España continúa enfrentando una ola de incendios forestales que ya ha devastado cientos de miles de hectáres en regiones como Galicia, Extremadura y Castilla y León, amenazando vidas, ecosistemas y el sustento de miles de agricultores y ganaderos.
Luis Cortés, coordinador estatal de Unión de Uniones, señala en esta entrevista exclusiva para The Epoch Times España que las políticas ambientales restrictivas son un factor clave en estas tragedias, al prohibir prácticas tradicionales como el pastoreo y la limpieza de montes que evitaban la acumulación de biomasa inflamable.
Cortés critica cómo normativas como la Ley de Montes de 2003 y las directivas europeas han transformado los montes en «autóctonos polvorines», al limitar el aprovechamiento de madera seca y el pastoreo extensivo.
Esta entrevista revela la frustración del sector agrario y propone soluciones basadas en el conocimiento tradicional para prevenir futuras catástrofes.
The Epoch Times España: Su organización ha defendido el papel de la ganadería extensiva en la prevención de incendios. ¿Qué medidas concretas propone para que las autoridades permitan a los ganaderos limpiar los montes sin temor a multas?
Sr. Cortés: Hay que intentar que el sector de la ganadería extensiva sea, tanto por la calidad de la carne como por el valor medioambiental, un sector rentable para su propietario. Claro, si no es rentable, por mucha facilidad que tú le des a un ganadero para poder pastar un sitio, si al final el resultado es que no hay rentabilidad, pues no lo hará.
Una vez que eso fuera así, luego la cantidad de trabas burocráticas que hay en estos momentos para poder pastar en los montes.
Cuando tú haces la declaración o el registro de exportaciones o la declaración de la PAC, tienes que poner las parcelas a las que vas a llevar tu ganado a pastar y no te permite que salgas de ahí. Incluso tengo una denuncia de la Guardia Civil del SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza) porque el ganado estaba pastando en parcelas que no estaban declaradas.
Tú no puedes declarar que tus ovejas o tus vacas van a ir a pastar en un monte o en un camino, no puedes hacerlo porque el terreno no es tuyo, entonces no puedes pastar y ¿qué es lo que sucede? Que tienes que estar exclusivamente en terreno de tu propiedad o arrendado, y por lo tanto no puedes aprovechar ese pasto que, si se lo aprovechara, posteriormente impediría que los incendios prosperasen.
Hay una serie de cargas burocráticas y de autorizaciones para poder pastar que, unido a la falta de rentabilidad, es la que está haciendo posible que desaparezca la ganadería extensiva de una parte importantísima de España y por lo tanto se abandonen los montes al pasto; y es lo que hace que cuando viene un incendio sea imposible controlarlo.
The Epoch Times España: ¿Cómo valora el impacto de las políticas ambientales en la acumulación de matorrales que alimentan los incendios?
Sr. Cortés: Lo que tiene el sector agrario es que todo está inventado desde hace miles de años. En el sector agrario siempre se aprovechaban los montes, los bosques, la leña seca para utilizarla para uso doméstico, el pastorear. Se aprovechaba todo lo que los bosques producían que no era madera, sino la madera seca, y que esto hacía que los bosques estuviesen sanos y que al mismo tiempo estuviesen en unas condiciones donde era muy difícil que se propagase un incendio.
También hay que decir que las especies que componen los montes han cambiado desde un tiempo a esta parte. En España teníamos mucha encina, alcornoque y otros árboles que los hemos cambiado por pino, eucalipto y otra serie de especies.
Veíamos en las fotografías de los incendios a un bombero con un chorro de agua directamente sobre un pino y no era capaz de apagarle. O sea, un chorro exclusivamente sobre un pino y no era capaz de apagarle. Es imposible. El pino es resina que si le unes a la aguja que tiene en el suelo, a las piñas y al pasto, eso hace que sea lo que están hablando.
Muchas veces le echamos la culpa al cambio climático, que la tendrá, no decimos que no, pero aparte del cambio climático es el cambio de uso y de costumbre sobre la gestión y el aprovechamiento de los montes que hace que las Administraciones se preocupen mucho por los montes excluyendo el aprovechar la madera seca, el aprovechar la piña, el aprovechar los pastos, el aprovechar todo.
