El silencio del Gobierno de Pedro Sánchez sobre las causas del apagón eléctrico que afectó a más de 55 millones de personas en la península ibérica el 28 de abril, muchas de las cuales pasaron alrededor de 16 horas atrapadas en trenes y ascensores, está generando reacciones a todos los niveles tanto dentro como fuera de España.
Según un artículo de opinión de The Telegraph, hay fuentes en Bruselas que afirman que las autoridades españolas estaban llevando a cabo un experimento antes del colapso, con el objetivo de evaluar hasta qué punto podían aumentar la dependencia de las energías renovables, en preparación para la eliminación gradual de los reactores nucleares en España a partir de 2027.
La fuente compara los hechos con lo sucedido en Chernobyl en 1986, cuando una prueba para simular las condiciones de apagón en un reactor de refrigeración desencadenó una serie de fallos catastróficos. Los operadores ignoraron las advertencias de que el reactor número cuatro tenía una potencia insuficiente, lo que resultó en una catástrofe en cadena.
Nemesio Fernández-Cuesta, asesor energético senior de Alantra Partners y exsecretario de Estado de Energía, también ofreció su visión en El Confidencial.
«Red Eléctrica buscaba lograr objetivos de política energética días antes del apagón», declaró Fernández-Cuesta.
«Un conductor va a 120 kilómetros por hora por una carretera de montaña que tiene un límite de velocidad de 30. Pasa la primera curva y se siente satisfecho, pero en la segunda se le cruza un conejo. Se despista, frena mal, no toma la curva y se despeña. ¿De quién es la culpa? ¿Del conejo, de la curva, de la carretera, del conductor o de quien le dijo al conductor que fuera a esa velocidad?».

Raúl Bajo Buenestado, experto en energía en el Instituto Baker para las Políticas Públicas (Baker Institute for Public Policy) de la Universidad Rice, donde obtuvo su doctorado en Economía, comentó sobre el tema en un artículo analizando las energías renovables.
Buenestado escribió que, minutos antes del colapso de la red, «las fuentes renovables representaban el 78 % de la producción eléctrica de la red peninsular, con la energía solar aportando por sí sola cerca del 60 %. Por el contrario, las tecnologías convencionales —como las centrales de gas y nucleares— solo representaban alrededor del 15 % del mix energético total. Esta configuración no es inusual en España o Portugal —donde son habituales las altas proporciones de energía renovable— especialmente en días soleados y ventosos».
«El riesgo de cortes a gran escala en las redes eléctricas con un alto porcentaje de energías renovables es bien conocido». Él explica que, a diferencia de las centrales eléctricas convencionales, las instalaciones solares y eólicas «no pueden garantizar de forma autónoma la estabilidad de la red en caso de perturbaciones». El apagón ibérico del 28 de abril pone de relieve la importancia de estas vulnerabilidades reconocidas desde hace tiempo, dijo el experto.
En su artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal titulado «La física detrás del apagón español», Björn Lomborg señaló que «apenas una semana antes del apagón, España presumía de que, por primera vez, las energías renovables suministraban el 100 % de su electricidad, aunque solo durante un período de minutos alrededor de las 11:15 a.m.».
Al igual que Buenestado, Lomborg destacó que la red ibérica estaba alimentada en gran parte de energía renovable (74 % según sus datos), con un 55 % proveniente de energía solar.
«Se cayó bajo el brillante sol del mediodía. Cuando la frecuencia de la red ibérica comenzó a fallar el 28 de abril, la alta proporción de generación solar y eólica de la red no pudo estabilizarla. Esto no es especulación; es física. A medida que el suministro eléctrico en España colapsó, Portugal se vio arrastrado, porque los dos países están estrechamente interconectados a través de la red eléctrica ibérica», agregó.
También recordó que la empresa matriz del operador de la red eléctrica española lo admitió en febrero: «La alta penetración de la generación renovable sin las capacidades técnicas necesarias para mantener su correcto funcionamiento en caso de perturbación […] puede provocar cortes en la generación eléctrica, que podrían ser graves».
