En resumen:
Durante 100 años, los científicos han intentado revivir especies extintas mediante la clonación, el retrocruzamiento y la ingeniería genética.
Continúan llegando informes de éxito en la recuperación de especies extintas, el más reciente sobre los llamados «lobos gigantes».
Además de los dinosaurios, los moas y los dodos, la investigación también se centra en los mamuts, los uros y el casi extinto rinoceronte blanco del norte.
Las críticas a esta controvertida tecnología abarcan desde los incentivos de lucro y prestigio hasta la protección del clima y la interferencia en la naturaleza.
En marzo de este año, un informe causó revuelo: la empresa estadounidense de biotecnología «Colossal Biosciences» declaró estar un paso más cerca de su objetivo de revivir mamuts extintos.
Mediante la técnica de edición genética CRISPR/Cas9, la empresa logró alterar el ADN de ratones tomando como modelo el elefante lanudo de la Edad de Hielo, lo que hizo que desarrollaran un pelaje grueso y rizado de mamut en lugar de su pelaje habitual. De forma similar, la empresa también logró obtener tres lobos que se asemejan a los extintos «lobos gigantes».
Estos no son los primeros, ni probablemente los últimos, intentos de revivir animales extintos. Si bien algunos creen en el éxito de proyectos de este tipo, otros los cuestionan.
Pero, ¿cómo podrían revivirse estas especies extintas? ¿Quién lo ha intentado en el pasado? ¿En qué animales se está trabajando para recuperarlos? ¿Y qué obstáculos existen ya o podrían surgir en el futuro? Un resumen.
¿Qué métodos son posibles?
Al escuchar las palabras «resurrección» y «ADN», muchos recuerdan el clásico de Hollywood «Parque Jurásico», donde investigadores de laboratorio «pincharon» un mosquito conservado en ámbar con su sangre de dinosaurio. De él extrajeron ADN de dinosaurio fragmentado, que rellenaron con ADN de rana, y finalmente criaron lagartos prehistóricos. Investigadores dirigidos por David Penney demostraron en su estudio de 2013 que este escenario es prácticamente inviable.
La técnica empleada en la película es una combinación de dos métodos comunes en la actualidad: la clonación y la ingeniería genética. Un tercer método posible para «resucitar» especies es el retrocruzamiento.
Tecnología de clonación
El resultado más famoso y real de esta técnica es la oveja «Dolly», nacida en 1996, creada mediante transferencia nuclear de células somáticas. Esto implica implantar el núcleo, que contiene ADN, del organismo que se va a clonar, en una célula vacía y sin modificaciones genéticas adicionales. La célula recién creada resulta una copia exacta y, por lo tanto, tiene el mismo ADN que la original. Tras la transferencia, la célula madura hasta convertirse en un embrión y puede ser gestado a término por una madre sustituta.
El requisito previo, por lo tanto, es una célula lo más intacta posible. Investigadores de todo el mundo ya han utilizado este proceso para crear clones de ovejas, cerdos, vacas, ratones, animales domésticos, monos y la recientemente extinta cabra montés de los Pirineos. Esta última sobrevivió solo unos minutos debido a una malformación. En principio, este método puede utilizarse para revivir un animal extinto de forma muy fiel al original.
Retrocruzamiento
Otro método que se acerca a la reproducción de especies extintas es el retrocruzamiento. Este método se utiliza actualmente en ganado vacuno como parte del programa Tauros para recuperar el uro extinto, también conocido como auroch. Consiste en la cría selectiva de razas de ganado con rasgos ancestrales típicos, lo que da como resultado una raza lo más parecida posible a la original.
El requisito previo para el éxito de este método es que la especie extinta esté estrechamente relacionada con la especie viva, preservando así sus rasgos característicos.
Ingeniería genética
La ingeniería genética ofrece un tercer método para revivir animales extintos. En este método, los ingenieros genéticos modifican de forma dirigida partes del ADN de su pariente cercano ya extinto. El ADN modificado puede entonces transferirse a una célula vacía, de forma similar a la clonación, y un embrión genéticamente modificado puede ser gestado a término mediante una madre sustituta.
Pese a su desarrollo reciente, hoy por hoy es el método que está más lejos de permitir la recreación de una especie extinta. Como se demostró al principio con los «ratones lanudos» y los «lobos gigantes», el resultado no es una «copia fiel» de una especie extinta, sino simplemente un organismo que se le parece.
