Josema Vallejo sobre el ataque en Alcalá de Henares: «Separa la agresión para pasar a ser una humillación»

En entrevista exclusiva, el vicepresidente de Una Policía para el Siglo XXI disecciona la nueva criminalidad que enfrenta España y aporta posible soluciones

Por Sandra Flores
11 de julio de 2025 10:35 Actualizado: 11 de julio de 2025 10:39

ENTREVISTA:

En estos días las redes sociales se están inundando de testimonios de ciudadanos que expresan su temor a salir a la calle, a dejar su casa vacía para irse de vacaciones o a simplemente hacer las cosas que antes hacían con total tranquilidad, como pasear solos por la calle.

Multitud de concentraciones de protesta por la creciente inseguridad están brotando en puntos de toda la geografía española y se están produciendo enfrentamientos entre ciudadanos españoles y delincuentes que agreden o allanan propiedades en las calles de los barrios españoles.

Un 97 % de las jóvenes españolas dicen estar inquietas por la violencia contra las mujeres que perciben se ha incrementado en los últimos años.

Y es que las agresiones sexuales se han duplicado entre 2017 y 2023 y los delitos sexuales cometidos por personas de nacionalidad africana se han incrementado un 144 %, los de nacionalidad americana un 88 % mientras que los cometidos por españoles aumentaron un 13 % en el mismo período, según datos del Ministerio del Interior.

Las estadísticas oficiales indican además un incremento significativo de los homicidios, los robos con violencia a la vez que detectan la aparición de nuevas formas de criminalidad para las que nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad dicen no estar suficientemente preparadas.

Para profundizar en esta realidad hemos hablado con José Manuel Vallejo, vicepresidente de Una Policía para el Siglo XXI, una asociación de profesionales de la Seguridad Pública que reclama una reforma del modelo policial que sea capaz de proteger al ciudadano de estas nuevas amenazas.

El Sr. Vallejo es cabo primero de la Guardia Civil, especialista en información y tráfico, además de coautor de los libros Don’t Fuck the Police y España, zona de confort criminal.

Epoch Times: Estamos viendo en este momento una tensión en las calles realmente muy fuerte. La semana pasada hubo protestas ciudadanas por la violación de una joven en Alcalá de Henares. También se produjeron protestas por incidentes sucedidos en Alhama de Murcia, en Vallecas y en Sabadell.

Estos son solo algunos ejemplos de una crisis que ya comienza a manifestarse en toda España. Parece que la ciudadanía ha empezado a expresar su descontento y a protestar, porque es cierto que está surgiendo un tipo de criminalidad que no se conocía en el país. ¿En qué consiste esta nueva criminalidad y de dónde proviene?

Sr. Vallejo: Cuando hablamos de delincuencia importada, algunos nos preguntan por qué ponemos tanto énfasis en ella, como si restáramos importancia a la delincuencia autóctona. En absoluto. España, por desgracia, ha vivido procesos delictivos muy específicos y muy propios, que podríamos calificar de «patrios».

En el caso español, la delincuencia tradicional incluía estafas, timos, actos de picaresca, robos como el tirón de bolso, atracos a farmacias o incluso el terrorismo, que sufrimos durante muchos años. Ante esas realidades, desarrollamos mecanismos de respuesta.

Sin embargo, ha surgido una delincuencia nueva, importada, con métodos distintos. De la misma forma en que una empresa debe adaptarse a productos extranjeros o como lo hacemos con las costumbres culturales que importamos —modas, gastronomía, música—, también nos enfrentamos ahora a modelos de criminalidad nuevos.

La aculturación es un fenómeno natural. Hoy escuchamos músicas distintas a las que oían nuestros padres o abuelos. Consumimos alimentos que antes eran exóticos: falafel, kebab, cocina china, árabe, mexicana o siria. Y eso es positivo: nos enriquece. No hay problema en incorporar elementos culturales de otras sociedades. Pero cuando, junto a esa cultura, llegan también formas distintas de delincuencia, el fenómeno cambia.

En España, tradicionalmente, el atracador decía: «la bolsa o la vida». Hoy, sin embargo, en algunos casos se agrede primero a la víctima y después se produce el robo. El agresor anula así la resistencia desde el principio. Esto es nuevo. Lo mismo ocurre con ciertos tipos de agresiones sexuales. Antes, un solo caso [de violación] acaparaba portadas y telediarios. Hoy, con el incremento masivo de este tipo de delitos, ya ni siquiera se convierten en noticia.

Este fenómeno de ocultamiento o falta de visibilidad informativa genera frustración social. Cuando hay opacidad, la reacción puede surgir en lugares inesperados. ¿Qué ha ocurrido en el caso reciente de la joven agredida en Alcalá de Henares? No es, lamentablemente, la primera víctima de una agresión sexual ni la primera a la que golpean antes de agredirla. Lo que marca la diferencia es que el agresor la obligó a tomarse una fotografía con él. Esto ya separa lo que es la agresión para pasar a ser humillación.

