Por qué los drones son el centro de una posible guerra entre Estados Unidos y China

La escala y la velocidad (no un diseño perfecto) decidirán la guerra con drones, lo que empujará a Washington a reducir la burocracia y enviar miles de flotas autónomas, dicen los analistas

Por Sean Tseng
9 de octubre de 2025 07:45 Actualizado: 9 de octubre de 2025 07:45

Análisis de noticias

En los campos de batalla actuales, robots voladores económicos son capaces de localizar, interferir y eliminar objetivos con una velocidad de reacción superior a la de cualquier humano. China está decidida a inundar los cielos con ellos.

En respuesta, Estados Unidos trabaja en la construcción de sus propios enjambres, perfeccionando software más inteligente y endureciendo las restricciones a la tecnología china, mientras las líneas del frente de Ucrania sirven como campo de pruebas para evaluar la eficacia de estas tecnologías.

La competencia no se centra en un único «mejor dron», declaró un analista a The Epoch Times. Se trata, en cambio, de una carrera entre la capacidad de China para movilizar una enorme industria civil de drones con fines bélicos y el esfuerzo de Estados Unidos por convertir prototipos inteligentes en producción en masa y, después, integrarlos con software y redes aliadas.

Para prevalecer, afirmó el analista, Washington debe acelerar las aprobaciones y las pruebas, comprar en grandes cantidades y adoptar estrategias que han demostrado su eficacia en el campo de batalla de Ucrania: apostar por sistemas abiertos, facilitar actualizaciones rápidas y producir y desplegar miles de unidades.

Cualquier enfrentamiento futuro, especialmente por Taiwán, se decidirá por la escala, la velocidad y las lecciones aprendidas de Ucrania, según el analista.

La fusión civil-militar de China

La maquinaria de drones de consumo de China es enorme.

China entregó más de 3,17 millones de drones civiles en 2023, con más de 2300 empresas y al menos 1000 modelos en producción en masa, según declaró el viceministro de Industria y Tecnología de la Información en una conferencia de prensa en abril de 2024.

Este ecosistema, liderado por la empresa china Da-Jiang Innovations (DJI), el mayor fabricante de drones del mundo, alimenta una cadena de suministro de piezas de bajo coste —motores, ópticas, radios y controladores de vuelo— que puede adaptarse al uso militar prácticamente de la noche a la mañana.

Esto ilustra la estrategia de fusión civil-militar del Partido Comunista Chino (PCCh): un proceso dirigido por el Estado que pone la industria de consumo al servicio de la maquinaria militar.

Pekín está invirtiendo con la misma intensidad en tecnología utilizada para neutralizar drones.

En julio, el gigante estatal Norinco exhibió un láser de 50 kilovatios montado en un camión, el OW5-A50, promocionado como un asesino de enjambres durante un simulacro de «control fronterizo» ampliamente publicitado en el que también se mostraron diversos sistemas no tripulados.

En septiembre, un desfile militar presentó nuevos drones junto con láseres antidrones y armas de microondas. Sin embargo, equipos como el sistema de microondas Hurricane-3000 aún se encuentran en fase de pruebas de campo, según un informe exclusivo de Army Recognition Group, sitio web de noticias de defensa.

Las hazañas civiles podrían servir como evidencia de capacidades militares. En Yunnan, por ejemplo, en julio, una flota coordinada de drones de carga pesada transportó 180 toneladas métricas de acero y hormigón a una montaña para construir torres de tendido eléctrico en días en lugar de semanas: un atisbo de la capacidad logística que podría ser crucial en el reabastecimiento en tiempos de guerra.

Un vehículo aéreo no tripulado (UAV) remolcando un cable sobrevuela el río Dadu en Ya’an (Sichuán, China), el 20 de diciembre de 2016. El UAV se utiliza para tensar un cable que conecta ambos lados de un puente durante la construcción. Zhang Jian/Chengdu Economic Daily/VCG

En recientes exhibiciones aéreas, China también ha promocionado una «nave nodriza de drones», una gran aeronave no tripulada diseñada para lanzar y recuperar decenas de drones más pequeños. Sin embargo, dada la escasez de detalles técnicos, los observadores incierta su viabilidad y su valor en combate real.

