Un destructor de misiles guiados de la Armada de Estados Unidos llegó a la capital de Trinidad y Tobago el 26 de octubre para participar en maniobras con fuerzas locales, en un contexto de tensión creciente entre Washington y Caracas.
El USS Gravely, un destructor de la clase Arleigh Burke, permanecerá en el país hasta el 30 de octubre, mientras la Unidad Expedicionaria de la Infantería de Marina de Estados Unidos desarrolla ejercicios conjuntos con la Fuerza de Defensa de Trinidad y Tobago, según informó la Embajada estadounidense.
La encargada de negocios de la Embajada, Jenifer Neidhart de Ortiz, declaró el 24 de octubre que ambos países trabajan de forma coordinada para afrontar amenazas comunes —como el crimen transnacional— y reforzar su capacidad de respuesta.
«La alianza entre Estados Unidos y Trinidad y Tobago ejemplifica la fortaleza regional mediante la colaboración», afirmó. «Nuestra cooperación garantiza más seguridad y estabilidad en toda la región del Caribe».
Operaciones Antinarcóticos
Esto ocurre apenas un día después de que el Pentágono anunciara el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford en el área de responsabilidad del Comando Sur —que abarca Centroamérica, Sudamérica y el Caribe— para apoyar operaciones antinarcóticos en la región.
El gobierno socialista de Venezuela, cuestionado por la oposición, advirtió que los ejercicios conjuntos entre Trinidad y Tobago y Estados Unidos suponen una «seria amenaza» para la estabilidad caribeña, según un comunicado difundido el 26 de octubre por la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Venezuela acusó a Trinidad y Tobago de participar en una «provocación militar» en coordinación con la CIA y alegó que se estaba gestando un ataque de falsa bandera en las aguas entre ambos países.
El Gobierno venezolano aseguró haber detenido a un grupo de mercenarios con presuntos vínculos directos con la agencia de inteligencia estadounidense.
Una operación de falsa bandera es una acción planificada para aparentar que la ejecuta un tercero.
Caracas sostuvo que el presunto plan buscaba «generar una confrontación militar total» en su contra, pero no aportó pruebas que respaldaran esa acusación.
The Epoch Times contactó con la CIA para recabar comentarios, sin obtener respuesta en el momento de publicar esta información.
El presidente Donald Trump había declarado previamente que autorizó operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela, aduciendo dos motivos principales: el envío de presos a Estados Unidos por parte de Venezuela y la implicación del régimen en el narcotráfico.
«Han vaciado sus cárceles en Estados Unidos… Entraron por la frontera. Entraron porque teníamos una frontera abierta», declaró a la prensa en el Despacho Oval el 15 de octubre.
Venezuela respondió posteriormente a los comentarios de Trump, afirmando que violaban el derecho internacional y buscaban un «cambio de régimen» con el objetivo de controlar los recursos petroleros.
Trump ha acusado al líder venezolano Nicolás Maduro de estar involucrado en el narcotráfico, imputación que Maduro y el régimen gobernante de Venezuela han rechazado.
Desde septiembre, el ejército estadounidense ha llevado a cabo ataques letales contra embarcaciones en el mar Caribe que, según funcionarios estadounidenses, transportaban drogas ilegales a Estados Unidos.
El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, declaró el 24 de octubre que el ejército estadounidense llevó a cabo su décimo ataque contra una embarcación sospechosa de tráfico de drogas, afirmando que el grupo criminal transnacional Tren de Aragua operaba la embarcación en el mar Caribe. El ataque dejó seis muertos, añadió.
Jack Phillips contribuyó a este informe.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «US Warship Arrives in Trinidad and Tobago Amid Heightened Tensions With Venezuela»
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