El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se considera en todo el mundo como un punto de inflexión histórico en los círculos conservadores. Políticos y personalidades que defienden valores similares —religión, patria, familia, tradición e identidad nacional— hablan ahora de un cambio civilizatorio y de oportunidades históricas.
Según el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, un «tornado Trump» está arrasando el mundo, y esto también se nota claramente en Europa.
En Polonia, el conservador Karol Nawrocki ganó por un estrecho margen las elecciones presidenciales de junio frente al representante del partido gobernante, Rafał Trzaskowski. En Alemania, la AfD obtuvo su mejor resultado hasta la fecha en las últimas elecciones al Bundestag y se convirtió en la segunda fuerza política del país.
Recientemente, representantes de movimientos de derecha y partidos conservadores de todo el mundo se reunieron en Budapest para coordinar sus planes. ¿Qué estrategias seguirán estos políticos en los próximos meses y qué repercusiones podría tener esto en el futuro político de Europa?
Juntos somos fuertes
La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC por sus siglas en inglés) es uno de los eventos anuales más importantes del movimiento conservador en Estados Unidos. Matt Schlapp está al frente de ella desde 2014. Anteriormente fue director político del presidente estadounidense George W. Bush.
En su discurso en la CPAC Hungría 2025, Schlapp destacó que la CPAC había apoyado a Trump desde el comienzo de su carrera política y le había brindado respaldo a través de una sólida red para resistir los ataques políticos.
En Europa existe actualmente una gran necesidad de una cooperación y un apoyo similares. Orbán, anfitrión de la conferencia celebrada los días 29 y 30 de mayo, lo resumió así:
«Los patriotas europeos y estadounidenses se necesitan mutuamente».
Actualmente se está formando una alianza internacional de conservadores. «Defendemos la religión, Dios, la familia, la nación, la soberanía y el patriotismo, y estamos de vuestro lado», afirmó también Ram Madhav, autor y político indio del partido gobernante BJP. Y añadió: «No hay mejor momento para que los conservadores defiendan sus valores: Trump en Estados Unidos, Meloni en Italia, Netanyahu en Israel y Orbán aquí en Hungría».
Raúl Latorre, presidente de la Cámara de Diputados de Paraguay, afirmó: «Los conservadores de todo el mundo lucharán en el campo de batalla de la democracia para recuperar el alma de nuestra civilización. Pueden contar con nosotros».
Morten Messerschmidt, presidente del Partido Popular Danés, dejó claro que un conservador no busca una revolución, sino preservar y transmitir lo que ha recibido de Dios y de sus antepasados.
Foto: Zoltán Fischer/Ministerio de Comunicaciones/MTI
¿Qué nos espera en los próximos meses?
En la CPAC también se presentaron proyectos concretos y los próximos pasos a seguir. Orbán esbozó las líneas maestras para el futuro inmediato.
En primer lugar, en referencia a la guerra en Ucrania, subrayó: «Queremos la paz», y añadió que —por lo tanto— no se planteaba acelerar la adhesión de Ucrania a la UE. En segundo lugar, mencionó la protección de la soberanía como objetivo central: no a los impuestos comunes, no a la deuda común y no a la gestión centralizada de la economía por parte de la UE. El objetivo y el camino a seguir es el restablecimiento de la libertad de expresión, de pensamiento y de opinión. Además, Europa debe «recuperar» a los inmigrantes ilegales.
Según el primer ministro, este llamado plan patriótico también incluye: la cultura cristiana, la enseñanza patriótica en las escuelas y calles seguras, así como barrios en los que se pueda circular sin miedo.
Los ponentes de la CPAC complementaron y reforzaron el plan de Orbán con sus contribuciones.
Martin Helme, presidente del Partido Popular Conservador de Estonia, declaró que era una tarea prioritaria desafiar la ideología «en la que se basa el proyecto de poder europeo». Según Helme, Europa lleva décadas bajo el dominio del liberalismo. En su opinión, una de las tareas de los próximos meses será reformar o incluso abolir las instituciones que sustentan esta ideología en los respectivos países. Y añadió:
«¡Hagamos lo que ha hecho Donald! ¡Acabemos con la USAID! ¡Dejemos de financiar la OMS! ¡Retiren los fondos a Harvard, despidan a todos los soldados transexuales, despidan a todos los jefes de los servicios secretos, reformen la justicia!».
Este proceso ya ha comenzado en varios lugares. Así, un proyecto de ley presentado recientemente en Hungría tiene como objetivo las organizaciones no gubernamentales financiadas con fondos extranjeros. Y en Georgia ya se aprobó el año pasado una ley similar, la denominada «ley contra los agentes extranjeros». Los partidos de la oposición y la Comisión Europea han criticado estas leyes por sus posibles repercusiones en la libertad de expresión y la sociedad civil.
El papel de los medios de comunicación
Helme afirmó en CPAC Hungary que la influencia de los medios liberales también supone un problema fundamental, aunque la retirada de la financiación estatal podría resolverlo en gran medida. Otros ponentes compartieron opiniones similares, entre ellos Shea Bradley-Farrell, experta estadounidense en política exterior y de seguridad y presidenta del think tank conservador Counterpoint Institute, que ofreció a los europeos consejos concretos sobre esta cuestión.
Según Bradley-Farrell, los medios de comunicación dominantes actúan como un instrumento de propaganda de facto de la izquierda. Por lo tanto, aconsejó a los asistentes que invirtieran en los medios de comunicación. Añadió que se necesita un enfoque pragmático.
