El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aprovechó la visita del primer ministro de Eslovenia, Robert Golob, para volver a reafirmar este jueves en Madrid su firme compromiso con la solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino. Ambos mandatarios ratificaron el reconocimiento mutuo de Palestina como Estado, emitido hace aproximadamente un año, y renovaron su alianza para promover esta postura como única vía para la paz en el Medio Oriente.
Tras la reunión, Sánchez subrayó el entendimiento compartido por la defensa del derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y «el multilateralismo en Gaza y en Ucrania». Además, destacó que Eslovenia «es un socio estratégico» con el que España colabora estrechamente en la Unión Europea (UE) «para contar con un presupuesto a la altura de nuestra ambición».

¿Cuál ha sido históricamente la posición de España respecto al conflicto entre Palestina e Israel?
Le ofrecemos los detalles de la actual posición y un repaso histórico de la evolución desde la creación del Estado de Israel en 1948.
Sánchez insiste en el embargo de armas a Israel
Un día antes, Sánchez se reunió con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Bruselas para discutir la suspensión del acuerdo de asociación con Israel y la imposición de sanciones, incluyendo un embargo a la venta de armas. El objetivo es presionar a Israel para que detenga lo que consideran una «invasión ilegal» en Gaza.

La solicitud de embargo de armas a Israel se complementa con la tramitación de un Proyecto de Ley en el Congreso y con la postura del Gobierno de Sánchez de no vender a Israel productos relacionados con la defensa, algo que España llevaba años haciendo.
La reciente cancelación de acuerdos comerciales previos de municiones y armas a Israel, generó un gran debate en el Congreso y un fuerte rechazo desde Tel Aviv.
El encuentro con Golob se produjo tras la reunión del ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, en la Casa Árabe de Madrid, el 28 de mayo, en conmemoración del primer aniversario del reconocimiento de España a Palestina como Estado.
El mismo día, Albares también se reunió con embajadores de 16 países árabes y con el jefe de misión de la Liga de los Estados Árabes, Malek Twal, en la sede del Ministerio, el Palacio de Viana. (Vídeo)

Albares destacó que «no hay otra vía para la paz en Palestina y para la paz en Oriente Medio que la aplicación de la solución de dos Estados» y calificó a Gaza como «una herida abierta en la humanidad». El ministro añadió que España continuará «alzando la voz y actuando» en defensa de esta causa.