Por tanto, tenemos el cóctel entre subidas de calor, sequía y primaveras húmedas, que hace que crezca el pasto, y la falta de gestión y aprovechamiento de los montes, es lo que está haciendo que se produzcan incendios como los que se han producido.
El incendio que hemos tenido, por ejemplo, aquí en las Arillas, en Cáceres, que ha devastado 17 000 hectáreas, eso sería imposible con una carga ganadera normal. Con una carga ganadera normal en el mes de agosto no arde ningún monte porque no hay pasto. Eso sucede porque en esas 17 000 hectáreas posiblemente no ha pastado ni una oveja ni una vaca en los últimos dos, tres o cuatro años. Por tanto, eso es lo que tenemos que mirar.
Si no queremos utilizar herbicidas en ciertos sitios, el otro método que hay es el aprovechamiento ganadero.
The Epoch Times España: Es decir, que el cambio más urgente que usted ve necesario para revertir esta situación sería dejar que los animales puedan ir y comer ese matorral, básicamente.
Sr. Cortés: Exacto. Que los animales puedan ir y comer ese matorral y se permita el aprovechamiento de la madera seca de los montes.
La madera seca en los montes solamente produce enfermedades e incendios. Entonces, esa madera hay que sacarla. Si a las empresas que utilizan la madera no les es rentable porque es poca, pues tendrían que permitir que el resto de los ciudadanos pueda aprovecharla.
No estamos hablando de talar un árbol vivo. Estamos hablando de sacar la madera muerta de los montes. Y ahora la madera muerta de los montes no se puede sacar. No hay permiso. Te ven sacando un pino muerto o leña, te ven con el coche o con el carro sacando leña de un monte, aunque sea seca, y automáticamente tienes la sanción encima de la mesa.
The Epoch Times España: Estas cosas que usted comenta, uno las escucha y, sin pertenecer al sector agropecuario ni ganadero, suenan de sentido común. ¿Por qué cree que voces como la de usted no están siendo escuchadas por las administraciones?
Sr. Cortés: Te voy a poner un ejemplo, porque soy extremeño. En Extremadura tenemos una encina, se llama la encina de Terrona.
Es una encina que se calcula que tiene alrededor de 2000 años. Cuando llegaron los árabes a la península ya estaba la encina. Es tremenda. Tiene un diámetro de 11 metros. Daba de comer a un rebaño de ovejas, un rebaño de cerdos, daba madera. Y es una encina que los agricultores, los ganaderos, la aprovechaban todos los años, la podaban y sacaban madera.
Pues bueno, a través de la nueva política de protección ambiental se ha impedido la poda de esta encina.
Y si tú ahora mismo entras en Internet y pones encina de Terrona, te van a salir unas fotografías en las que la encina está apoyada en numerosas vigas, para que no se raje. ¿Por qué? Porque no han permitido que se pode.
Desde Bruselas, desde Madrid, desde un despacho en un ministerio o en una comisaría, nos aplican unas normativas medioambientales que entienden ellos que son muy buenas, pero que en la práctica son un desastre.
Eso es lo que sucede con el aprovechamiento de los pastos y de la leña, con no permitir las quemas controladas en invierno. ¿Por qué? Porque las políticas no se hacen escuchando a los que realmente conocen y llevan miles de años de gestión.
Las políticas se hacen desde un despacho y se pueden hacer cosas impensables.
Por ejemplo, hasta hace cuatro o cinco años, plantaciones de olivar, de cerezo, de castaño o de viñedo, servían de cortafuegos.
En el norte de Cáceres, hubo un incendio hace unos 15 años, y los olivares, castaños y cerezos sirvieron de contrafuegos. ¿Por qué? Porque estaban labrados y en cuanto llegaba el fuego se quemaba la primera parte del árbol, pero el fuego no continuaba.
Ahora, llega la Unión Europea y obliga a los agricultores a dejar una cubierta vegetal o una cubierta inerte. ¿Qué significa? Que a los palos de la poda, que hay que quemarlos fuera en invierno, te obligan a picarlos y dejarlos sobre el terreno y la cubierta vegetal; lógicamente, en agosto está todo seco.
