El agroterrorismo chino y la vulnerabilidad de las universidades estadounidenses

Los visados para estudiantes podrían servir como caballo de Troya para el agroterrorismo del régimen chino

Por Antonio Graceffo
16 de junio de 2025 20:02 Actualizado: 16 de junio de 2025 20:02

Un complot agroterrorista vinculado a China en el que está implicada una universidad estadounidense revela cómo los visados de estudiante siguen siendo un punto débil crítico para la seguridad nacional de Estados Unidos.

El 3 de junio, las autoridades federales estadounidenses acusaron a dos estudiantes de posgrado procedentes de China, Jian Yunqing y Liu Zunyong, de introducir ilegalmente en Estados Unidos un peligroso patógeno biológico.

El patógeno, Fusarium graminearum, es un hongo conocido por causar la pudrición de la espiga en cultivos clave, como el trigo, la cebada, el maíz y el arroz, lo que provoca pérdidas agrícolas por valor de miles de millones de dólares cada año en todo el mundo.

El hongo también produce toxinas nocivas para los seres humanos y el ganado, como la vomitoxina y la zearalenona, que pueden provocar vómitos, daños hepáticos, problemas reproductivos y otras afecciones. Debido a su capacidad de destrucción masiva, está clasificado en la literatura científica como un arma potencial para el terrorismo agrícola.

Según el Departamento de Justicia, Liu, investigador de la Universidad de Míchigan, fue detenido en Detroit tras intentar supuestamente introducir de contrabando el Fusarium graminearum en Estados Unidos a través del Aeropuerto Metropolitano de Detroit en julio de 2024. Aunque en un primer momento negó tener conocimiento de las muestras, Liu admitió posteriormente que las había ocultado intencionadamente en papel de seda dentro de su equipaje, sabiendo perfectamente que estaban prohibidas, según la fiscalía.

Liu declaró a las autoridades que su objetivo era entregar el hongo a un laboratorio de la Universidad de Míchigan, donde su novia, Jian Yunqing, estaba llevando a cabo una investigación. Según los documentos judiciales, ambos habían trabajado anteriormente en China en el Fusarium graminearum y habían recibido financiación de Pekín.

Los investigadores recuperaron comunicaciones electrónicas que supuestamente revelaban que ambos habían hablado sobre la investigación que se estaba llevando a cabo en el laboratorio y el envío de material biológico para investigar en Estados Unidos. Según los fiscales, entre las pruebas adicionales encontradas en los dispositivos electrónicos de Jian se encontraba la confirmación de su pertenencia y lealtad al Partido Comunista Chino.

Ambos individuos enfrentan múltiples cargos, entre ellos conspiración, contrabando de mercancías a los Estados Unidos, declaraciones falsas y fraude de visados. Jian fue detenida y compareció ante un tribunal federal en Detroit, mientras que a Liu se le denegó la entrada en los Estados Unidos y fue devuelto a China. Al no existir un tratado de extradición entre ambos países, es poco probable que se prosiga con el proceso judicial, a menos que Liu regrese a territorio estadounidense.

Los fiscales federales describieron el caso como una grave amenaza para la seguridad nacional. El fiscal estadounidense Jerome Gorgon afirmó en un comunicado que se trataba de «un indicio de la mayor preocupación», y advirtió del peligro que supone que ciudadanos extranjeros se aprovechen de las instituciones de investigación estadounidenses para llevar a cabo operaciones encubiertas en territorio estadounidense.

La Universidad de Míchigan emitió un comunicado el 3 de junio en el que afirmaba que no había recibido ninguna financiación estatal china para la investigación relacionada con los acusados y que estaba cooperando plenamente con las fuerzas del orden federales en la investigación en curso.

Aunque el espionaje vinculado al PCCh en las universidades estadounidenses es habitual desde la llegada al poder del líder chino Xi Jinping, este caso es único: en lugar de robar investigaciones estadounidenses para sacarlas del país, los sospechosos presuntamente intentaron introducir un arma biológica peligrosa en Estados Unidos.

El incidente pone de relieve la preocupación que desde hace tiempo tienen el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) sobre el agroterrorismo. El FBI ha advertido que el sistema agrícola estadounidense, debido a su tamaño, apertura y papel fundamental en la estabilidad nacional, es un objetivo prioritario para los ataques biológicos.

En una declaración de 2005, el FBI hizo hincapié en que los terroristas consideran que el sector alimentario y agrícola de Estados Unidos es un punto vulnerable, capaz de desencadenar crisis económicas e inestabilidad social. El DHS también clasifica este sector como infraestructura nacional crítica, ya que representa aproximadamente el 20 % de la economía estadounidense, y ha identificado el agroterrorismo como una amenaza grave que requiere esfuerzos coordinados de prevención.

El FBI, el DHS, el Departamento de Agricultura y la Administración de Alimentos y Medicamentos lanzaron conjuntamente la Iniciativa de Asociación Estratégica contra el Agroterrorismo para hacer frente a estos riesgos. Este programa colabora con la industria privada y los gobiernos estatales para identificar vulnerabilidades, mejorar el intercambio de información y desarrollar estrategias para prevenir la introducción de patógenos nocivos en el suministro alimentario.

Estas preocupaciones se han intensificado a la luz de los informes del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad, que afirman que China está recopilando datos de ADN para promover sus objetivos económicos, de seguridad y de política exterior. Si bien el muestreo genético durante los brotes puede ayudar a la vigilancia biológica, también plantea graves amenazas para la ciberseguridad, ya que los datos genómicos de los seres humanos, los cultivos y el ganado son cada vez más rastreables. Además, las personas, los agricultores y los minoristas se enfrentan a un riesgo cada vez mayor de ser objeto de ataques maliciosos.

A pesar de los esfuerzos del DHS, el FBI y otras agencias para prevenir el espionaje y el agroterrorismo del PCCh, las universidades estadounidenses siguen siendo un blanco fácil, una puerta trasera a través de la cual actores hostiles continúan accediendo a investigaciones sensibles. Recientemente, en marzo de 2025, el presidente del Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el PCCh advirtió que «el sistema de visados para estudiantes de Estados Unidos se ha convertido en un caballo de Troya para Pekín», ya que permite a los ciudadanos chinos acceder sin restricciones a programas de investigación de vanguardia con aplicaciones militares de doble uso.

Tanto los funcionarios de inteligencia como los legisladores han destacado que los campus estadounidenses están siendo explotados como conductos sistemáticos para la transferencia de tecnologías sensibles. El caso de la Universidad de Míchigan debería servir de advertencia. Si los agentes chinos siguen recibiendo visados de estudiante, el mundo académico estadounidense seguirá siendo una incubadora de las ambiciones tecnológicas y estratégicas del PCCh.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las de The Epoch Times.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «CCP Agroterrorism Threat Exploits Vulnerable US Universities»

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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