Más de 15,7 millones de chilenos están llamados este domingo a las urnas para decidir en elecciones quién sucederá al presidente progresista Gabriel Boric, en una contienda que enfrenta a la candidata de la izquierda, la militante comunista Jeannette Jara, con el candidato de la derecha José Antonio Kast, amplio favorito según todas las encuestas.
Jara, exministra de Trabajo de Boric, ganó la primera vuelta del 16 de noviembre con el 26,8 % de los votos, pero llega a la cita electoral con escasas opciones de ampliar su base de votos.
Kast, líder del Partido Republicano, obtuvo cerca del 23,9 %, pero recibió inmediatamente el respaldo incondicional de los otros candidatos de centroderecha y derecha, sumando más del 50 % de los sufragios de la primera ronda.
Kast: el gran favorito
El abogado de 59 años, ferviente católico y padre de nueve hijos, representa la opción conservadora más firme desde el retorno a la democracia.
Defensor histórico del régimen de Augusto Pinochet —cuyo hermano fue ministro—, Kast ha moderado su discurso en esta campaña, centrándose en la crítica al Gobierno de Boric.
«Chile se cae a pedazos», repite Kast, atribuyendo al actual Ejecutivo la peor crisis de seguridad reciente.
En su cierre de campaña en Temuco, el 11 de diciembre, prometió «un cambio con carácter».
«Generaremos orden, confianza y seguridad», afirmó, asegurando que «dejará la vida por recuperar la paz» y llamando a la «unidad nacional» frente al «caos» actual.
Kast propone medidas duras: expulsión masiva de migrantes irregulares —dando 90 días para que abandonen el país voluntariamente—, construcción de zanjas y vallas en la frontera norte, cárceles de máxima seguridad y un recorte fiscal de 6000 millones de dólares en 18 meses.
Analistas como Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, ven en Kast «una pieza más de la nueva política de Trump hacia América Latina», alineado con líderes como Javier Milei (Argentina), Nayib Bukele (El Salvador) o Daniel Noboa (Ecuador).
Jara busca un milagro
La abogada de 51 años, militante comunista desde la adolescencia, expone como logros haber gestionado la reducción de la jornada laboral a 40 horas y la reforma de pensiones durante su paso por el Ministerio de Trabajo.
En campaña, se ha desmarcado del impopular Gobierno de Boric —con aprobación por debajo del 30 %— afirmando tener un «estilo distinto» y no ser «la candidata de la continuidad».
Ante las críticas anticomunistas de buena parte del electorado, Jara ha prometido suspender o renunciar al Partido Comunista si llega a La Moneda para representar a una coalición amplia.
En su cierre de campaña en Puente Alto, el 10 de diciembre, ante miles de seguidores, insistió en mantener la estabilidad, profundizar derechos sociales y combatir la delincuencia con «todas las herramientas del Estado».
Sus propuestas incluyen un ingreso vital de 750 000 pesos chilenos (700 euros), levantar el secreto bancario contra el crimen organizado y un plan oncológico nacional.
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Inseguridad y migración
Olvidados los debates sobre derechos sociales o modelo de país tras los procesos constituyentes fallidos, la elección gira en torno a la inseguridad y la inmigración irregular.
Chile mantiene una de las tasas de homicidios más bajas de Iberoamérica (6 por 100 000 habitantes), pero el temor al crimen ha aumentado en los últimos años.
Ambos candidatos prometen fortalecer fronteras y policía, pero Kast aboga por mano dura, mientras Jara opta por medidas como registro biométrico y expulsión selectiva de delincuentes extranjeros.
Los votantes de Franco Parisi
Los más de 2,5 millones de votos (cerca del 19,7 %) obtenidos por el populista Franco Parisi en primera vuelta son la gran incógnita.
Sus electores, hastiados de la política tradicional y centrados en movilidad social estancada, tienden —según expertos— hacia Kast por rechazo a la continuidad y afinidad económica liberal.
Parisi anunció que votará en blanco, pero analistas como Kenneth Bunker predicen que sus electores de primera vuelta irán hacia el candidato conservador.
Parlamento fragmentado
El próximo presidente asumirá el 11 de marzo de 2026 con un Congreso sin mayorías claras.
El centroderecha y la derecha están cerca de la mayoría en diputados, pero empatados en el Senado con la centroizquierda.
Los diputados del Partido de la Gente actuarán como bisagra.
En un país polarizado, donde la derecha suma fuerzas tras años de gobiernos progresistas, el balotaje del domingo podría marcar un giro conservador profundo, alineando a Chile con la ola regional de líderes como Milei o Bukele.
Con información de EFE
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