La península ibérica experimentó el apagón más importante de toda la historia de la Unión Europea el 28 y el 29 de abril y las causas aún no están claras. Expertos en energía eléctrica están debatiendo sobre las posibles causas del corte generalizado y cómo puede prevenirse que vuelva a suceder en el futuro. A continuación, presentamos sus opiniones y sugerencias.
La empresa Red Eléctrica, el gestor de suministro energético en España declaró que se había producido lo que se conoce como un «cero» eléctrico a mediodía del 28 de abril. A las 23:15 del 29 de abril la compañía anunció «la normalización del funcionamiento del sistema» y hasta el momento de escribir esta pieza, el Gobierno español dice que las causas no se han determinado.
El cero absoluto y las oscilaciones
Según Álvaro de La Puente, profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de León, «un cero absoluto nacional es una situación extremadamente grave en la que la red eléctrica pierde completamente la tensión y todo el sistema se apaga. Es como si se pulsara un interruptor que desconecta de golpe todo el suministro. Sucedió porque, en apenas cinco segundos, se perdió más de la mitad de la capacidad de generación eléctrica».
«El sistema, al no poder equilibrar esa caída tan brusca entre la generación y la demanda, se protegió desconectándose automáticamente tanto a nivel interno como del resto de la red europea. Es una medida de autoprotección que, paradójicamente, implica un corte total», dijo de la Puente, según Science Media Centre.
Para entender mejor lo ocurrido Miguel de Simón Martín, profesor de ingeniería eléctrica de la Universidad de Leon, agregó que «podemos imaginar que la red eléctrica funciona como un sistema mallado de tuberías interconectadas por el que circula agua: algunas fuentes vierten agua —plantas generadoras— y otros puntos la drenan— consumidores».
«Si vertemos más agua de la que se consume, las tuberías podrían reventar; si vertemos menos, no se satisfaría la demanda», añade.
Esto hace que el equilibrio de este sistema «debe mantenerse de forma continua, las 24 horas del día, los 365 días del año, a pesar de las variaciones constantes en el consumo —previsibles dentro de ciertos márgenes gracias a los históricos— y procurando además que el suministro sea económicamente eficiente».
Red Eléctrica «detectó oscilaciones anómalas en la red que dificultaron su estabilización, lo que conllevó a un desacoplamiento automático de diversas instalaciones en el sistema», informó Iberdrola España, una de las empresas de suministro eléctrico en el país.
Las oscilaciones «se producen cuando se pierde el equilibrio entre la energía que entra el sistema —la que producen los generadores— y la que sale del sistema —la que se consume, más las pérdidas», señala Manuel Alcázar, profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Politécnica de Valencia.
«Esta oscilación en un momento en el que la demanda era baja, la generación fotovoltaica superaba el 55 % y había una reducida contribución de generadores que pudieran proporcionar inercia al sistema —solo un 3 % de ciclos combinados y un 10 % de hidráulica, con la nuclear a medio gas— han hecho que el sistema no haya podido hacer frente a la variación de frecuencia y se haya desencadenado una desconexión en cadena de generadores que ha provocado el apagón», agrega el ingeniero.

Factores para mantener el equilibrio: mallado, interconexión y generadores síncronos
En opinión de de Simón, para mantener esta estabilidadde la red eléctrica, en España se dispone de tres mecanismos:
El primero es el mallado, una red más mallada ofrece más rutas alternativas para repartir los flujos y evitar sobrecargas. El segundo es la interconexión, es decir, la conexión a redes vecinas permite recibir o exportar electricidad según las necesidades. En tercer lugar están los generadores síncronos que aportan la inercia y absorben las fluctuaciones actuando como pequeños depósitos de energía.
Para los generadores síncronos, de Simón sugiere los hidráulicos y térmicos, que proporcionan inercia mecánica.
«En resumen, una red grande, bien mallada, con fuertes interconexiones y abundantes generadores síncronos será más estable y menos propensa a fallos».
Falta interconexión internacional
Según de Simón, la red eléctrica peninsular española tendría un elevado grado de mallado y muy alta tensión y gran capacidad de generación síncrona de centrales hidráulicas y térmicas, por lo que «su punto débil siempre ha sido la limitada interconexión internacional». Esta interconexión está condicionada por la barrera geográfica de los Pirineos.
