VENEZUELA

Venezuela: el representante de China en el patio trasero de Estados Unidos

Desde plataformas petroleras que valen miles de millones de dólares hasta la membresía en el BRICS, el régimen de Maduro se está convirtiendo rápidamente en la cabeza de playa de Beijing
septiembre 24, 2025 19:44, Last Updated: septiembre 24, 2025 19:44
By James Gorrie

El ataque de la administración Trump contra un barco narcotraficante venezolano el 2 de septiembre en aguas venezolanas no fue una casualidad. Fue un golpe calculado con enormes implicaciones para la política de Washington en América Latina, Venezuela y China. En un solo acto, la guerra contra las drogas del gobierno estadounidense se ha convertido en parte de una mucho mayor, y el efecto dominó será enorme.

De hecho, Estados Unidos ha desplegado un grupo de buques de guerra en las inmediaciones de aguas venezolanas, por si el mensaje no había quedado claro. El statu quo anterior, con un Estados Unidos relativamente pasivo y poco activo frente al régimen narcotraficante venezolano, ha terminado.

Las enormes inversiones de China en Venezuela

Venezuela ya no es solo otro estado socialista fallido que alguna vez fue la nación más rica de Latinoamérica; se ha convertido en un campo de batalla geopolítico. Bajo la segunda administración de Trump, Washington ha pasado de una postura pasiva a una activa, castigando a Caracas por su narcotráfico, dirigido específicamente contra la población estadounidense.

Pero esto es sólo el comienzo.

Para Pekín, Venezuela es un valioso activo geopolítico. Durante la última década, China ha invertido miles de millones en el desplomado sector petrolero venezolano, intercambiando efectivo e infraestructura por futuros envíos de crudo. Dado que Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, el Partido Comunista Chino (PCCh) ve una oportunidad no solo para la seguridad energética, sino también para ganar influencia política en Latinoamérica y una plataforma desde la cual lanzar diversos ataques contra Estados Unidos.

«China es el aliado fundamental del régimen y es el que está impulsando cualquier acción que se está llevando a cabo a nivel internacional, incluyendo ahora en la ONU, para que Maduro no sea sacado del poder», señala la periodista de investigación y columnista de The Epoch Times España, Maibort Petit.

Esta relación estratégica se remonta a más de 25 años —detalla la politóloga venezolana— se ha consolidado con más de 600 acuerdos firmados desde la llegada de Hugo Chávez al poder, abarcando no solo petróleo pesado —del que Caracas es el mayor proveedor para la industria china—, sino también intereses en minerales preciosos como el coltán, tierras raras y oro.

«China está presente en todas las industrias básicas de Venezuela con un papel preponderante. Como pago a la lealtad y a todos estos acuerdos, acaban de recibir los mejores campos petroleros del Arco Minero del Orinoco», apunta Petit.


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Maduro es el representante de China, imitando el papel de Cuba en la Guerra Fría

Si este escenario le resulta familiar, es porque el líder venezolano Nicolás Maduro ha copiado el ejemplo de Fidel Castro en la Guerra Fría. Así como Cuba se convirtió en la base de avanzada de Moscú en la década de 1960, Venezuela es el representante del PCCh en el hemisferio occidental.

Al alinearse con China, Maduro obtiene apoyo económico y protección internacional, mientras que Pekín se afianza al sur de la frontera con Estados Unidos. Esta alianza en desarrollo refleja la estrategia soviética de proyectar influencia cerca del patio trasero de Estados Unidos.

El papel clave del PCCh en el narcotráfico en Venezuela

Como era de esperar, Pekín se está aprovechando al máximo del gobierno corrupto de Venezuela y su proximidad a Estados Unidos. Informes de funcionarios estadounidenses apuntan a empresas chinas que suministran precursores químicos utilizados para la fabricación de fentanilo y otras drogas sintéticas. Esto es consecuencia directa de la aprobación del PCCh.

Muchos de estos precursores de drogas se canalizan a través de Venezuela, donde los cárteles locales procesan y reexportan narcóticos hacia el norte. Este comercio clandestino se ha convertido en un foco de tensión creciente entre Estados Unidos y China, y Washington acusa a Pekín de facilitar el flujo de drogas letales a las comunidades estadounidenses a través de los porosos puertos venezolanos. Por supuesto, Pekín niega cualquier implicación.