«El mensaje es claro: Pekín quiere escala tanto en ataque como en defensa», declaró a The Epoch Times Stephen Xia, exingeniero del Ejército Popular de Liberación (EPL) y ahora analista del equipo militar.

EE. UU. contraataca a China

Ante la urgencia, Washington intenta desvincularse de las piezas chinas al tiempo que refuerza su propia capacidad.

En junio, la administración Trump emitió una orden ejecutiva para acelerar la fabricación nacional de drones y reducir la dependencia de proveedores extranjeros.

Al mes siguiente, el Departamento de Comercio abrió una investigación de seguridad nacional, al amparo de la Sección 232, sobre las importaciones de drones y componentes afines, una medida que podría traducirse en un aumento de los aranceles o incluso en prohibiciones de importación.

En septiembre, las autoridades estadounidenses anunciaron nuevas normas que podrían restringir o prohibir por completo muchos drones y piezas chinas, basándose en medidas anteriores. Un tribunal federal también confirmó la autoridad del Pentágono para clasificar a DJI como «empresa militar china», lo que endurece aún más las restricciones sobre la mayor marca de drones de consumo del mundo.


La iniciativa Replicator del Departamento de Guerra se comprometió a entregar «miles» de sistemas autónomos, desechables y de bajo coste para agosto de 2025.


El programa Blue AUS del Pentágono mantiene una lista pública y verificada de pequeños drones y componentes que cumplen requisitos de ciberseguridad y cadena de suministro —excluyendo productos fabricados en China— y orienta a los compradores del Departamento de Defensa y otras agencias hacia opciones confiables.

«La política solo sienta las bases; la verdadera prueba es desplegar hardware a gran escala», afirmó Mark Cao, analista de tecnología militar radicado en EE. UU., exingeniero de materiales y presentador del canal de YouTube de noticias militares en chino «Mark Space».

La iniciativa Replicator del Departamento de Defensa, lanzada en agosto de 2023, se comprometió a entregar «miles» de sistemas autónomos, desechables y de bajo coste para agosto de 2025, presionando a las fuerzas armadas para que los adquirirlos con mayor rapidez y en grandes cantidades.

El programa prioriza los sistemas de drones que se pueden producirse con rapidez y a gran escala, eludiendo los lentos procesos tradicionales de adquisición en defensa.

Funcionarios de defensa declararon a DefenseScoop el mes pasado que cientos ya han llegado a unidades militares —aún lejos del objetivo original—, pero que la financiación y el impulso continúan. The Epoch Times no pudo verificar esta afirmación de forma independiente.

El concepto encaja con la promesa del comandante del Indo-Pacífico, el almirante Samuel Paparo, de convertir el estrecho de Taiwán en un «infierno sin tripulación» si el régimen chino lanza un ataque, utilizando enjambres por aire, mar y tierra para frenar al EPL y ganar tiempo para fuerzas más pesadas. Paparo hizo estas declaraciones al The Washington Post durante el Diálogo de Shangri-La en Singapur en junio de 2024.

Un vehículo de prueba representativo de producción YFQ-44A se encuentra en una cámara de pruebas en Costa Mesa (California). Este vehículo es uno de los dos prototipos que serán cruciales para asegurar el dominio aéreo de la Fuerza Conjunta en futuros conflictos, aprovechando capacidades autónomas y la colaboración entre tripulados y no tripulados para derrotar amenazas enemigas en entornos disputados. (Dominio público).

En el nivel más alto, los pilotos robóticos de la Fuerza Aérea ya están en el aire. El YFQ-42A de General Atomics comenzó las pruebas de vuelo en agosto, mientras que el YFQ-44A de Anduril está previsto que vuele a mediados de octubre, según anunció el mes pasado el principal responsable civil de la Fuerza Aérea.

