«Mataros sería como matar hormigas»: Así son las prisiones chinas donde se tortura a ciudadanos inocentes

Por Jocelyn Neo
15 de mayo de 2025 16:56 Actualizado: 15 de mayo de 2025 16:56

ADVERTENCIA: Contenido gráfico 

En las dictaduras, las prisiones se han utilizado durante mucho tiempo como lugares para infligir torturas extremas con el fin de quebrantar la voluntad de los encarcelados. Uno de esos países es la China comunista.

Los presos que han sobrevivido a la cárcel en China califican estos oscuros antros como «el infierno en la tierra», donde incluso ciudadanos inocentes —o, más concretamente personas cuyas opiniones no coinciden con las del régimen comunista— son encarcelados y sometidos a graves abusos incluidos los trabajos forzados.

A continuación, detallamos algunas de las prisiones e instalaciones secretas de China donde los detenidos —incluidos los presos por motivos religiosos— son torturados de forma habitual.

Recreación: Las camisas de fuerza pueden causar un dolor insoportable y desgarrar los tendones de los hombros, los codos y las muñecas, dañándolos de forma permanente y dejando a la víctima discapacitada. Dominio público.

Centros de educación legal

Cuatro cristianos de la Iglesia de Dios Todopoderoso fueron retenidos por la fuerza en un «centro de educación legal» en la ciudad china de Xi’an durante casi 60 días, según Bitter Winter, una revista sobre libertad religiosa y derechos humanos en China. Se les obligó a ver vídeos que difamaban a su iglesia y a escribir declaraciones en las que renunciaban a su fe.

Uno de los cristianos, que ya había sido detenido anteriormente en esas instalaciones, contó a Bitter Winter que los agentes de policía lo amenazaron diciendo: «Matarte sería como matar hormigas». Añadió que el lugar parecía una prisión.

«Todo era espantoso y aterrador, empezando por la puerta negra con pesadas cadenas de hierro para entrar en las instalaciones», dijo el hombre. «Me sentí como si estuviera en el infierno».

Según Minghui.org, una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos que informa sobre la persecución a Falun Gong en China, los «centros de educación legal» suelen estar atendidos por agentes de policía. No exigen ninguna prueba, documentación ni trámites legales para ingresar y los seguidores de Falun Gong son detenidos habitualmente por sus creencias y sometidos a lavado de cerebro en esos centros.

Recreación del atado de las piernas de un seguidor de Falun Gong en una posición de meditación cruzada. Cortesía de Minghui.org.
Practicantes de Falun Gong conmemoran las vidas perdidas durante 20 años de persecución por parte del régimen comunista chino en Sídney, Australia, el 19 de julio de 2019. The Epoch Times
Ilustración de uno de los métodos de tortura sexual empleados por los funcionarios comunistas chinos para coaccionar a las mujeres practicantes de Falun Gong a renunciar a su fe. Cortesía de Minghui.org.

La prisión es conocida por torturar a los practicantes de Falun Gong y ha ideado diversos métodos para infligirles daño. Los guardias de la prisión suelen animar a los reclusos a cometer los abusos a cambio de una reducción de la pena.

Uno de estos reclusos le dijo a un practicante: «Tenemos una cuota de muertes, así que no pasa nada si te matamos a golpes», según informó Minghui.org.

Las manos de un practicante de Falun Gong quedaron discapacitadas tras permanecer suspendido con una cuerda durante largos periodos de tiempo. Cortesía de Minghui.org.
Recreación de la tortura consistente en suspender a la víctima con una cuerda atada a los pulgares. Cortesía de Minghui.org.

La «casa fantasma»

Una pequeña habitación en el quinto pabellón de la prisión para mujeres de la provincia de Liaoning se utiliza específicamente para torturar a las practicantes de Falun Gong. Una de las practicantes que lo presenció llamó a esta habitación «la casa fantasma».

Al describir la experiencia de pesadilla, Zhang Guangyuan, de la ciudad de Anshan, provincia de Liaoning, contó a Minghui.org:

«En pleno invierno, torturaron a la practicante Han Xuejun, de la ciudad de Dalian, echándole agua fría dentro del abrigo y obligándola a permanecer de pie en el patio. Estaba nevando y la temperatura era inferior a los cero grados centígrados. Como se negaba a «transformarse», le introdujeron violentamente en la boca el desatascador del retrete. La Sra. Han fue perseguida continuamente durante más de un mes y sufrió trastornos mentales. Tenía los ojos apagados y no podía controlar la orina ni las deposiciones.

