OPINIÓN:
Samuel Vázquez, presidente de Una Policía para el siglo XXI, una asociación de profesionales de la Seguridad Pública, dijo durante el Madrid Economic Forum que en España desde hace unos seis a siete años el «modelo policial está obsoleto» incapacitado para el tipo de criminalidad actual lo que está llevando al país «a un escenario no conocido» en el que «todavía no hemos visto lo peor».
En su opinión, es el resultado de tener a nivel jerárquico personas de un determinado partido político en vez de personas con capacidades para cerrar las puertas a la nueva delincuencia que ha ingresado al territorio.
«No protegen ciudadanos […] Tienen el carnet del partido, protegen al partido».
«No se quieren directores generales de la Policía y la Guardia Civil con experiencia, mérito, capacidad y antigüedad», dijo Vázquez al ser entrevistado en la mesa de seguridad del Forum, un evento económico y empresarial que tuvo lugar en el Palacio Vistalegre de Madrid del 6 al 8 de junio y que reunió a más de 7000 asistentes cada día.
Una Policía para el Siglo XXI, es una asociación representativa de miembros de todos los cuerpos policiales, estatales, autonómicos o locales, y de seguridad privada que operan en España, que se proponen desarrollar un nuevo modelo policial de acuerdo a las demandas de seguridad emergentes desde el punto de vista técnico policial. La asociación ha liderado una serie de denuncias judiciales.
Vázquez, su presidente, fue miembro de los Grupos Operativos de Respuesta (GOR) de la Policía Nacional en el sur de Madrid. Es graduado en Criminología por la Universidad de Salamanca y ha dedicado los últimos años a realizar estudios de modelos policiales comparados, escribiendo numerosos artículos de ciencia policial y participando en ponencias por toda España en donde ha expuesto su visión sobre la delincuencia extranjera. Es autor, entre otros libros,de «Justicia poética» (2019), «Disidencia controlada» (2021) y coautor con Josema Vallejo, vicepresidente de Una Policía para el Siglo XXI de «España, zona de confort criminal».
El Madrid Economic Forum está considerado como la alternativa al Foro de Davos en términos de liberalismo económico y contó con la participación de figuras como Javier Milei, Daniel Lacalle, Esperanza Aguirre y Ramón Tamames.
El presidente de Una Policía del siglo XXI dijo que Europa ya ha llegado a ver las consecuencias de este sistema en otros países como Francia, desde hace unas dos décadas, donde ha explotado un nuevo tipo de criminalidad.
En cambio, en España, «nosotros todavía no hemos visto lo peor. De hecho, no estamos ni cerca de haber visto lo peor, porque si algo nos demuestra el modelo comparado es que las ciudades y los países explotan con la segunda y tercera generación».
«Eso ya lo ha vivido Francia», añade Vázquez, lamentando que «nuestros líderes políticos, los que están al frente de las instituciones, no despiertan y esto nos aboca a un futuro muy negro si no hacemos algo».
«Cuanto antes mejor», sostiene el experimentado policía.
La «inmigración ilegal desbordada» destruye la economía
Vázquez destacó que España está sufriendo «procesos de inmigración ilegal que han cambiado barrios, han cambiado ciudades y han transformado países», lo que desencadena inseguridad y destruye la economía.
«Nosotros los estamos sufriendo desde hace pocos años y hay territorios en España como Cataluña y el País Vasco que están viendo una transformación evidente de nuestra cultura, de nuestras dinámicas sociales, de nuestra seguridad, de prácticamente todo».
El problema para las siguientes generaciones es que «si no logras crear un entorno de seguridad, ¿qué tienes? No tienes economía, ni tienes libre comercio, ni tienes absolutamente nada».
«Tienes cuatreros por los caminos, asaltadores, corrupción, eso es lo único que tienes, y cuando no logras imponer tu autoridad siempre viene un tipo violento que acabará imponiendo la suya que puede ser desde la criminalidad más tradicional, la mafia, la nueva criminalidad organizada, los flujos de trata de seres humanos que han incluso, en algunas rutas, sustituido a los flujos de tráfico de drogas del siglo XX, o más peligroso aún, el fanatismo religioso, la Sharía, que ya se está imponiendo en algunos barrios».
Expresar abiertamente sus opiniones sobre el tema, tiempo atrás casi les ha costado la carrera. «Asumimos ese coste si gracias a eso le vamos a dejar un mundo mejor a nuestros hijos», dice Vázquez.
La destrucción de una civilización
Para Vázquez, nuestra civilización se construyó dentro de muros y dentro de murallas, pero donde «los muros no son odio a lo de fuera», sino «son amor a lo de dentro».
Recreando tiempos pasados en que las personas que venían del extranjero tenían las puertas abiertas en la frontera dependiendo de sus intenciones de viaje, citó cuál es la diferencia.
Si alguien venía de Persia para vender sedas o de la Anatolia para vender cacharros, se les daba el pase.
«Ahora bien, si a lo lejos ves a 50 jinetes encapuchados y a caballo: “cierra las puertas”. Es evidente que tienes que cerrar las puertas y si no las cierras, cuando se derriben los muros tienes que ser consciente de que se acaba la civilización», dijo en relación a lo que considera que es una inmigración desbordada.
«Es así de sencillo. Vivimos en la civilización más libre y próspera que ha conocido la humanidad. Todo el mundo que huye de algo en el planeta Tierra, todos huyen hacia occidente, por algo será».
Pero, «no podemos permitir que repliquen sus mundos en nuestros mundos porque sus mundos son estados fallidos».