El factor clave es el software. AMORPHOUS, de L3Harris, pretende permitir permitir que un único operador asigne y reasigne tareas a miles de drones y embarcaciones no tripuladas de distinto tipo a través de una sola interfaz: la columna vertebral de mando y control para exigencias de enjambre a gran escala.

Los drones rusos dependen de piezas chinas

Al abrir un dron ruso averiado, aparece la cadena de suministro global.

«Hay una buena cantidad de componentes y microprocesadores chinos en los drones rusos, junto con prácticamente todo lo necesario para ensamblar drones de visión en primera persona (FPV)», declaró a The Epoch Times Samuel Bendett, asesor del Centro de Análisis Navales, especializado en sistemas no tripulados.

«La transferencia es directa y sin obstáculos».

Señaló que los fabricantes rusos encargan piezas para drones FPV directamente a fabricantes chinos y mercados en línea.

«El suministro es barato y abundante», afirmó Bendett, «hasta el punto de lastrar los intentos de Rusia por fabricar esas piezas a nivel nacional».


Hay una buena cantidad de componentes y microprocesadores chinos en los drones rusos
(Samuel Bendett, asesor del Programa de Estudios sobre Rusia del Centro de Análisis Navales)


Una investigación de Reuters publicada en julio rastreó motores chinos L550E —etiquetados como «unidades de refrigeración industrial»— hasta un fabricante ruso, sancionado, de drones de ataque utilizados en Ucrania. Kiev también ha incluido en la lista negra a varios proveedores chinos tras encontrar sus piezas en aeronaves abatidas.

Pekín ha restringido algunas exportaciones de productos de doble uso desde julio de 2024 para «salvaguardar la seguridad nacional», medidas que han encarecido y complicado el envío de componentes como cámaras infrarrojas y sensores inerciales.

Sin embargo, esta demostración de influencia también evidenció la dependencia global del suministro chino, acelerando la apuesta de Washington por reducirla mediante medidas de la Sección 232, el programa Blue UAS y prohibiciones de compra, según Cao.

Clientes ingresan a la tienda insignia de DJI en Shenzhen (China), el 12 de abril de 2025. El Pentágono ha calificado a DJI como «empresa militar china». Cheng Xin/Getty Images

Drones ucranianos

«Si la ventaja de China reside en su masa y capacidad de suministro, la de Ucrania está en su velocidad y adaptación», declaró Cao a The Epoch Times.

Señaló que, durante el último año, unidades ucranianas han pasado de ataques con drones indioviduales a enjambres asistidos por inteligencia artificial (IA) que coordinan sus propias ofensivas bajo fuerte interferencia: aún a pequeña escala, pero diseñados para ampliarse.

El Pentágono ha asignado 50 millones de dólares (unos 43 millones de euros) para 33 000 «kits de ataque» de IA de Auterion, empresa suizo-estadounidense de software de defensa y robótica, para equipar al ejército ucraniano. Estos kits convierten drones de bajo coste en armas resistentes a interferencias y con seguimiento de objetivos, integrando mejoras de campo en los inventarios habituales.

Los drones navales ucranianos, como el Magura V5, obligaron a valiosos activos de la armada rusa a replegarse de Crimea, redefiniendo las operaciones en el Mar Negro desde finales de 2023. Los planificadores navales estadounidenses toman nota mientras elaboran estrategias de disuasión para Taiwán.

Según Cao, la guerra electrónica deja las lecciones más duras.

«Los inhibidores pueden cegar o secuestrar un dron; la respuesta es mayor autonomía y navegación que no dependa del GPS», afirmó, señalando drones rusos FPV con conexión de fibra óptica que eluden los inhibidores convencionales.


Si la ventaja de China reside en su masa y capacidad de suministro, la de Ucrania reside en su velocidad y adaptación. (Mark Cao, analista de tecnología militar)


Bendett añadió que, cuando los enjambres controlados por IA lleguen en masa, las ciberdefensas por sí solas no serán suficientes; también necesitarán escudos físicos como redes metálicas, armadura de jaula, señuelos y armas cinéticas tradicionales.