Foto: Colossal Biosciences/dpa
Para garantizar una reproducción lo más fiel posible al original, sería necesario alterar entre 200 000 y 1,5 millones de posiciones de ADN, lo cual actualmente es inviable por costes y tiempo. Además, haría falta disponer del genoma completo del animal extinto y conocer las secuencias caracteristicas de esa especie.
¿Por qué suelen fracasar la clonación y otros métodos?
Aunque ocasionalmente nacen organismos clonados o modificados genéticamente, la tasa de fracaso de estos procedimientos —altamente controvertidos desde el punto de vista ético—, es muy alta. Las causas principales son varias:
ADN completamente conocido: En animales extintos hace mucho tiempo, como mamuts, dinosaurios y rinocerontes lanudos, es difícil encontrar el genoma completo e intacto, imprescindible para el proceso.
Células intactas: Una célula intacta es crucial para crear un clon. Si bien estas células pueden congelarse en bases de datos genéticas, entre otros lugares, esto no las protege de posibles daños celulares. Hasta ahora, soolo han madurado clones sanos a partir de células de hasta 16 años.
Gestación adecuada: Otro obstáculo es el desarrollo y nacimiento de las especies recreadas. En el caso del mamut, una elefanta africana podría considerarse madre sustituta —están emparentadas en un 98,55 %—, pero no es fácil encontrar un sustituto comparable para otras especies. A esto se suman los problemas con los animales ovíparos: hasta la fecha, los intentos de clonar aves, reptiles y similares han fracasado porque los óvulos no se desarrollaron correctamente.
Baja tasa de supervivencia: A menudo se necesitan cientos de embriones para obtener un solo nacido vivo. Así ocurrió en el experimento con la cabra montés de los Pirineos: solo 1 de 439 embriones llegó a nacer vivo. Esto convierte el procedimiento en un proceso largo y costoso, especialmente en elefantas, que suelen parir una sola cría tras casi dos años de gestación.
Más de 100 años de investigación
No fue hasta 2013 cuando los investigadores intentaron clonar y revivir la rana incubadora gástrica del sur, extinta en la década de 1980. A pesar del éxito en la producción de embriones, el intento fracasó porque las crías nunca se convirtieron en renacuajos ni, en última instancia, en ranas. Los intentos de clonar el extinto tigre de Tasmania a partir de muestras de especímenes disecados también fracasaron en el año 2000, por lo que el proyecto se suspendió después de cinco años.
Uno de los primeros intentos de «devolución» fue realizado tras la Primera Guerra Mundial por los directores de zoológicos alemanes Lutz y Heinz Heck. A partir de la década de 1920, intentaron revivir al uro extinto mediante el cruce de varias especies de ganado. En la década de 1930, bajo el régimen de Adolf Hitler, anunciaron su supuesto éxito como parte de la propaganda nazi y liberaron a sus animales.
Posteriormente, las investigaciones revelaron que los animales eran un cruce entre toros españoles agresivos y grandes bovinos británicos y húngaros. Estos bovinos no estaban genéticamente emparentados con el auroch.
¿Qué buscan clonar y «revivir» los investigadores?
Además de animales prácticamente extintos como el rinoceronte blanco del norte, los investigadores también se centran en numerosas criaturas que habitaron la Tierra hace cientos, miles o incluso millones de años.
Rinoceronte blanco del norte
Actualmente, solo quedan dos hembras vivas de rinoceronte blanco del norte, pero son infértiles. Utilizando material genético preservado y tecnología de clonación, los investigadores buscan crear crías de rinoceronte. El objetivo: reconstruir una población y evitar su extinción definitiva.
Mamut Lanudo
La ingeniería genética y el genoma completamente secuenciado del elefante prehistórico son cruciales para la «de-extinción» del mamut. La empresa biotecnológica Colossal Biosciences pretende llevar a cabo este proyecto, afirmando en 2021 haber obtenido los derechos exclusivos para su recuperación. El plan prevé el nacimiento de un elefante resistente al frío en 2028, con la apariencia y el comportamiento de un mamut.
Tigre de Tasmania
Colossal Biosciences también retoma su intento de revivir el tigre de Tasmania, conocido como tilacino, extinto en 1936. Mediante ingeniería genética, los investigadores planean modificar el ADN de su pariente genético más cercano, el bandicut de cola gruesa y patas delgadas, para que partes de este se asemejen al ADN del tilacino. Dado que el bandicut, también marsupial, no es apto como madre sustituta por su tamaño, se desarrollará un útero artificial.
