Viajes, moda, estilos de vida saludable, aficiones. Las redes sociales están cambiando la manera como comprendemos el mundo. Este intercambio acelerado de información, que en buena medida nos muestra vidas idealizadas, no solo puede estar distrayéndonos de nuestros propósitos, sino que también puede tener un impacto directo en la autoestima.
En España hay aproximadamente 39,7 millones de perfiles de usuarios de redes sociales, representando un 82,9 % de la población total. En un rango de 12 a 74 años, el 86 % —unos 32, 4 millones de personas— lo usan de manera activa, según el Estudio Anual de Redes Sociales IAB Spain 2025.
La exposición constante a las redes afecta la percepción de las personas
Según la Asociación de Investigación y Control del Anuncio, «el 36 % de la Generación Z disfruta comprar productos afines a sus creencias sociales y políticas. El 81,6 % sigue desde sus teléfonos móviles a influencers, ya que el 70 % confía más en la publicidad de estos que en la de los famosos, es por ello que las empresas colaboran cada vez y con más frecuencia con creadores de contenido».
Los usuarios de redes sociales que se sienten identificados con algún influencer pueden adoptar actitudes y comportamientos que, además de tener un efecto en la manera como se relacionan con otros, también influye en la percepción de las marcas.
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Según un estudio de IAB Spain y PuroMarketing, 7 de cada 10 españoles opinan que los influencers tendrán en el futuro mucho peso en las creencias y opiniones de los consumidores.
Cada temática desarrollada por estas personalidades de las redes sociales despierta más el interés de los usuarios (55 %) que la credibilidad misma que tengan sobre un tema en concreto (39 %). De acuerdo con el estudio, uno de cada tres usuarios de redes sociales considera que los influencers son líderes de opinión.
El impacto en la autoestima con el uso de redes sociales
Las redes sociales posibilitan que los usuarios construyan una personalidad que es visible ante los demás. Aspectos como las fotos, los likes, las publicaciones o los seguidores son elementos propios de las redes sociales que crean una representación y una imagen del usuario.
Sin embargo, el constante consumo de contenidos puede llevar a que la autoestima de una persona se vea afectada, esto debido al impacto que tiene la «vida perfecta» de muchos de los influencers en la percepción de los usuarios.
Además, la necesidad de sentir pertenencia a una comunidad y de buscar aceptación en estos entornos virtuales está presente en cada filtro utilizado en fotos, comentarios y en cada like. Con ello, el anhelo por estrechar los vínculos personales con los demás usuarios puede generar sentimientos de inseguridad, ansiedad y baja autoestima.
De acuerdo con el psicólogo valenciano, Andrés Herraiz, el uso de redes sociales puede alimentar las expectativas de los usuarios, distorsionando su realidad e influyendo en ideas y comportamientos que alimentan expectativas poco realistas sobre el cuerpo, las relaciones y el éxito.
Las redes sociales funcionan como espejos a través de los cuales los usuarios buscan referentes, tendencias o modelos en los que inspirarse o a los cuales imitar. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (National Library of Medicine)
Un estudio citado por la Biblioteca Nacional de Medicina detalla la influencia que las redes sociales ejercían sobre la percepción del aspecto físico de los adolescentes españoles, y también sobre cómo los influencers eran, en muchos casos, «fuente de sugerencias sobre alimentos, pautas de alimentación y de ejercicio físico para lograr cuerpos ideales».
Los estereotipos promueven una ilusión que causa problemas de autoconfianza y autoimagen, lo que puede llevar también a desarrollar trastornos alimenticios.
Herráiz destaca que la dinámica de consumir contenidos en redes sociales genera sentimientos de frustración en los usuarios, ya que el estándar de vida idealizado de los creadores de contenidos está más allá de sus expectativas.
De acuerdo con la doctora experta en psiquiatría, Marian Rojas Estapé, el uso de redes sociales está relacionado con las gratificaciones inmediatas a las que está expuesto el cerebro fruto de la liberación de dopamina.
«Cada vez que yo recibo un like, cada vez que recibo comentarios en las redes sociales y recibo cosas gratificantes, hay chispazos de dopamina. La pantalla fue diseñada para ser adictiva».
«La pantalla nos ha convertido en drogodependientes emocionales, adictos a experiencias vibrantes, porque siempre llega algo a la pantalla. Nos hemos acostumbrado a recibir emociones y sensaciones constantes», añadió la experta.
Otros efectos nocivos derivados del uso de redes sociales
Los algoritmos de las redes sociales están diseñados para captar la atención del usuario la mayor parte del tiempo posible, lo cual puede llevar a la adicción y así mismo ocasionar la pérdida de la productividad, la alteración del sueño y el aislamiento social.
Herráiz explica en su web que el acceso constante a las redes sociales, además de adicción, también puede conducir a que haya una dificultad para establecer los límites entre el tiempo de conexión y el tiempo personal, afectando la calidad de las relaciones interpersonales.
La salud del sueño también es un aspecto que puede verse afectado como resultado del uso de redes sociales, ya que el uso desmedido de estas puede reducir o limitar el tiempo que necesita el cuerpo para el descanso.
¿Cómo se puede revertir el impacto negativo de las redes sociales?
Además de ayudar a superar la baja autoestima, el empleo adecuado de redes sociales —ponderando un equilibrio consciente— permite, según el especialista en psicología, establecer límites de tiempo; realizar una limpieza digital de las cuentas que generan ansiedad; invertir tiempo en actividades en entornos reales; evaluar el impacto que tienen sobre nuestras decisiones; pensar en actividades fuera de las redes sociales que sean alternativas que fomenten la creatividad.
De acuerdo con la psicóloga Rocío Gómez, «Para no dejar que las redes te bajen la autoestima, deja de seguir cuentas que te hacen sentir menos. Haz una lista de tus fortalezas reales y dedica 10 minutos al día a algo que te haga sentir valioso/a sin depender de likes».
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Un artículo de la Clínica Universidad de los Andes, en Chile, recomienda utilizar una hoja para anotar las actividades a las que se podría dedicar durante el tiempo que se pasa revisando las redes sociales; es una manera de prevenir el control que estas ejercen sobre una persona.
Destinar un espacio de tiempo libre en el año en el que se pueda estar completamente al margen de la actividad en redes sociales también resulta útil para frenar los efectos nocivos que tienen las redes sociales.
Mantener las cuentas libres de notificaciones también puede aliviar y evitar el estrés que puede conllevar la dependencia hacia las constantes actualizaciones de las redes sociales.
Tomar conciencia sobre el autocontrol puede ayudar a reducir la dependencia al uso de las redes sociales. «Cada vez que sientas el deseo de ver tus redes sociales, toma conciencia de que es una tentación y esfuérzate por dejarlo pasar mediante otra ocupación de preferencia de tipo física», señala el artículo de la Clínica de la Universidad de los Andes.
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