Lomborg, presidente del Consenso de Copenhague e investigador visitante del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, dijo que pese a las evidencias «el gobierno español sigue negándose a aceptarlo».
Aun admitiendo desconocer la causa del apagón de abril, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, insistió en que no hay «ninguna evidencia empírica» que responsabilice a las renovables y que España no se va a desviar ni un milímetro de sus ambiciones en materia de energía verde.
Lomborg sostiene que, a menos que el país —y sus vecinos— acepten un mayor riesgo de apagones, esto requerirá costosas mejoras.
«Puede que esta noticia no sea grata para el Sr. Sánchez, pero ni siquiera un primer ministro puede superar la física», concluye.

También se han analizado otros aspectos del problema. Bank of America afirmó que España ha invertido en la red en una proporción del 0,35 % en comparación con el gasto en renovables en los últimos cinco años, frente al 0,8 % en Alemania y el Reino Unido. «Años de infra inversión han dejado a la red con dificultades para mantener el ritmo», declaró Tancrede Fulop, analista de Morningstar.
Mientras se proponen diversas causas, y después de más de un mes de espera, el Congreso iniciará una investigación sobre los hechos que apuntan a la Red Eléctrica de España, filial del grupo Redeia Corporación S.A., que opera en régimen de monopolio como el operador del sistema eléctrico, encargándose de asegurar el correcto funcionamiento del suministro y garantizando en todo momento la continuidad y seguridad de la distribución de electricidad.
Red Eléctrica gestiona toda la red de transporte de energía eléctrica en alta tensión, desde los puntos de generación hasta la red de distribución.
La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) es el principal accionista de Redeia, la cual actúa a nivel internacional como operador del sistema eléctrico. En consecuencia, se considera responsable de prevenir una crisis de la magnitud de la interrupción del suministro eléctrico como la que ocurrió, debiendo restablecer el servicio con la mayor celeridad posible.

Redeia niega responsabilidades
La presidenta de Redeia, Beatriz Corredor, declaró que no se produjo «ningún fallo» en Red Eléctrica durante el gran apagón del pasado 28 de abril en toda la península ibérica, por lo que descartó que la empresa gestora deba afrontar ningún tipo de indemnización a las reclamaciones que ya recibe.
«No está en nuestra agenda», hacer provisiones en las cuentas de Redeia para atender ningún tipo de compensación, dijo Corredor en su intervención en el congreso empresarial iberoamericano organizado por Ceapi en Sevilla, según El Mundo.
«La ley en España, la ley del sector eléctrico le da al operador la función de recabar esos datos y trasladarlos a las autoridades competentes desde la más absoluta confidencialidad y respeto a datos […] nosotros no tenemos intereses económicos ni en la generación de electricidad ni en la venta de electricidad».
Según Corredor, «la posición de Red Eléctrica es neutral, independiente», a diferencia del «resto de agentes en el sector eléctrico español tienen una serie de intereses económicos y de competencia entre ellos, que obligan a que la confidencialidad sea escrupulosa».
Confrontación entre el Gobierno y las empresas eléctricas
La Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (AELEC), que agrupa a Iberdrola, Endesa y EDP, desmintió esta semana las acusaciones de que las principales eléctricas del país estarían «ocultando información o dilatando» sus respuestas a los requerimientos relacionados con el apagón peninsular del 28 de abril.
Esta reacción se produjo después de que el Gobierno hubiera solicitado por carta a las empresas del sector que, antes del próximo martes, envíen la información pendiente sobre el incidente y que «colaboren» en la investigación europea del apagón, según informó la agencia EFE.
AELEC subrayó que las compañías están colaborando activamente con todos los organismos y comités de investigación, tanto nacionales como europeos, y que seguirán haciéndolo con total transparencia.
