia, pero no actúan de manera directa sobre la nutrición ni sobre el metabolismo del organismo.


Lea también: Los anticonceptivos hormonales pueden afectar los procesos cerebrales que regulan el miedo


«Nuestro estudio sugiere que la dieta y la genética pueden desempeñar un papel importante en la SDE», señaló Faquih, aunque advirtió de que se necesita más investigación para comprobar si elevar de forma deliberada estos metabolitos reduce la somnolencia en situaciones reales.

Los autores también señalan limitaciones: medir metabolitos no es sencillo y basarse en la somnolencia declarada por los participantes, en lugar de pruebas clínicas de sueño, deja lagunas.

El siguiente paso son los ensayos clínicos, que podrían aclarar hasta qué punto los cambios dietéticos influyen en los niveles diarios de energía.

«Realizar un ensayo clínico sería un gran paso adelante y podría ayudarnos a comprender en qué medida estos metabolitos —y la magnitud de sus efectos— influyen en la SDE», añadió Faquih en un correo electrónico.

Información con contenido de The Epoch Times edición Estados Unidos.

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en España y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.

Ver en lagranepoca.com
COMPARTIR