¿Qué sucede? Que llega el incendio y eso no es un cortafuego, al revés, como hay leña seca y como hay pasto seco, pues arrasa y tira.
Entonces hemos convertido cortafuegos naturales, por una política medioambiental mal entendida de la Unión Europea, en autóctonos polvorines.
Claro, tú no puedes aplicar las mismas políticas agrarias y normas agropecuarias, a una plantación en Bélgica o en Asturias, que en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha o Valencia, porque no tienen nada que ver.
En Asturias la cubierta vegetal está viva, está verde y no permite que haya incendio, pero la cubierta vegetal en Andalucía, en Castilla-La Mancha, en una parte importante de Castilla-León, en Italia, en Grecia o en Portugal, la cubierta vegetal es pasto.
Ese pasto, como dice la expresión, es pasto de la llama cuando tenemos situaciones como esta.
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The Epoch Times España: Ahora, Luis, lo llevo a la situación actual, ya tenemos los incendios descontrolados y hay acusaciones cruzadas sobre quién es realmente el responsable de coordinar el combate contra los mismos. ¿A quién le corresponde esa gestión? ¿A las comunidades autonómicas? ¿Al Gobierno Nacional? ¿Es una responsabilidad compartida?
Sr. Cortés: Estamos entrando ya en una dinámica en la que no se buscan soluciones, se busca exclusivamente echar la culpa a otros. Pero da igual en el tema de los incendios que en el tema de la inmigración, que en cualquier asunto.
Vamos a ver, la prevención y gestión de los incendios es una responsabilidad compartida.
La competencia está transferida a las comunidades autónomas que tienen que hacerlo, pero el Ministerio de Agricultura y el Ministerio del Medio Ambiente y Sostenibilidad, ¿cómo no va a tener competencia sobre los incendios? Por lo tanto, es una gestión compartida, incluidos los planes de prevención de los ayuntamientos que no los hace ningún ayuntamiento.
Ahora mismo, pasé por un pueblo, estoy en un polígono industrial y hay parcelas que aún no están edificadas, tienen un pasto de metro y medio. ¿Por qué el ayuntamiento permite esa cantidad de pastos dentro del municipio? ¿Cómo es posible que se pueda quemar un pueblo? Eso sería imposible si hubiese normas de prevención.
Por lo tanto, aquí hay una gestión compartida. Políticamente, es mucho más bonito hacer una plaza y que vaya a inaugurarla el ministro, el presidente, el alcalde o un consejero, que una labor de gastarse un dinero en prevención de fuego, en hacer leyes y normas para prevenir eso que, como no se ve, no llama al voto, no llama a la foto y no llama a darte un titular. Porque sí, es titular cuando se quema, pero en cambio no es noticia cuando algo no se quema.
Entonces, como no es noticia y no se puede poner ninguna medalla, pues no se hace. Por lo tanto, la responsabilidad es compartida entre las tres administraciones: nacional, autonómica y local. Y la negligencia también es compartida. Ninguno hace absolutamente nada sobre estos temas que estamos hablando.
Pásate por cualquier carretera del Estado y vas a ver que cada vez que se quema un coche automáticamente provoca un incendio. ¿Cómo es posible que las cunetas de nuestras carreteras —sean locales, comarcales, provinciales o nacionales— estén llenas de pastos? ¿Cómo es posible que nadie haga nada? ¿De quién es la competencia? Pues de todas las administraciones.
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The Epoch Times España: ¿Quiere agregar algo más?
Sr. Cortés: No, que pasarán los incendios, empezará a llover este otoño, llegará el invierno, nos olvidaremos hasta que no volvamos a tener otra vez esto, que por desgracia es lo que viene sucediendo con este y con todos los problemas, que conforme pasa se nos olvida y al final siempre los que pagamos somos los mismos.
Fíjate, a ese agricultor que se le han quemado las colmenas o las ovejas o el pasto, a ese le vamos a dar ayuda. Son ayudas siempre prometidas que nunca llegan o llegan en muy escasa cuantía.
Siempre somos los mismos los que pagamos el pato de una clase política y de unas administraciones que, si los esfuerzos que hacen en echarse la culpa unos a otros los pusieran en hacer las cosas como los ciudadanos lo exigimos, mucho mejor nos iría.
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