La exprimera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, fue condenada a muerte el 17 de noviembre por la represión desatada en 2024 contra un levantamiento estudiantil que dejó cientos de muertos y provocó el fin de su mandato de 15 años.
El Tribunal Internacional de Crímenes de Bangladesh, con sede en la capital, Daca, declaró culpables a Hasina y a su estrecho colaborador, el exministro del Interior Asaduzzaman Khan, de crímenes de lesa humanidad por el empleo de fuerza letal contra los manifestantes.
Tanto Hasina como Khan se encuentran en la India tras huir al país vecino en agosto de 2024 y fueron condenados en rebeldía. Dado que Nueva Delhi se ha negado hasta ahora a extraditarlos, se considera improbable que la sentencia llegue a ejecutarse.
Un exjefe de policía fue condenado a cinco años de prisión tras un acuerdo con la fiscalía por el que pasó a ser testigo protegido contra Hasina, de 78 años e integrante de una dinastía política.
El asesor sanitario del gobierno interino de Bangladesh afirmó que más de 800 personas murieron y cerca de 14 000 resultaron heridas durante el levantamiento estudiantil de julio y agosto de 2024. En un informe de febrero, las Naciones Unidas estimaron que la cifra de muertos podría ascender a 1400.
«De buena fe»
Hasina sostuvo que ella y Khan «actuaron de buena fe y trataron de reducir al mínimo la pérdida de vidas».
«Perdimos el control de la situación, pero calificar lo sucedido como un ataque premeditado contra la ciudadanía es simplemente tergiversar los hechos», afirmó el 17 de noviembre en un comunicado en el que tildó el veredicto de «parcial y con motivaciones políticas».
«Lamento profundamente todas las muertes ocurridas en julio y agosto del año pasado, en ambos lados de la contienda política», declaró Hasina. «Pero ni yo ni otros líderes políticos ordenamos el asesinato de manifestantes».
Hasina, de 78 años, no podrá apelar el veredicto a menos que se entregue o sea arrestada dentro de los 30 días posteriores a la sentencia.

Hasina fue derrocada el 5 de agosto de 2024 y, tres días más tarde, el premio Nobel de la Paz bangladesí Muhammad Yunus asumió la jefatura de un gobierno interino.
Hasina fue la mujer que más tiempo ha ocupado la jefatura de gobierno, tras haber sido elegida para un cuarto mandato consecutivo en enero de 2024. Sin embargo, sus principales adversarios políticos boicotearon los comicios y miles de opositores fueron encarcelados en los días previos a la jornada electoral.
En aquel momento, los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido denunciaron que el resultado no podía considerarse legítimo. La Casa Blanca emitió un comunicado en agosto de 2024 negando que la administración Biden hubiera tenido participación alguna en la destitución de Hasina.
Yunus ha prohibido la actividad del partido Liga Awami de Hasina con vistas a las elecciones nacionales previstas para abril de 2026 y ha prometido castigarla, en un país que se enfrenta a una profunda inestabilidad.
El fallo se anunció en una retransmisión en directo de varias horas, mientras las familias de algunas de las víctimas mortales y heridas durante el levantamiento esperaban durante horas el veredicto del tribunal compuesto por tres jueces.
Algunos de los presentes en la abarrotada sala del tribunal aplaudieron cuando el juez Golam Mortuza Mozumder dio lectura a la sentencia de muerte.