Confrontación entre las empresas eléctricas y la investigación europea
El 20 de mayo, AELEC expresó su descontento con las afirmaciones publicadas por ENTSO-E, la organización que agrupa a los operadores de sistemas de transmisión de electricidad en Europa. Esta organización había declarado el 9 de mayo que, «en el momento del incidente, no había oscilaciones y las variables del sistema eléctrico se encontraban dentro del rango normal de operación».
ENTSO-E (European Network of Transmission System Operators for Electricity) tiene como objetivo principal garantizar la seguridad y fiabilidad del suministro eléctrico en toda la región, promoviendo una infraestructura energética eficiente y un mercado eléctrico integrado dentro de la Unión Europea.
Sin embargo, AELEC destacó que el apagón que se desencadenó a las 12:33 del pasado 28 de abril estuvo precedido por importantes oscilaciones de tensión en toda la red ibérica, durante la mañana del evento y durante la semana previa».
«Sorprendentemente, el análisis preliminar que ENTSO-E, entidad que coordina y agrupa a los Operadores del Sistema europeos, ha hecho del incidente, ignora esta circunstancia, y afirma que la red estaba en situación normal segundos antes del apagón», añadió.
Las empresas de AELEC dijeron que la extrema subida de tensión en la red eléctrica provocó la desconexión automática de instalaciones de generación y consumo de las empresas.
«En los nudos de interconexión con la red de transporte se empezó a advertir en todo el territorio peninsular un incremento en la inestabilidad de la tensión a partir de las 10:00 de la mañana, incrementándose a partir de entonces. Estas tensiones elevadas y oscilantes pudieron medirse en diversos nudos de la red de transporte cuyas medidas son observables por las empresas de aelēc», declaró Marina Serrano, presidenta de AELEC.
AELEC señala, además, que la información preliminar publicada por ENTSO-E parece apuntar a una pérdida de 2.200 MW de generación como origen del incremento de tensiones, sin que hasta la fecha ni REE ni ninguna otra fuente aportaran ninguna información concreta sobre ello.
«No hay constancia de que el origen del incidente esté en la desconexión de ninguna instalación de generación. Por el contrario, nuestros asociados observaron incrementos de tensión en la red eléctrica que fue el origen de que se desconectaran distintas instalaciones de generación y de consumo. En todo caso, la pérdida de 2200 MW no debería ser la causa de ningún apagón, sino que el sistema debería aguantar la pérdida de hasta 3000 MW de potencia de generación, según los criterios establecidos por la propia ENTSO-E».
Vea la secuencia de hechos ocurrida el 28 de abril y publicada el 9 de mayo por ENTSO-E aquí.
Congreso creará una comisión ante la «ausencia de información»
El Congreso aprobó el pasado miércoles dos solicitudes para crear una Comisión de Investigación sobre la crisis de suministro eléctrico: una a solicitud del Grupo Popular y otra impulsada por los grupos Socialista y Sumar.
El 5 de junio, durante la creación de Comisiones y Subcomisiones, los congresistas apuntaron a Red Eléctrica de España y Redeia.
Según los parlamentarios, apenas unos días antes del apagón generalizado, a través de sus redes sociales oficiales Redeia «descartaba con rotundidad que existiera posibilidad de apagón y desoyendo advertencias que apuntaban que se estaba produciendo alguna contingencia».
Ellos citaron la declaración de la multinacional energética Repsol, que apenas cinco días antes del apagón alertó a sus clientes por problemas en el sistema eléctrico que la obligaron a paralizar la actividad de su refinería en Cartagena, Murcia».
Repsol envió un carta a sus clientes sobre una parada inesperada ocurrida el 22 de abril debido a problemas técnicos con el suministro eléctrico, comunicando que «estos problemas se deben a circunstancias ajenas a su control».
También vertieron críticas al silencio de Sánchez.