Varias personalidades de los medios de comunicación estadounidenses compartieron sus experiencias en este ámbito. Entre ellos se encontraba Ben Shapiro, comentarista político, autor y presentador. «The Ben Shapiro Show» es hoy uno de los podcasts conservadores más influyentes de Estados Unidos.
Shapiro considera que las principales amenazas para la civilización occidental son el extremismo de izquierda occidental y el islamismo. Sin embargo, según Shapiro, la cuestión más importante no es lo que hacen estas fuerzas, sino «por qué Occidente las ha dejado entrar». La respuesta a esta pregunta es, en esencia, un mecanismo autodestructivo que tiene sus raíces en los sentimientos de culpa de la izquierda posmoderna.
También se refirió a los fundamentos filosóficos de este pensamiento. Citó al filósofo francés Jean-Paul Sartre, quien dijo que los pueblos colonizados tenían el «deber moral» de matar a sus opresores. Según Shapiro, la élite de izquierda actual comparte esta opinión.
Los conservadores solo podrían alcanzar sus objetivos si se dieran cuenta de lo perjudicial que es este sentimiento de culpa. «Es ridículo tener que avergonzarse de nuestra propia civilización», afirmó Shapiro. Las teorías de izquierda afirman que los ideales occidentales condujeron inevitablemente a los horrores del siglo XX, pero fue precisamente su rechazo, como en el caso del nazismo o el comunismo, la verdadera causa de la destrucción, explicó.
Planes de acción para frenar la migración
El tema de la migración y la contención de la inmigración ilegal fue una preocupación central para muchos oradores. Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad (PVV) de los Países Bajos, se pronunció en contra de la actual política migratoria de su país: «Solo tenemos una prioridad: detener la inmigración masiva», declaró.
Presentó los planes de su partido, entre los que se incluyen el cierre de fronteras y restricciones al reagrupamiento familiar. Exigió la repatriación de 60 000 refugiados sirios de los Países Bajos a Siria, así como la expulsión sistemática de todos los delincuentes extranjeros.
Solo unos días después de su discurso en Budapest, Wilders anunció que su partido abandonaba la coalición de Gobierno neerlandesa, ya que los demás partidos de la coalición no estaban dispuestos a apoyar la política migratoria de su partido. Un posible éxito electoral podría reforzar la posición de Wilders y su partido.
Afroditi Latinopoulou, eurodiputada griega, recordó los orígenes de Grecia como cuna de la democracia y la civilización occidental. Las fronteras de su país han sido «trazadas y defendidas con sangre», afirmó, un país «que mantuvo la cruz en pie cuando todo lo demás se derrumbaba a su alrededor». En su opinión, los gobiernos nacionales deben deportar inmediatamente a los inmigrantes ilegales y cerrar las fronteras.
A esta demanda se sumó, entre otros, Liz Truss, política británica y exdiputada conservadora, que fue primera ministra del Reino Unido durante un breve periodo en 2022. Sin embargo, Truss subrayó que las reformas serían difíciles de aplicar sin reforzar la libertad de expresión mediante un mayor número de medios de comunicación independientes.
En su opinión, las medidas concretas también deben incluir la derogación de la legislación de izquierdas y la salida de diversas instituciones internacionales, entre las que mencionó especialmente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional.
«Debemos restaurar los valores cristianos en nuestro continente, así como la democracia parlamentaria y la libertad», añadió.
Isabella Tovaglieri, eurodiputada de la Liga Norte italiana, se expresó en términos similares. Afirmó que era necesario «recuperar la herencia de Atenas, Roma y Jerusalén, la herencia que ha moldeado el pensamiento occidental», y subrayó que estas raíces constituyen los cimientos de nuestra identidad.
La recuperación de la soberanía nacional
Políticos de los países de Europa Central y Oriental formularon objetivos políticos similares. El ex primer ministro polaco Mateusz Morawiecki subrayó que primero deben resolverse los problemas internos de cada país y también dentro de la UE. Solo entonces se podrán abordar seriamente temas como Rusia, China o la distribución de los migrantes entre los Estados.
Por lo tanto, una de sus prioridades actuales es recuperar la soberanía nacional en aquellos ámbitos en los que la Comisión Europea ha adquirido demasiado influencia en los últimos tiempos.
El primer ministro eslovaco, Robert Fico, también se pronunció a favor de una política exterior soberana y abierta al mundo. Afirmó que no quiere que la soberanía y la identidad nacionales se disuelvan en «estructuras genderistas [ideología de género] e internacionalistas», especialmente en las que provienen de Bruselas.
Recordó que la Constitución eslovaca ya ha sido modificada. El matrimonio se define ahora expresamente como la unión entre un hombre y una mujer y solo hay dos sexos, masculino y femenino, lo que también debe tenerse en cuenta de forma vinculante en las adopciones de niños.
Irakli Kobakhidze, primer ministro georgiano, también habló sobre la importancia de la soberanía. En relación con sus planes, subrayó que, si bien se quiere seguir el camino de la integración europea, no debe ser en detrimento de Georgia ni en contra de sus intereses. «Que seamos europeos no debe significar que actuemos en contra de Georgia. Creemos en naciones fuertes con una identidad clara», declaró.
«El futuro pertenece a los ciudadanos patriotas libres y a las naciones soberanas», dijo Alice Weidel, copresidenta del partido AfD. Esta conferencia también es prueba de ello.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Alemania con el título «Trump-Tornado trifft Europa: Die Pläne der Konservativen für die kommenden Monate»
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