En este sentido, Petit subraya la complejidad del involucramiento chino: «Hay muchas empresas chinas que están sancionadas por el gobierno de los Estados Unidos que suministran precursores o que traen a Estados Unidos precursores para la fabricación del fentanilo».

La periodista radicada en Nueva York resalta que si bien «hasta ahora ninguna de las empresas que hay en Venezuela están identificadas por los Estados Unidos como relacionadas con los precursores del fentanilo. […] el régimen chino disfraza bien todo».

En otras palabras, esta discreta red de suministros refuerza cómo China opera en las sombras para sostener al régimen de Maduro sin exponerse directamente a represalias.

EE. UU. ataca narcobarco vinculado a la banda del Tren de Agua

Tras la destrucción de un buque venezolano de narcotráfico operado por la banda Tren de Agua, las fuerzas estadounidenses incautaron grandes cargamentos de narcóticos destinados al mercado estadounidense. La operación fue descrita como una advertencia directa al régimen de Maduro, indicando que Washington no toleraría la profundización del papel de Venezuela en la guerra hemisférica contra las drogas.

El dramático ataque al barco cargado de drogas que fue noticia mundial subraya los crecientes riesgos de la transformación de Venezuela en un estado narcoterrorista alineado con el régimen chino.

El PCCh respalda a las pandillas venezolanas

Con el régimen criminal de Caracas y el apoyo financiero chino, las pandillas venezolanas ahora realizan operaciones de contrabando y otras operaciones criminales en Colombia, América Central e incluso a través de la frontera sur de Estados Unidos.

Las fuerzas del orden estadounidenses han determinado que estos grupos están impulsando aumentos repentinos de la delincuencia violenta, la trata de personas y el tráfico de migrantes en ciudades de todo Estados Unidos. Dicho de otro modo, el PCCh está librando una guerra contra Estados Unidos amenazando la estabilidad interna y la vida de los estadounidenses a través de su representante venezolano.

Las esperanzas de Venezuela de unirse al BRICS con el apoyo de China

Es más, con el patrocinio de China, Venezuela busca unirse al BRICS, aunque Brasil bloqueó recientemente su solicitud de adhesión. No obstante, la alianza de Venezuela con China la posiciona aún más para seguir representando un desafío regional para Estados Unidos. Esto convierte a Caracas en algo más que una nación de pandillas, drogas y tráfico de personas.

Si Venezuela se uniera formalmente al BRICS, se convertiría en un adversario más del sistema financiero global dirigido por Estados Unidos, lo que la colocaría en la categoría de amenaza geopolítica con respecto al poder y la influencia de Estados Unidos, tanto a nivel regional como global.

Al atraer a Caracas al bando BRICS, Pekín (junto con Rusia, Turquía y otros) no solo apuntala el régimen de Maduro, sino que también fortalece un contrapeso a la influencia estadounidense en el hemisferio. Los analistas argumentan que esto forma parte de una estrategia más amplia del PCCh para distraer a Washington de Asia fomentando la inestabilidad en su territorio. Este potente frente latinoamericano le permite a China presionar a Estados Unidos en dos continentes a la vez.

Una nueva guerra fría en las Américas

Venezuela ya no es simplemente una tragedia económica y humanitaria, sino un frente en la rivalidad geopolítica entre Estados Unidos y China. Al financiar el régimen de Maduro, suministrar precursores químicos y posiblemente sumar a Caracas al BRICS, Pekín podría establecer una presencia multifacética en el hemisferio occidental. La respuesta estadounidense —desde redadas marítimas antidrogas hasta la renovación de las sanciones— demuestra la gravedad con la que Washington considera la amenaza.

Así como Cuba alguna vez sirvió como peón caribeño de Moscú, Venezuela es la cabeza de playa de Beijing en el patio trasero de Estados Unidos, lo que garantiza que un potencial conflicto entre Estados Unidos y China pueda librarse no en el Mar de China Meridional, sino también al sur de Miami.

En este contexto de redefinición geopolítica, las acciones de la administración Trump contra el narcorégimen de Maduro podrían marcar un antes y un después, no solo en la relación de Estados Unidos con los países autoritarios de la región, sino en la supervivencia misma del chavismo.

«Puede haber un cambio, no digamos que radical, pero sí importante, porque en estos momentos se redefinió la política de América Latina en relación a Estados Unidos», apunta Petit.

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