Todos tenemos madres, hermanas, hijas, esposas, novias. Y cuando se percibe que se ataca esa base afectiva, esa identidad compartida, la reacción es inevitable. Se trata de un reflejo comunitario. En sociedades como la nuestra, europeas o latinoamericanas, cuando se siente que la identidad está siendo atacada, surge un mecanismo de defensa. Esto no tiene que ver con racismo ni con xenofobia: es una reacción antropológica, descrita en los manuales de antropología social. Cuando una sociedad percibe que su modo de vida está en riesgo, se defiende.

Mientras esos ataques han sido esporádicos y dispersos, la sociedad ha confiado en que las instituciones —que ella misma ha creado para protegerse— actuarían. Pero cuando esto no sucede, emerge lo que se suele llamar «el pueblo», ese ente abstracto que acaba asumiendo su propia defensa.

José Manuel Vallejo, vicepresidente de Una Policía para el Siglo XXI. Foto: Cortesía Jose Manuel Vallejo.

Epoch Times: ¿Existe relación entre inmigración ilegal y criminalidad?

Sr. Vallejo: Existe una relación entre inmigración y delincuencia, como también la hay entre otros factores (edad, clima, aumento de población).

Negar que la inmigración tiene efecto sobre la criminalidad es ser muy obtuso. Pero ya, si entramos en la inmigración ilegal desbordada en el espacio y en el tiempo, negarlo ya es querer ponerse una venda y meter la cabeza bajo tierra como el avestruz, evidentemente.

Esto no implica que los inmigrantes sean personas malas, pero sí que enfrentan dificultades de adaptación cuando no cuentan con herramientas culturales o sociales, lo que puede favorecer procesos de desintegración social.

Hay inmigrantes que, con voluntad de integrarse, logran adaptarse rápidamente. Sin embargo, cuanto más distinta sea su cultura de origen, mayores son las dificultades. El problema se agrava cuando llegan personas sin intención de integrarse o cuya identidad es desconocida. En muchos centros de acogida no se conoce realmente quiénes son ni cuáles son sus antecedentes.

¿Qué es lo que está pasando en el caso de Alcalá de Henares? 1800 personas metidas en un centro de inmigrantes, por donde han pasado otras tantas miles, de las cuales no hemos sabido absolutamente nada. No están identificadas más allá del nombre y apellidos que han querido dar. Muchos han aportado un documento, otros no han aportado ningún documento. No sabemos qué antecedentes tienen, no sabemos absolutamente nada.

No se puede asumir que todos tienen la capacidad y voluntad de integrarse, ni tampoco ignorar que puede haber riesgos. Incluso personas nacidas en España tienen dificultades de adaptación. Por tanto, es razonable pensar que personas de otros contextos puedan enfrentar aún más obstáculos para integrarse plenamente.

Epoch Times: En Alcalá de Henares hay un centro de acogida de extranjeros con 2 000 personas. La ciudad tiene una población de alrededor de 200 000 habitantes, lo que representa una proporción considerable. ¿Cuántos centros de este tipo hay en España? ¿Qué volumen de personas está entrando? 

Sr. Vallejo: Esa es una cifra que desconocemos todos. Nadie sabe cuántos extranjeros hay en España. Sí conocemos las cifras oficiales de extranjeros legales, que representan aproximadamente un 13 % de la población. Son aquellos que tienen permiso de residencia y trabajo y que se pueden contabilizar estadísticamente, pero no sabemos cuántos extranjeros ilegales hay. No lo sabemos. Debería saberlo el gobierno, pero no facilita esas cifras. Ahí radican los verdaderos problemas.

Sabemos que entre nosotros hay personas con nacionalidad española o DNI español que tienen antecedentes, que son peligrosas y que han cometido delitos graves en el pasado. No hablo de problemas menores, sino de actos delictivos graves. ¿Qué ocurre con todas esas personas anónimas que circulan por nuestras calles y de las que no sabemos nada? Esa es la cifra oculta, la cifra fantasma, que aunque se exige al gobierno, no se obtiene respuesta. Incluso creo que ni el propio gobierno la conoce.

El caos administrativo es tal y la libertad con la que se permite la entrada es tan grande que, mientras tanto, muchas personas mueren en el trayecto. Hay tanta gente que dudo que el Gobierno sea consciente de la magnitud del problema que ha creado, no solo el actual, sino también los anteriores, aunque este Gobierno, en particular, ha desbordado todas las previsiones.

Epoch Times: ¿Y tiene la policía herramientas para actuar contra esta nueva delincuencia?