Según Vázquez, además de pedir a los inmigrantes que respeten la ley, se debe pedir que «se integren en nuestras dinámicas sociales y en nuestra cultura».
«No podemos permitir crear estados paralelos. Sabemos por Francia, sabemos por Suecia lo que supone la creación de estados paralelos donde imponen su cultura y sus dinámicas sociales».
Esto es lo que le diría a los extranjeros que no se integran: «Mira, yo no te pido que creas en mi Dios, no te consiento que cierres una calle, tires alfombras y reces al tuyo. No te pido que entres en mi iglesia, no te consiento que tapes la cabeza de niñas de 12 años antes de entrar a nuestros colegios».
A quienes no se integran, proponen que el Estado les dé un billete de vuelta.
«Al final, también tenemos que coger el ejemplo que nos dan otros lugares donde ya hay varias generaciones con este problema social de interacción».
«Ahí vemos que, efectivamente, si no hay seguridad, tampoco atraemos, si queremos atraer inversión. Estamos en un foro económico, ¿no estamos hablando de esa capacidad de retención de talento de inversión? Sin esa confianza y, por tanto, sin seguridad en primera instancia, se nos borra todo lo demás importante».
Josema Vallejo, vicepresidente de Una Policía para el siglo XXI, agregó que en este momento la gente observa que las calles de las ciudades no están limpias y están llenas de delincuentes, pero los impuestos que debían servir para eso se siguen cobrando.
«Es una estafa», dijo.
Vallejo fue cabo primero de la Guardia Civil, especialista en Información y Tráfico. También es Trabajador Social y máster en Prevención de Riesgos Laborales por la Universidad de Zaragoza. Es autor de diversas obras, artículos y ponencias en materia de seguridad vial y dinámicas sociales de la delincuencia. Es autor junto a Vázquez de «Don’t fuck the Police. Un modelo policial que protege al poder y no al ciudadano».
«España, zona de confort criminal»
Vallejo y Vázquez escribieron el libro «España, zona de confort criminal», que trata sobre las organizaciones criminales internacionales, mandos policiales que «han convertido la seguridad en su cortijo», «una sociedad temerosa y desorientada frente al deterioro de su país», cientos de asociaciones y «ONG subvencionadas que convierten el drama en negocio» y «una clase política incompetente y cobarde, cuando no condescendiente con el crimen».
Ellos expresan que la mafia italoamericana fue el sistema más perfecto de criminalidad del siglo XX porque estuvo dominando ciudades de millones de habitantes durante décadas mientras controlaba «alcaldes, jefes de policía y (…) sindicatos de estibadores de los puertos por donde entra la mercancía, por esas tres cosas».
Ahora los que delinquen no lo hacen por poco sino que «delinquen por estatus y poder, marcan territorio, controlan».
Vallejo citó varios casos de autoridades involucradas con los criminales, pero pese a las evidencias públicas, hay políticos en Europa «que han mantenido el discurso de la negación, que han perseguido a los policías, que los han denunciado, y que han negado el problema hasta el último momento».

Policías se enfrentan a jóvenes delincuentes tras el desfile del autobús del equipo del PSG, cerca de la avenida de los Campos Elíseos en París, el 1 de junio de 2025, al día siguiente de la victoria del PSG en la final de la Liga de Campeones de la UEFA 2025 contra el Inter de Milán en Múnich. (ROMAIN PERROCHEAU/AFP vía Getty Images)
«En los albores de un narcoestado»
La realidad ha cambiado y lo que se veía en el cine ahora ocurre en los barrios, asegura Vázquez. «Hoy hay matrimonios forzados, hay chicas a las que están practicando ablaciones, hay torturas, hay contenedores donde encierran a personas y las torturan por tráfico de drogas».
«Estamos viviendo ahora mismo los albores de un narcoestado. El narcoestado dará paso al terrorismo, narcotráfico o sea narcoterrorismo y ahí es cuando la sociedad acabará y esto que nos parece tan lejano ha ocurrido en México, ocurrió en Colombia, ocurrió en Guatemala, en Nicaragua y en El Salvador».
Vallejo tiene la esperanza de que esto «se puede revertir, pero sería deseable que antes de revertirlo procuráramos que no se iniciara ese proceso».
La realidad también se puede ver en cifras, aunque considera que han sido manipuladas.
Entre los homicidios intentados y consumados, estos ascienden a cerca de 1700. Lo que no se compara «ni en el peor año de ETA de los 80». Aun así, a estos números hay que agregar una cifra desconocida de lesionados, ya que luego de que la persona no ha fallecido, muchas veces se clasifica su caso como lesiones.
Las agresiones sexuales también se han elevado fuertemente los últimos años.
«Las agresiones sexuales antes de la llegada de este Gobierno, antes de los procesos de inmigración ilegal desbordados, en el espacio y en el tiempo, eran 1700 a 1800». Hoy «estamos en 5000».
Una Policía del siglo XXI propone establecer dos niveles de administración, una es la Agencia de Seguridad Territorial y otra es la Agencia de Seguridad Nacional, dependientes ambos del Ministerio del Interior con motivación para los miles de agentes, implementando una carrera profesional que base sus recompensas en el mérito y la capacidad.
También propone, entre otras cosas, transformar el sistema prospectivo de criminalidad, basado en la estadística, para dirigirlo hacia un modelo analítico que busque la causa y no la consecuencia. Pasar de lo cuantitativo a lo cualitativo.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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