«Resulta preocupante constatar […] la ausencia de un plan de actuación del Gobierno en su conjunto para abordar situaciones críticas, su incapacidad para revertir con eficacia y celeridad las consecuencias y su dejación de funciones e incapacidad de asumir responsabilidades, junto a su habitual opacidad y falta de transparencia», afirmaron los congresistas.

Los congresistas basaron estas afirmaciones en las acciones del presidente.
Cuando ocurrió el apagón el presidente Sánchez convocó al Consejo de Seguridad Nacional a primera hora de la tarde y realizó dos comparecencias: a las 18:05 h. y a las 22:53 h. A las 18:05 h. definió la incidencia eléctrica como una «una fuerte oscilación en términos técnicos del sistema eléctrico europeo» y afirmó que «todavía no hay información concluyente» y que se producirían momentos críticos. A las 22:53 h. informó que el 50 % del suministro eléctrico nacional había sido restablecido.
«El presidente del Gobierno apareció ante la opinión pública sin explicar las causas que provocaron la crisis energética sufrida, ni ofreció certeza alguna sobre el tiempo en el que se normalizaría la situación. Ausencia de información que, lejos de transmitir tranquilidad y confianza a los españoles, generó mayor inquietud al trasladar la imagen de un Ejecutivo sobrepasado por las circunstancias incapaz de asumir una situación de esta gravedad que afectaba a una infraestructura crítica y de garantizar que ordenaría lo oportuno para evitar su repetición en el futuro».
«Finalmente, el día 29 de abril, en su tercera comparecencia, el presidente del Gobierno traslada que se sigue sin analizar lo sucedido, difiere responsabilidades a operadoras privadas y deriva la investigación de los hechos a una comisión dependiente del ministerio de Transición Ecológica para determinar las causas».

¿Cómo evitar futuras consecuencias devastadoras no previstas?
La emergencia generada por el apagón tuvo consecuencias devastadoras que afectaron prácticamente a todos los ámbitos. Entre los más graves se encuentran las incidencias en las infraestructuras y servicios de transporte, especialmente en el ferroviario, donde millones de pasajeros quedaron atrapados durante horas sin asistencia ni información en trenes y estaciones de toda España.
Los congresistas han planeado una investigación para analizar este y otros efectos del incidente.
Durante el pleno el 5 de junio, los legisladores advirtieron sobre la vulnerabilidad de los datos e información especialmente protegida al caer el suministro eléctrico, lo que dejó inoperativos los protocolos de seguridad establecidos.
Asimismo, se constató que las interrupciones afectaron a los centros de trabajo, impidiendo el desarrollo de cualquier actividad laboral, lo que ocasionó importantes pérdidas económicas. Esto llevó al cierre preventivo de numerosas empresas y comercios, tanto grandes como pequeños, generando a su vez alarma en la población ante la perspectiva de desabastecimiento.
Los ciudadanos se vieron privados de acceso a servicios bancarios y otros establecimientos, lo que ocasionó incidentes y temor a saqueos. La imposibilidad de realizar pagos telemáticos y la paralización de los cajeros automáticos, que dejaron de funcionar, aumentaron el caos.
El sector sanitario también sufrió graves consecuencias. La interrupción brusca del suministro eléctrico impidió la realización de pruebas y atenciones médicas, provocando retrasos en diagnósticos y, en algunos casos, afectando la atención crítica para los pacientes. Incluso, algunas máquinas necesarias para mantener con vida a los enfermos dejaron de funcionar.
La caída de las comunicaciones telefónicas creó situaciones complicadas, especialmente para aquellos que no podían contactar con familiares o personas vulnerables, como las personas con discapacidad o dependientes de dispositivos médicos eléctricos, así como para acceder a los servicios de emergencia.
El caos circulatorio, especialmente en las grandes ciudades, generó enormes retrasos en los desplazamientos y la sobreocupación en relación con los transportes públicos por carretera.
El mundo entero observó con preocupación la crisis española, preguntándose por la falta de previsión ante un colapso de tal magnitud.
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