Mediante una proclamación fechada el 7 de noviembre, el presidente Donald Trump estableció la Semana Anticomunista, dedicada a conmemorar a unos 100 millones de víctimas que perdieron la vida bajo regímenes comunistas.
«Esta semana, nuestra nación observa la Semana Anticomunista, un solemne recuerdo de la devastación causada por una de las ideologías más destructivas de la historia», dice la proclamación, difundida en el Día Nacional de las Víctimas del Comunismo.
La proclamación destaca la «devastación» provocada por regímenes comunistas en países de todo el mundo desde su instauración en Rusia en 1917 por Vladímir Lenin, tras la Revolución bolchevique. La ideología colectivista remite al «Manifiesto comunista», de Karl Marx y Friedrich Engels (1848).
Entre los rasgos atribuibles a esos regímenes figuran la destrucción de las estructuras familiares, la abolición de la moral social tradicional y la prohibición de las religiones y de la libertad espiritual.
En el texto, Trump rinde homenaje a las personas «capturadas por regímenes que buscaban erradicar la fe, suprimir la libertad y destruir la prosperidad ganada con esfuerzo, violando los derechos y la dignidad inherentes a quienes oprimieron».
«Al honrar su memoria, renovamos nuestra promesa nacional de mantenernos firmes contra el comunismo, defender la causa de la libertad y la dignidad humana, y afirmar una vez más que ningún sistema de gobierno puede jamás reemplazar la voluntad y la conciencia de un pueblo libre», escribe Trump en la proclamación.
La proclamación destaca los avances logrados desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, que puso fin a décadas de Guerra Fría, y advierte sobre la naturaleza subversiva y persistente de la tiranía.
«Nuevas voces repiten ahora viejas mentiras, disfrazándolas con el lenguaje de la “justicia social” y el “socialismo democrático”, pero su mensaje sigue siendo el mismo: renunciar a la libertad, depositar la confianza en el poder del Gobierno y cambiar la promesa de prosperidad por la vana comodidad del control», dice la proclamación.
Entre los intentos habituales de infiltración en las sociedades occidentales figuran campañas de desinformación, retórica divisiva, polarización social y manipulación de movimientos políticos para amplificar mensajes procomunistas, entre otras tácticas.
En recientes manifestaciones de «No Kings» en Washington se exhibieron lemas e imágenes de inspiración comunista, y The Epoch Times constató asimismo decenas de pancartas de ese signo en las protestas en torno a la Convención Nacional Demócrata de 2024 en Chicago.
Algunos activistas abogan por la eliminación de la propiedad privada y la disolución de las estructuras sociales existentes. Ese planteamiento retoma la tesis, asociada al comunismo, de que la discordia política y el caos son necesarios para instaurar un nuevo orden.
Los eslóganes presentan el movimiento como una causa de los trabajadores y de la gente común, un argumento para recabar apoyos, aunque la historia muestra de forma reiterada la deriva del comunismo hacia el control totalitario.
Aproximadamente 1500 millones de personas en cinco países viven hoy bajo regímenes comunistas: la mayoría en China; el resto, en Cuba, Laos, Corea del Norte y Vietnam.
Los líderes del Partido Comunista Chino mantienen desde 1949 un estricto control social mediante, entre otros métodos, el encarcelamiento, la sustracción forzada de órganos y el asesinato, para controlar a la población.
Las autoridades comunistas persiguen de forma sistemática la erradicación de los valores tradicionales, con el fin de elevar al régimen a autoridad moral suprema y consolidar el poder en la cúspide de su jerarquía.
Estados Unidos «rechaza esta doctrina perversa» y demuestra su compromiso con sus principios fundacionales, según la proclamación presidencial.
«Ninguna ideología, extranjera o nacional, puede extinguirlos», dice el texto.
«Honramos a las víctimas de la opresión, manteniendo viva su causa y asegurando que el comunismo y todo sistema que niega los derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad sean relegados, de una vez por todas, al basurero de la historia».
Entre las organizaciones sin ánimo de lucro que combaten el comunismo, la Fundación Memorial de las Víctimas del Comunismo, con sede en Washington, aboga por un «mundo libre de la falsa esperanza del comunismo».
«El comunismo siempre ha sido, y siempre será, incompatible con la libertad, la prosperidad y la dignidad de la vida», señaló la organización. «Recordamos que, aunque promete igualdad y liberación, lo único que ha hecho es arrebatar a las personas sus derechos y libertades más fundamentales».
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «White House Declares ‘Anti-Communism Week’ Honoring 100 Million Lives Lost».
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