Más tarde, inició una huelga de hambre y la ataron a una cama de muerte para alimentarla a la fuerza. Al cabo de unos 20 días, la parte inferior de su cuerpo comenzó a supurar. La sala la trató como a una enferma mental y la llevó a los cuartos para enfermos mentales del hospital de la prisión. Una vez pasé por allí y la vi acurrucada en la cama, con las manos atadas a la espalda, los pies atados entre sí y la boca tapada con cinta adhesiva. Otros reclusos me dijeron que era porque no dejaba de gritar: «Falun Dafa es bueno»».

Dibujo que ilustra a guardias y reclusos alimentando a la fuerza a un practicante. Cortesía de Minghui.org.
Una recreación del método de tortura «banco del tigre», utilizado habitualmente para perseguir a los presos por sus creencias en los centros de detención y campos de trabajo chinos. Cortesía de Minghui.org.

Mando de entrenamiento de emergencia

Según un informe publicado el 2 de diciembre por Minghui.org, el pabellón 12 de la prisión para mujeres de la provincia de Liaoning no es lo que parece desde fuera.

Aunque se conoce como «mando de entrenamiento de emergencia», en realidad es «una prisión dentro de una prisión» diseñada para quebrantar la voluntad de los practicantes de Falun Gong que, de otro modo, «no pueden ser transformados».

«La única tarea de los guardias y los reclusos de este pabellón es torturar a los practicantes de Falun Gong. Las autoridades penitenciarias asignan a dos reclusos para vigilar a cada practicante las 24 horas del día. Los guardias entrenan a los reclusos en métodos de tortura diseñados para transformar a los practicantes, y los reclusos son recompensados con la reducción de sus condenas si consiguen que los practicantes renuncien a su fe», afirma el informe.

Una de las prisioneras por sus creencias detenidas aquí es Zhang Wei, de la ciudad de Donggang. Su condena terminaba en abril de 2024.

Se declaró en huelga de hambre para protestar por su detención y persecución. Los guardias de la prisión la arrastraron al hospital de la prisión, donde la alimentaron a la fuerza y «le inyectaron drogas desconocidas que dañan los nervios». Además, fue agredida físicamente y estaba demacrada y al borde de la muerte cuando la devolvieron a su celda.

Recreación de palillos clavados bajo las uñas. Cortesía de Minghui.org.

Prisión de mujeres de la provincia de Jiangxi

La prisión de mujeres de la provincia de Jiangxi es otra de las instalaciones utilizadas para perseguir a los presos por sus creencias. Según Minghui.org, los practicantes de Falun Gong encarcelados allí son sometidos habitualmente a torturas brutales, como inyecciones de drogas que alteran el sistema nervioso, ataduras con cinturones y camisas de fuerza, y trabajos forzados.

Prisión para mujeres de la provincia de Jiangxi. Cortesía de Minghui.org.

Cuando la Sra. Luo Chunrong ingresó en la prisión, el médico «insistió» en que tenía hipertensión arterial, según el informe. Se le obligó a tomar diversos medicamentos —más de 1000 pastillas— durante su condena, a pesar de que anteriormente gozaba de buena salud. Más tarde, los efectos secundarios de los medicamentos le provocaron un cáncer y la dejaron postrada en cama.

Falleció un año después, en mayo de 2019.

Presos extranjeros en la prisión de Lanzhou

La prisión de Lanzhou, en la provincia de Gansu, se utiliza para encarcelar a seguidores masculinos de Falun Gong, así como a un centenar de presos extranjeros procedentes de Pakistán y Afganistán que fueron trasladados desde la región de Xinjiang, famosa por la persecución de los musulmanes uigures, según Minghui.org. Estos presos fueron trasladados allí para encubrir los abusos cometidos contra los uigures.

Uno de los muchos que murieron a causa de las torturas extremas en la prisión de Lanzhou es el teniente comandante retirado Wang Youjiang, del Departamento de Comunicaciones del Mando Militar de la ciudad de Lanzhou. Fue encarcelado por practicar Falun Gong y por denunciar la persecución del régimen comunista chino por sus creencias.

Cumplió dos condenas en la prisión de Lanzhou, de 10 y 6 años respectivamente. El Sr. Wang sufrió un trato inhumano a pesar de ser un antiguo funcionario de Defensa.

Según Minghui.org, al negarse a sucumbir a la presión para que renegara de su fe, fue golpeado, electrocutado con porras eléctricas, obligado a realizar trabajos forzados y se le negó el sueño y el uso del baño. A veces, la única comida que tenía al día era un bollo al vapor y un vaso de agua. Durante su segunda condena, sufrió una hemorragia y falleció en 2017.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «‘Killing You Would Be the Same as Killing Ants’: Prisons Where Innocent Citizens Are Tortured»

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