El «Palacio Congelado»: la relación entre la temperatura corporal y la fertilidad

Por Prof. Liu Zheng
6 de noviembre de 2025 13:15 Actualizado: 6 de noviembre de 2025 13:15

Un viaje épico a escala microscópica

Imagina un laberinto biológico donde se juega uno de los eventos más extraordinarios de la naturaleza: la concepción. En este escenario íntimo y complejo, los espermatozoides emprenden un viaje épico para encontrar al óvulo. Pero, ¿cómo encuentran el camino? La respuesta nos lleva a un fascinante encuentro entre la medicina china milenaria y la biofísica moderna.

Durante siglos, la Medicina Tradicional China sostuvo una idea aparentemente poética: para que la vida arraigue, el útero debe ser «cálido». Lo que parecía una simple metáfora, hoy cobra un profundo sentido científico: la temperatura, resulta ser, es uno de los principales sistemas de navegación para la vida.

El «Palacio Congelado»: una sabiduría milenaria

En la Medicina Tradicional China (MTC), existe un concepto profundamente poético: el útero se conoce como el «Palacio del Feto» (Zǐ Gōng), el lugar sagrado donde se gesta la vida. Es una imagen que transmite reverencia por este espacio donde comienza todo. Cuando este palacio carece de calor, los médicos chinos hablan de Gong Han o, literalmente, el «Palacio Frío» (o «Congelado»).

La imagen es reveladora. Un palacio frío es inhóspito, su ambiente es hostil a la vida. No se trata de una simple sensación física, sino de algo más sutil: una falta de energía Yang, esa fuerza metabólica, cálida y activa que anima al cuerpo. Según esta visión, el «frío» puede invadir el cuerpo por factores externos, como la exposición ambiental o una dieta rica en alimentos fríos, o surgir de una debilidad interna.

Las mujeres que experimentan este síndrome suelen presentar un cuadro clínico reconocible: menstruaciones dolorosas con coágulos oscuros, ciclos irregulares, una sensación persistente de frío en el abdomen bajo y las extremidades, fatiga y, en el centro de todo, dificultades para concebir. Son las señales de un palacio que ha perdido su calidez funcional.

Para los médicos chinos, el «Palacio Frío» es como un reino invernal donde la semilla de la vida no puede germinar. Por eso, durante milenios, sus terapias se enfocaron en «calentar» este espacio mediante la moxibustión —la aplicación de calor de la hierba Artemisia—, fórmulas herbales de naturaleza cálida y recomendaciones dietéticas meticulosas.

Pero, ¿qué dice la ciencia moderna sobre esto?

El GPS molecular: cuando la biología revela sus secretos

Aquí viene lo fascinante. Avancemos varios milenios, hasta los laboratorios de biología reproductiva del siglo XXI. La medicina occidental ha descubierto algo sorprendente: el tracto reproductivo femenino no mantiene una temperatura uniforme. Al contrario, el cuerpo genera activamente un mapa de calor estratégico, especialmente en las trompas de Falopio.


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La zona cercana al útero, llamada istmo, se mantiene deliberadamente más fría, mientras que la región donde ocurre la fecundación, la ampolla, está significativamente más caliente. Esta diferencia de uno a dos grados centígrados no es accidental. Alcanza su punto máximo justo durante la ovulación, como si el cuerpo encendiera un faro en el momento preciso.

¿Y los espermatozoides? Resulta que no nadan a ciegas. Están equipados con sofisticados termorreceptores moleculares que funcionan como un sistema de navegación biológico. Detectan esta sutil diferencia de temperatura y ajustan su rumbo, navegando «cuesta arriba» hacia la fuente de calor, guiados como barcos antiguos que seguían las estrellas hacia un puerto seguro.

Este fenómeno tiene nombre científico: termotaxis espermática. Es el GPS molecular de la fertilidad. Sin este mapa térmico preciso, los espermatozoides pierden su rumbo. Es como apagar el faro en medio de la noche: el encuentro con el óvulo se vuelve una cuestión de azar más que de diseño biológico.

La convergencia: dos lenguajes, una verdad

Aquí es donde sucede algo extraordinario. La aparente brecha entre el lenguaje poético de la medicina ancestral y la precisión de la biofísica moderna se disuelve.

Lo que la MTC llamó «Palacio Frío» hace miles de años, describiendo un estado inhóspito por deficiencia circulatoria y falta de energía Yang, podría ser exactamente lo mismo que la ciencia occidental identifica hoy como un gradiente térmico reproductivo deficiente. Son dos lenguajes, separados por milenios, describiendo la misma realidad fisiológica.

La lógica es directa y elegante. Un flujo sanguíneo pobre en la región pélvica impide que el cuerpo genere y mantenga esa diferencia de temperatura vital. Un «palacio» sin un buen riego sanguíneo no puede mantener el calor metabólico necesario. Sin ese calor diferenciado, no hay señal que guíe a los espermatozoides. El palacio permanece funcionalmente «frío», incapaz de cumplir su propósito ancestral de acoger la vida.

Cuando la ciencia valida la tradición

No se trata solo de una hermosa coincidencia teórica. La investigación moderna está confirmando, con instrumentos de precisión, lo que la tradición observó durante siglos.

Los estudios de termografía infrarroja, esa tecnología que permite visualizar el calor del cuerpo, muestran que mujeres con ciertos tipos de infertilidad tienden a presentar temperaturas abdominales más bajas. Es la validación visual de una observación clínica milenaria.

Pero hay más. Investigaciones publicadas en revistas científicas de prestigio como Fertility and Sterility han documentado cómo la moxibustión, esa antigua técnica de aplicar calor, aumenta significativamente el flujo sanguíneo a las arterias uterinas. Este efecto no solo «calienta» literalmente la zona, sino que optimiza la circulación, mejora el grosor del endometrio y, potencialmente, restaura el gradiente térmico necesario para que la termotaxis espermática funcione. En otras palabras: la ciencia moderna está observando cómo las terapias ancestrales pueden, efectivamente, mejorar las condiciones del «palacio».

El futuro es la integración

Esta historia nos enseña algo profundo sobre el conocimiento médico. La observación clínica rigurosa, mantenida durante siglos, puede identificar patrones funcionales reales que la ciencia moderna solo ahora comienza a poder medir a nivel molecular. No son sistemas contradictorios, sino complementarios.

El futuro de la medicina reproductiva no está en elegir entre tradición e innovación. Está en reconocer que ambos sistemas ofrecen perspectivas valiosas. La medicina occidental aporta una precisión diagnóstica sin precedentes, herramientas para medir los mecanismos a nivel celular. La medicina china ofrece un arsenal terapéutico holístico y de bajo riesgo, diseñado para optimizar el «terreno» biológico, el ambiente donde la vida puede florecer.

Al final, ambos sistemas persiguen el mismo objetivo: asegurar que el «Palacio del feto» sea un lugar acogedor, cálido y propicio para el milagro de una nueva vida.



El Prof. Liu Zheng es un activo investigador y divulgador de la Medicina Tradicional China, director de la prestigiosa Clínica de Medicina Integrativa y Acupuntura MEDIZEN (Madrid) y docente principal de programas de postgrado de Acupuntura en diversas instituciones académicas de Ciencias de la Salud. 

Es director y docente titular de Campus Acupuntura, centro de estudio e investigación de Acupuntura. Actualmente ostenta el cargo de presidente de la Asociación de Acupuntores Sanitarios 

Es además, autor de varios libros de gran éxito sobre la Medicina Tradicional China y Acupuntura.

Contacto: liu@clinicamedizen.es

Instagram: @Prof. Liu Zheng – Medicina China

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