Sr. Vallejo: La policía, la Guardia Civil y las fuerzas y cuerpos de seguridad tienen las herramientas para atajar la criminalidad que han tenido siempre. Los medios son pocos, el personal es escaso y el presupuesto es bajo, de hecho, cada vez es menor. Por ejemplo, en cibercriminalidad, sin entrar en casos truculentos, hace unas horas conocí una estafa de casi 50 000 euros que probablemente arruinará a una empresa familiar. Hablamos de dinero. Esta cibercriminalidad usa diversas trampas para estafar a la gente. Se roban millones de euros todos los días, pero no hay nadie capaz de detenerlo por falta de medios y personal.

Esa empresa podrá recuperarse, pero ¿qué hacemos cuando violan a una chica y le marcan para toda la vida? ¿Qué hacemos cuando matan a una persona a machetazos? Eso es irrecuperable. Y ¿quién comete estos delitos? Por ejemplo, un joven de Mali que estaba en un centro de acogida de inmigrantes, del que no se sabía nada. Hubo suerte porque alguien oyó a una chica gritar y pudo intervenir; el agresor se marchó tranquilamente, sin huir. Tardaron tres días en detenerlo gracias a cámaras que lo grabaron. Si no, sería imposible localizarlo con una prueba de ADN o una descripción.

Hace veinte años nadie hubiera creído esto. Llevamos tiempo advirtiendo, pero un ciudadano normal no lo creería. Y la respuesta del Estado a quien pide explicaciones es acusarlo de ultraderecha, extremista, nazi o facha. No, dejemos las ideologías. Esto va de vidas: nuestras hijas, hijos y la supervivencia como sociedad. No hablo de raza o supremacismo cultural, sino de una cultura que funcionaba razonablemente bien y que está siendo atacada por individuos que no quieren conservarla.

Los vecinos preguntan por el balance de criminalidad de Alcalá de Henares: los homicidios en grado de tentativa han crecido un 85 %, las agresiones sexuales con penetración un 62 % y el tráfico de drogas un 34 %. La delincuencia autóctona estaba controlada, pero con esta nueva delincuencia no se puede. Desde las instituciones y algunos medios se dice que denunciar esto es de ultras, racistas o xenófobos.

Epoch Times: ¿Y por qué cree usted que se señala a quien denuncia? 

Sr. Vallejo: Tendemos a pensar que es maldad, que hay un plan establecido, y yo también lo creía durante muchos años. Pero he llegado a la conclusión de que no podemos atribuirlo a la maldad, sino que es sencillamente estupidez pura y dura. Partimos de la base de que toda esta gente con ánimo tan buenista y altruista quiere mano de obra barata, casi esclava, que venga aquí a trabajar en empleos temporales.

Ahora que sabemos que traer personas con intención de que sean semiesclavizadas es una dinámica tremendamente perversa, hay que recordar que aún vivimos con la idea de que «nos cargamos África porque éramos colonialistas» y les robamos sus recursos. No acepto esa teoría, pero, dándola por cierta, hace muchos años que las colonias dejaron de existir y no se ha levantado cabeza en esos países. Habría que ver por qué sus organizaciones tribales no logran conformar sociedades avanzadas, pero eso es otro debate.

Y ¿ahora no hay problema en robarles lo más valioso de una nación: su juventud, su capacidad de desarrollo, sus hombres y mujeres jóvenes que deberían estudiar y formarse para que su sociedad avance? Se les invita a venir y a ahogarse en el mar, y luego se dice que quienes exigen soluciones en origen somos «ultraderecha» o «muy malos».

Esa es la dinámica perversa que nos están vendiendo ahora mismo. ¿Qué debemos procurar? El desarrollo de sus naciones. Debemos dejar allí su fuerza de trabajo, su juventud y su talento intelectual para que desarrollen sus propias naciones.

Epoch Times: EE. UU. ha descubierto que China está pasando por la frontera sur los precursores para la producción del fentanilo, que está causando estragos en el país. ¿Puede estar pasado algo similar en las fronteras de España con Marruecos?

Sr. Vallejo: La inmigración es un proceso de desestabilización social descrito hace décadas, incluso por potencias extranjeras y grupos terroristas como Al Qaeda, Estado Islámico, Boko Haram y otros del yihadismo secundario. La entrada de estupefacientes y drogas es otro proceso desestabilizador, también bien documentado.

Cuando hace años se advertía que el fentanilo llegaría a España, se recibían críticas, pero hoy ya está presente, aunque de momento en cantidades muy pequeñas. España cuenta con precursores y sustancias variadas, y es uno de los mayores consumidores de cocaína del mundo. Sin duda, es una puerta de entrada, junto con el puerto de Róterdam, para mercancías ilegales, personas y drogas, que constituyen un factor desestabilizador social de primer orden.