Actualmente, España tiene una capacidad de intercambio con Europa «de apenas un 3 %» respecto a la potencia instalada (3.977 MW sobre 132.343 MW), lo que está «lejos del 15 % fijado como objetivo para 2030 en el Marco de Políticas de Energía y Cambio Climático de la UE».
El experto menciona que según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el objetivo de España es alcanzar un 81 % de generación renovable en 2030. A finales de 2024, las energías renovables representaban ya el 66 % de la potencia instalada y produjeron el 58,95 % de la energía eléctrica generada. La eólica (37,53 %), la solar fotovoltaica (37,85 %) y la hidráulica (20,40 %) son las principales tecnologías renovables actuales.

¿Qué pudo suceder en el momento clave del apagón?
El problema que ve de Simón es que a diferencia de los generadores hidráulicos o térmicos, los sistemas eólicos y fotovoltaicos no disponen de inercia. «Esta característica hace que, a mayor penetración renovable, menor sea la robustez de la red».
«En consecuencia, con una baja capacidad de interconexión y una alta participación de generación renovable basada en inversores, nuestra red es hoy más vulnerable y dispone de menos margen de reacción ante perturbaciones».
De Simón señala que «algunas fuentes apuntan a una perturbación en la red francesa causada por la desconexión súbita de una línea de muy alta tensión (400 kV)» el lunes 28 de abril, aunque señala que se dispone de poca información oficial.
De confirmarse esto habría «desequilibrando gravemente el sistema español, más vulnerable por su menor interconexión y menor nivel de generación síncrona, en contraste con Francia, donde el 32,67 % de la potencia instalada es nuclear, proporcionando alta inercia», en su opinión.
Además, él sugiere que el problema se agravó por el contexto del momento, ya que a las 12 horas del día, cuando ocurrió el apagón, el 73 % de la demanda prevista (27 GWh b.c.) iba a ser cubierta con energía solar fotovoltaica y solo un 3,3 % con eólica.
Esto «aumentó la exposición a fluctuaciones de tensión. La caída de tensión derivada podría haber causado el desacople de plantas fotovoltaicas y eólicas, acelerando el colapso del sistema».
Marcial Gonzáles de Armas, ingeniero eléctrico de Science Media Centre, coincidió con que el apagón sucedió en España y Portugal, debido a su poca capacidad de interconexión con el resto de Europa. «Esto lo hace más vulnerable ante una conjunción de eventos como la que hemos vivido hoy, a pesar de que un cero energético es enormemente improbable».
Algo similar opina Álvaro de la Puente Gil, profesor de ingeniería eléctrica de la Universidad de León, que añade que en la práctica la red eléctrica española funciona casi como una isla energética. «Eso la hace más vulnerable a perturbaciones internas: si ocurre un fallo importante dentro del sistema peninsular, no puede recibir suficiente ayuda externa para estabilizarse».
«Además, en los últimos años se ha incrementado mucho la presencia de energías renovables, como la solar y la eólica, que son variables y dependen del clima. Esto puede hacer que el sistema sea más difícil de controlar en tiempo real, si no se cuenta con suficiente respaldo o almacenamiento».
Propuestas
De Simón sugiere, de una parte, incrementar la capacidad de interconexión. En ese sentido ya está en ejecución un nuevo enlace de 5000 MW entre España y Francia (Gatika–Cubnezais), previsto para finales de 2027. «Se trata de un enlace en corriente continua (HVDC) que permitirá desacoplar fluctuaciones de tensión y frecuencia entre ambos sistemas, además de casi duplicar la capacidad de intercambio».
Finalmente, «será fundamental el despliegue de sistemas de almacenamiento de energía y el desarrollo de microrredes capaces de aislarse de la red principal en caso de fallo, auto abasteciéndose mediante generación distribuida, que pueden ser fotovoltaica, minieólica, cogeneración, baterías, etc».
«Estas soluciones aumentarán la flexibilidad y la resiliencia de la red, aunque todavía requieren mayor madurez tecnológica y un apoyo regulatorio decidido».
Alcazar sugiere que a corto plazo «habría que limitar la producción de fotovoltaica, lo que ya se hace desde el centro de control renovables de REE a umbrales más bajos en períodos de baja demanda de cara a incrementar la generación rodante que aporte inercia al sistema para hacer frente a variaciones de frecuencia».