Dodo
El resurgimiento del dodo, un ave no voladora que vivió en Mauricio hasta el siglo XVII, también es el objetivo de Colossal Biosciences. Al igual que con el mamut y el tigre de Tasmania, se volverá a utilizar la ingeniería genética. La paloma de Nicobar, su pariente vivo más cercano, proporcionará el material para la modificación genética. Se desconoce si el embrión se desarrollará en un óvulo real o en un dispositivo artificial.
Paloma migratoria
La empresa de biotecnología Revive & Restore también utiliza ingeniería genética para intentar recuperar la paloma migratoria, originaria de Norteamérica y extinta en 1914. La paloma de cuello escamoso, estrechamente emparentada con ella, servirá como modelo genético. Se prevé que la primera paloma de esta generación nazca en 2025.
Quagga
Al igual que con el uro, los investigadores del Proyecto Quagga en Sudáfrica buscan recuperar la subespecie de la cebra de llanura, extinta en 1883, mediante retrocruzamiento selectivo sin modificación genética. En este caso, también se está logrando solo una aproximación fenotípica al ejemplar original. Además, se estudia un intento de clonación del quagga, que podría lograrse utilizando ADN de la médula ósea de un esqueleto preservado y una cebra de llanura como madre sustituta.
Moa
Al igual que el dodo, Colossal Biosciences también busca revivir el moa, un ave gigante neozelandesa no voladora extinguida en el siglo XIV. Como su pariente genético más cercano, se modificará el ADN de un tinamú se para crear un ave similar. Dado que los huevos de cualquier especie de ave viva no serían lo suficientemente grandes, sería necesario desarrollar un huevo artificial para la incubación.
Dinosaurios
También se debate el resurgimiento de los dinosaurios mediante ingeniería genética, inspirado en el libro Evolución a la inversa, del paleontólogo Jack Horner. Según esta teoría, los ingenieros genéticos podrían aprovechar la estrecha relación entre las aves y los dinosaurios, extintos hace 66 millones de años. Las modificaciones dirigidas buscan el desarrollo de rasgos similares a los de los lagartos en las aves. Incluso en este caso, el regreso de los dinosaurios «auténticos» es técnicamente imposible.
Un arma de doble filo
En última instancia, hay dos bandos: los defensores y los críticos acérrimos de los proyectos. Para quienes los apoyan, los proyectos representan un rayo de esperanza para salvar de la extinción a especies amenazadas como el rinoceronte blanco del norte.
Además, investigadores como el bioinformático Timothy Hearn, de la Universidad Anglia Ruskin, del Reino Unido, argumentan que las especies recuperadas podrían ocupar un nicho y cumplir funciones ecológicas importantes. El biólogo australiano Ben Jacob Novak cita el ejemplo del mamut, que podría impedir un mayor deshielo del permafrost: al pisotear la nieve, permitiría que más aire frío penetrara en el suelo y se congelara en mayor profundidad.
Pero, ¿qué tan segura es la reintroducción de animales que vivieron en un entorno diferente hace cientos de miles de años? ¿Las especies recreadas prosperarían o desaparecerían por condiciones desfavorables? ¿O incluso desplazarían a las especies actuales? Todas ellas son preocupaciones de los críticos. Además, según el profesor de zoología Nic Rawlence, se necesitan al menos 500 animales para que se repueblen con éxito en la naturaleza.
El coste y el tiempo necesarios serían enormes, demasiado altos para el biólogo Paul Ehrlich, de la Universidad de Stanford (EE. UU.). En su opinión, tendría más sentido invertir los recursos en la conservación de especies en peligro de extinción. El uso indebido de la ciencia con fines de lucro —como denomina el profesor David Coltman, de Western University, a estos esfuerzos— excede los límites de un comportamiento éticamente aceptable.
En Jurassic Park, el proyecto finalmente fracasó. Demostró que la naturaleza no puede ser controlada por los humanos y siempre encuentra su camino. Esto hace que la crítica a un personaje principal al principio de la película sea aún más conmovedora:
«Sus científicos estaban tan ocupados preguntándose si podían hacerlo que no se detuvieron a pensar si debían» .– Dr. Ian Malcolm, teórico del caos de Jurassic Park
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Alemania con el título «Klonen und Wiederbeleben: Wird aus Fantasie bald Realität?»
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en España y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.