Desestabilizar un país es barato y les permite obtener información y modificar la aceptación social hacia determinadas dinámicas. Por ejemplo, en España durante la primera década del siglo XXI se difundió una cultura procomunista que también afectó a Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. Tras la Segunda Guerra Mundial, incluso existió un partido comunista en EE. UU. La doctrina comunista ha penetrado en Europa en su variante progresista, promoviendo nuevas luchas sociales para atraer a los jóvenes, que no se identifican con las viejas luchas de la revolución industrial.

Sin embargo, este proceso ha sido abrupto y burdo, y actualmente el péndulo comienza a girar en oposición a esa doctrina. Aun así, la entrada de drogas sigue siendo un elemento desestabilizador.

Las organizaciones criminales que operan en España tienen presencia de todas las mafias internacionales. España es un paraíso para ellas porque su persecución es escasa e ineficaz. A diario se desmantelan bandas, pero casi inmediatamente reaparecen otras o las mismas.

Estas organizaciones están cada vez más arraigadas en el país. Como señalamos en el libro escrito junto a Samuel Vázquez, infiltran el Estado, las fuerzas y cuerpos de seguridad, la judicatura, las policías locales y los ayuntamientos. Generan redes clientelares y cadenas de favores.

Por eso no sorprende que haya altos cargos policiales involucrados en casos de corrupción, como un jefe de policía nacional con 20 millones de euros en casa, o la detención de un capitán de la Guardia Civil en el puerto, o el asesinato de un estibador en el puerto de Barcelona. Estos hechos, explicados en numerosas ocasiones, reflejan la gravedad del problema.

Epoch Times: Nuestro colaborador, Rubén Pulido señala que el terrorismo controla las rutas migratorias y se financia con ellas. ¿Cuánto terrorismo puede estar entrado a través de la inmigración ilegal? 

Sr. Vallejo: Rubén Pulido es la voz más autorizada en inmigración ilegal hoy en España. De hecho le hemos citado en nuestro libro donde también describimos este fenómeno.

Estos grupos terroristas, como elemento de desestabilización, actúan junto con organizaciones criminales que introducen en Europa inmigrantes ilegales, sustancias estupefacientes, dinámicas criminógenas y agentes terroristas. En España, actualmente existen aproximadamente 2000 combatientes retornados que han participado en la yihad, es decir, personas que han combatido por la causa del islamismo radical contra Occidente. Estos individuos ya están presentes en el país y pueden actuar de forma individual o en grupo en cualquier momento.

Las organizaciones criminales y terroristas están íntimamente relacionadas. Como se expone en nuestro libro, el dinero obtenido de la droga, las extorsiones, el tráfico de viviendas y diversas estafas termina financiando grupos terroristas. Es un círculo completo donde todo está conectado.

Cuando grupos como Boko Haram atacan violentamente una aldea —por ejemplo, utilizando machetes contra sus habitantes— crean flujos migratorios forzados hacia otras zonas controladas por franquicias de otros grupos terroristas que gestionan estos movimientos para su beneficio. Cobran por pasajes y manipulan la migración según sus intereses.

Este círculo de criminalidad, al igual que la globalización y las redes sociales, está muy interconectado. Es un ovillo complejo que debe desentrañarse, aunque para ello se requiere voluntad política y social, ya que parece que solo unas pocas personas están realmente interesadas en lograr una sociedad próspera y pacífica para el futuro.

Epoch Times: ¿Existe esperanza de que esta situación mejore?

Sr. Vallejo: Si existe esperanza para revertir esta situación. Existen ejemplos internacionales, como en El Salvador, Nueva York y Los Ángeles, donde procesos de delincuencia masiva se han revertido. En nuestra asociación sabemos cómo hacerlo, no por genialidad, sino porque todo está estudiado y probado. Para lograrlo es indispensable que se aplique la fuerza de la ley de manera estricta, con un liderazgo político dispuesto a asumir el coste de hacer cumplir la ley y respaldar plenamente a las fuerzas de seguridad, funcionarios de prisiones, policías aduaneros y militares.

Nuestra asociación defiende tres principios básicos:

1. La entrada a España debe ser siempre legal.

2. Los inmigrantes legales deben adaptarse a las costumbres y normas españolas, respetando el Código Penal y Civil, y la buena convivencia.

3. No se debe impedir la preservación de tradiciones culturales mientras no contradigan la ley.

Quien no cumpla estas normas, especialmente quien entre ilegalmente o cometa delitos, no es bienvenido. Es importante destacar que la mayoría de inmigrantes que respetan las normas y trabajan arduamente están interesados en que no se les relacione con delincuentes. Muchos extranjeros rechazados por la criminalidad también sufren las consecuencias y se oponen a que sus hijos sean captados por bandas violentas.

En resumen, los elementos para revertir esta situación existen, y la sociedad puede volver a un estado de normalidad y progreso razonable similar al de finales del siglo XX y principios del XXI.

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