En el medio plazo, coincide en que la solución pasaría probablemente por fortalecer la interconexión con Francia y el resto del sistema eléctrico europeo.
También propone «instalar estabilizadores de frecuencia y tensión en la red de transporte para compensar la pérdida de inercia en el sistema por la alta penetración de renovables, especialmente, la fotovoltaica».
Otra medida que propone es mejorar la capacidad de sectorización de la red de transporte para aislar fallos y evitar que estos afecten a otras zonas, «aunque este punto no es evidente dada la rápida propagación de este tipo de eventos».
Una observación que hizo, es que «la rápida actuación de las protecciones en la interconexión con Francia es lo que ha evitado que el resto del sistema eléctrico europeo haya sufrido los mismos efectos que hemos tenido en la península».

Factor inercia de las centrales nucleares
En el momento del incidente varias centrales nucleares estaban paradas y una de la contribuciones de la energía nuclear es que «aporta inercia al sistema eléctrico, ayudando a evitar apagones frente a las oscilaciones en la frecuencia», explica el operador nuclear Alfredo García,
«En el momento del apagón, la mitad de la potencia nuclear estaba parada, en gran parte debido a los bajos precios de la electricidad y a una desproporcionada carga impositiva sobre las nucleares».
Para García, las centrales habrían ayudado a estabilizar el sistema eléctrico nacional ante las oscilaciones y variables.
Red Eléctrica, «que depende del Gobierno, fue quien autorizó esas paradas, siendo por tanto responsable de que no hubiera suficiente potencia firme de generadores síncronos que podrían haber evitado el apagón».
El operador citó al consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales, que advirtió al Gobierno que cerrar las centrales nucleares aumentaría la inestabilidad del sistema por la pérdida de potencia firme, así como las emisiones de dióxido de carbono y el precio de la electricidad, debido a su sustitución por centrales de gas, agregó García.
Cuando las centrales nucleares se desconectan de la red pasan a alimentarse de ella. Sin embargo, al producirse el apagón, estas arrancaron automáticamente sus generadores diésel, proporcionando energía a todos sus sistemas esenciales y de emergencia hasta que se recuperó el suministro eléctrico, dijo García.
¿Puede volver a ocurrir?
Ganzáles dice que «tanto a corto, medio y largo plazo este tipo de eventos es muy improbable que se repitan» ya que, en su opinión, con lo que se sabe hasta ahora sucedieron varios factores en cascada y se está realizando una correcta reposición del sistema.
Alcázar cree que no es previsible en los próximos días pero «es un evento que podría repetirse en el medio plazo si no se toman medidas para evitar que se reproduzcan las condiciones que han producido el apagón. Para ello, habrá que analizar en detalle cuáles han sido estas causas y actuar en consecuencia».
De la Puente cree que en los próximos días es poco probable que vuelva a ocurrir un apagón de la misma magnitud, «especialmente porque ahora el sistema estará en máxima alerta» y se están tomando medidas preventivas muy estrictas.
«No obstante, a medio plazo, si no se entienden bien las causas exactas y no se corrigen los posibles fallos estructurales, el riesgo no desaparece por completo. Es fundamental investigar a fondo qué originó la pérdida tan rápida de generación para poder evitar que se repita».
Gobierno anuncia una Comisión de investigación
El Gobierno de Pedro Sánchez anunció el 29 de abril la creación de una Comisión de investigación liderada por el Ministerio para la Transición Ecológica, que contará con aportaciones de varios organismos como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
Además, anunció que el Consejo de Seguridad Nacional ha acordado solicitar al Grupo Europeo de Coordinación de la Electricidad, que depende de la Comisión Europea, y a los reguladores independientes, que elaboren un informe independiente desde Bruselas. Conjuntamente, en materia de ciberseguridad, el presidente explicó que el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) y el Centro Criptológico Nacional están examinando ya los registros informáticos de Red Eléctrica y los operadores privados «para no descartar ninguna hipótesis».
«Los resultados de todos estos análisis se harán públicos y se presentarán a los medios de comunicación y a las Cortes», aseguró el Gobierno y se solicitará al Congreso de los Diputados que este asunto sea también objeto de su comparecencia el próximo 7 de mayo.
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