Exilio en la India
En un comunicado de prensa difundido el 17 de noviembre, el Ministerio del Interior de Bangladesh instó a la vecina India a extraditar lo antes posible a Hasina y Khan.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de la India, en su propia nota, reconoció el veredicto, pero no precisó si entregaría a ambos a Daca. Su negativa a extraditarlos hasta el momento ha generado tensiones diplomáticas.
«Como Estado fronterizo, la India mantiene su compromiso con el bienestar del pueblo de Bangladesh, incluidos la paz, la democracia, la inclusión y la estabilidad en ese país. Siempre colaboraremos de forma constructiva con todas las partes interesadas para tal fin», reza el comunicado de Nueva Delhi.
Tras la sentencia, Yunus afirmó: «Nadie, independientemente de su poder, está por encima de la ley», y añadió que el empleo de fuerza letal contra jóvenes y niños que ejercían su derecho a protestar vulneró las leyes y el vínculo fundamental entre el gobierno y la ciudadanía.
El Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), liderado por Khaleda Zia, principal rival de Hasina y ex primera ministra, celebró la decisión del tribunal.
El secretario general del BNP, Mirza Fakhrul Islam Alamgir, declaró en una publicación de Facebook que el veredicto no era simplemente un juicio por los crímenes de Hasina, sino el fin de toda forma de dictadura en Bangladesh.
El país permanecía en alerta ante la posibilidad de que estallara la violencia tras el veredicto. Durante la última semana se registraron cerca de 50 ataques incendiarios, la mayoría contra vehículos, y decenas de explosiones caseras en todo el territorio.
Según informes de medios locales, dos personas murieron en esos ataques incendiarios.
Guardias fronterizos, paramilitares y policías fueron desplegados en Daca y en numerosas zonas del país después de que las autoridades del Tribunal Supremo solicitaran la presencia de soldados alrededor del tribunal antes de la lectura del veredicto.
Mientras los jueces leían el fallo, la policía apostada fuera del tribunal cargó con porras y utilizó granadas aturdidoras para dispersar a la multitud, algunos de cuyos miembros habían quemado neumáticos en las calles.
La Liga Awami, el partido de Hasina, convocó un paro nacional en protesta por el veredicto.

«Veredicto arbitrario»
Su hijo, Sajeeb Wazed, que actualmente reside en Estados Unidos, utilizó las redes sociales para calificar la sentencia del 17 de noviembre como un «veredicto arbitrario».
El padre de Hasina, Sheikh Mujibur Rahman, exprisionero político en Pakistán y héroe de la independencia de Bangladesh, fue homenajeado de forma simbólica cuando algunos opositores de Hasina se congregaron frente a la antigua casa de Rahman —ahora convertida en museo—, situada a pocos kilómetros del juzgado.
Los manifestantes llevaron dos excavadoras, al parecer con la intención de demoler el edificio, que ya había sufrido daños y saqueos durante las protestas de 2024.
El levantamiento del verano de 2024 comenzó tras semanas de protestas estudiantiles que expresaban su descontento con un sistema de cuotas para la asignación de empleos públicos que, según sus críticos, favorecía a quienes tenían vínculos con el partido de Hasina.
Las protestas continuaron, alimentadas por la brutal represión, incluso después de que el sistema de cuotas se redujera drásticamente.
Una vida marcada por la brutalidad
La trayectoria de Hasina ha estado atravesada por la violencia. Salvo su esposo, Abdul Wazed Miah, sus hijos y su hermana, Sheikh Rehana, el resto de su familia fue asesinado durante el golpe de Estado del 15 de agosto de 1975 en Bangladesh, en el que murieron su padre, su madre, sus hermanos menores y otras quince personas en los llamados «asesinatos de medianoche».
Hasina, su esposo y su hermana se encontraban de visita en Europa cuando ocurrió la matanza y se refugiaron en la residencia del embajador de Bangladesh en Alemania Occidental, antes de aceptar la oferta de asilo político de la entonces primera ministra india, Indira Gandhi.
Los miembros supervivientes de la familia vivieron exiliados en Nueva Delhi durante seis años, y el gobierno militar de Ziaur Rahman prohibió a Hasina regresar a Bangladesh.
Tras ser elegida presidenta de la Liga Awami en 1981, Hasina volvió al país y fue recibida por miles de simpatizantes del partido.
La sobrina de Hasina es la parlamentaria británica Tulip Siddiq, miembro del Partido Laborista y exministra anticorrupción del Reino Unido, quien aún no se ha pronunciado públicamente sobre la sentencia dictada contra su tía.
AP Media contribuyó a este informe.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Ousted Bangladeshi Prime Minister Sentenced to Death Over Brutal Crackdown».
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