«Tanto Rusia como Ucrania ya desarrollan láseres con ese fin», señaló.

Estados Unidos también experimenta con armas de energía dirigida.

En una prueba con fuego real a finales de agosto, la empresa estadounidense de guerra electromagnética Epirus demostró que un solo pulso de su sistema de microondas de alta potencia Leonidas puede desactivar un enjambre de 61 drones, un posible escudo de bajo coste.

Exhibición de drones de fabricación rusa durante un foro en el que participan desarrolladores, fabricantes y operadores de sistemas no tripulados y robóticos en el Centro de Innovación Skolkovo, a las afueras de Moscú, el 14 de agosto de 2025. Tatyana Makeyeva/AFP vía Getty Images

Quién va a la vanguardia y por qué es importante

En drones comerciales y de consumo, así como en el ecosistema de componentes que los respalda, China lidera con un margen considerable.

La fusión civil-militar le permite desplegar rápidamente plataformas suficientemente buenas y respaldarlas con un creciente conjunto de armas antidrones, señaló Cao, aunque gran parte del equipo más nuevo del EPL sigue sin probarse en combate.


Estados Unidos sigue marcando el ritmo en cuanto a autonomía de alta gama, drones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento probados en el campo de batalla, y software que integra flotas mixtas.


«El patio de armas no es un campo de batalla», afirmó.

«Estados Unidos sigue marcando el ritmo en autonomía de alta gama, inteligencia, vigilancia y reconocimiento probados en combate; drones de ataque, y software que integra flotas mixtas. Su principal obstáculo es convertir la innovación rápida en producción a escala industrial, precisamente lo que iniciativas como Replicator, el programa de Aviones de Combate Colaborativo y Blue UAS pretenden solucionar», explicó Cao.

Estados Unidos fue pionero en drones militares desde la Guerra de Vietnam, fijando hitos con Predator y Reaper, mientras que los avances iniciales de China se apoyaron en gran medida en la copia, según Cao.

«Pero la carrera actual no consiste en clonar fuselajes», afirmó. «Se trata de estandarización, modularidad y velocidad: tratar la autonomía como un software que puede impulsarse rápidamente y comprarse por miles cuando funciona».

Empleados trabajan en una línea de producción de drones destinados a la exportación en una fábrica en Ruichang, provincia de Jiangxi, China, el 27 de noviembre de 2024. STR/AFP vía Getty Images

Lo que EE. UU. puede aprender de Ucrania

Cao identificó tres lecciones recurrentes. En primer lugar, las cifras importan más que la perfección: diseños de arquitectura abierta, logística ágil y actualizaciones de software continuas superan constantemente a armas sofisticadas que llegan tarde.

En segundo lugar, las señales son un frente de batalla: los inhibidores cortan enlaces de control y empujan a los drones a depender de la autonomía a bordo, lo que exige contramedidas más inteligentes y baratas (pulsos de microondas, láseres, señuelos, incluso jaulas metálicas) para que un soldado no dispare un misil de un millón de dólares (unos 861 000 euros) contra un cuadricóptero de cien dólares (unos 86 euros).

En tercer lugar, las cadenas de suministro son estratégicas: mientras las piezas chinas dominen, las sanciones se convierten en un juego del gato y el ratón; la respuesta más eficaz es superar la producción y adaptarse rápido con los aliados.

«La fortaleza de China reside en la movilización masiva. La respuesta de Estados Unidos debe ser software, producción aliada y velocidad», afirmó Cao. «Si Washington convierte las demostraciones actuales (kits de ataque con IA, control de enjambres, pilotos robóticos) en pedidos repetidos y unidades desplegadas, podrá contrarrestar la ventaja fabril de China y elevar el coste de cualquier conflicto para Pekín. De lo contrario», advirtió, «los cielos y mares que rodean Taiwán podrían estar dominados por quienes envían más rápido, no necesariamente por quienes diseñan mejor».

Gu Xiaohua contribuyó a este informe

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Why Drones Are Center of Potential US–China Warfare»

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