De Franco a Sánchez
Palestina fue uno de los antiguos territorios otomanos no independientes que en 1922 se puso bajo la administración británica, según la Organización de las Naciones Unidas. Previamente, el Mandato Británico había emitido la «Declaración de Balfour», en la que expresaba el apoyo al «establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío».
Históricamente, España siempre ha mantenido un fuerte vínculo tanto con la población judía como con la árabe. Se estima que, durante la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno español, basado en el pasado histórico y cultural común con las comunidades sefardíes, protegió a más de 30 000 judíos europeos, según explica el estudio España, Israel y Palestina: pasado y presente de sus relaciones diplomáticas, publicado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
El 12 de diciembre de 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que condenaba a España y la excluía de la organización. Para la ONU, el régimen del general Franco se había establecido gracias a la ayuda de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini. Durante las posteriores negociaciones diplomáticas, España abandonó cualquier pretensión de neutralidad política en el conflicto de Oriente Medio y mostró un apoyo abierto a la causa palestina.
Por otro lado, las Naciones Unidas propusieron poner fin al Mandato Británico en el Medio Oriente dividiendo Palestina en dos Estados independientes: uno árabe palestino y otro judío, dejando Jerusalén bajo un régimen internacional.
El 16 de mayo de 1949 marcó una ruptura de relaciones entre España e Israel, después de que el representante israelí ante la Asamblea General de la ONU, Abba Eban, votara en contra de la petición de Brasil, Perú, Colombia y Bolivia, que buscaba derogar las sanciones diplomáticas impuestas en 1946 a España, según el estudio.
Con el paso del tiempo, otros eventos fueron forjando la postura de España hacia el mundo árabe e Israel.
En 1955, España fue admitida definitivamente en las Naciones Unidas, y esta vez Israel votó a favor. Sin embargo, durante el gobierno de Franco, las relaciones hispano-israelíes no lograron establecerse, debido a la exigencia de mejorar las relaciones entre los judíos y sus países vecinos.
La guerra de los Seis Días, librada en 1967 entre Israel y los países árabes vecinos, como Egipto, Siria y Jordania, cambió la historia del Medio Oriente y consolidó a Israel como una potencia regional.
En 1981, el presidente español Felipe González afirmó que no estaba dispuesto a hablar sobre el reconocimiento de Israel mientras no retornara a los límites establecidos antes de la guerra de 1967.
Desde 1972, la postura socialista española promovía el establecimiento de dos Estados, uno palestino y otro israelí, como camino hacia la paz en la región.
El Gobierno español defendió a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como representante del pueblo palestino, apoyó el Plan de Fez de 1982 y votó a favor de las iniciativas árabes en las Conferencias de la ONU.
En junio de 1983, y luego en 1984 y 1985, el presidente Felipe González afirmó que el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel no era un simple asunto político, sino una «cuestión histórica» que unía a España con el pueblo judío.
El 1 de enero de 1986, el Gobierno español anunció que establecería relaciones diplomáticas plenas con el Estado de Israel. Una semana después, el 10 de enero, González envió una carta a los embajadores de países árabes acreditados en Madrid para asegurarles que el reconocimiento de Israel «supera la anomalía histórica que supone la ausencia de una institucionalización de relaciones ya existente en muchos otros campos, con un país también ribereño del Mediterráneo y que está ligado por diversos vínculos con la Comunidad Económica Europea, a la que España acaba de incorporarse».
El 17 de enero de 1986, en La Haya, se normalizaron las relaciones, basándose en los vínculos históricos entre el pueblo español y el pueblo judío, lo que permitió el nombramiento de embajadores en Madrid y en Tel Aviv.
Junto con el reconocimiento de Israel, el Estado español mantuvo su apoyo a las aspiraciones del pueblo palestino y pidió la apertura de un proceso negociador entre las partes interesadas, con la participación de la OLP como representante del pueblo palestino.
España promovió la Conferencia de Paz de Madrid de 1991, que estableció diálogos bilaterales entre Israel y países como Jordania, Siria, Líbano y los palestinos.
Desde esa Conferencia, la administración española comenzó a transferir grandes cantidades de recursos a las ONG para desarrollar proyectos tanto en Gaza como en Cisjordania.
En 1993 el Presidente español fue invitado oficialmente por primera vez a Israel.
En 1995, España abrió una Oficina Técnica de Cooperación (OTC) en Palestina tras la firma de la primera Comisión Mixta Hispano-Palestina en Túnez en 1994.
En 1995, en la Conferencia Internacional de Barcelona, se invitó a Israel a intercambiar «paz por territorios».
El ascenso al poder de José María Aznar en 1996 coincidió con el de Benjamín Netanyahu en Israel. El primer ministro israelí realizó visitas a España el 3 de diciembre de 1996 y el 5 de marzo de 1998.
Paralelamente, Aznar realizó tres visitas a Israel: la primera a finales de junio de 1998, donde mantuvo una reunión de trabajo con Netanyahu para estudiar la manera de multiplicar las relaciones comerciales e inaugurar el primer Instituto Cervantes de Israel en Tel Aviv; la segunda en julio de 1999; y la tercera en diciembre de 1999, cuando atendió la invitación de Yasser Arafat, líder de la OLP, para pasar las fiestas navideñas en Belén.
Entre el 30 de octubre de 1996 y el 7 de octubre de 2000, Yasser Arafat viajó siete veces a España, y el presidente Aznar visitó los territorios palestinos en tres ocasiones, inmediatamente antes y después de sus visitas a Israel.
Tres días antes de las elecciones generales de 2004, se produjo el peor atentado de la historia de España en la estación de Atocha, en Madrid. A primera hora de la mañana del jueves 11 de marzo, diez mochilas-bomba estallaron en cuatro trenes de cercanías, causando la muerte de 192 personas y dejando heridas a miles. Ante la gravedad de los hechos, los partidos dieron por concluida la campaña electoral.
El atentado provocó un vuelco electoral que otorgó la victoria al socialista José Luís Rodriguez Zapatero, quien pocos meses después, en septiembre de 2004, eligió el tema de la promoción de una alianza entre Occidente y el mundo árabe y musulmán, durante su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU —una propuesta mencionada anteriormente por el expresidente de Irán, Muhammad Jatami—.
Desde entonces, las cifras de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) del Gobierno español hacia los territorios palestinos se incrementaron. Según cifras oficiales citadas en el estudio, la evolución de donaciones no reembolsables fue la siguiente: 19 694 974 euros en 2004; 22 958 121 euros en 2005; 57 896 625 euros en 2006 y 61 588 581 euros en 2007, cita el estudio.
El Gobierno afirmó que el objetivo estratégico global de la cooperación española con los territorios palestinos era la «creación de un Estado palestino viable a través principalmente de la lucha contra la pobreza».
Paralelamente, Zapatero mantuvo importantes relaciones comerciales con Israel.
En 2012, la Asamblea General de la ONU aceptó a Palestina como Estado observador no miembro de la ONU y en 2018 España reconoció a Palestina en su condición de Estado en la controvertida Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, que entró en vigor el 21 de abril de 2018.
La Misión Permanente de Israel ante Naciones Unidas, por su lado, declaró no reconocer a Palestina como Estado argumentando que no poseía las atribuciones de Estado desde el punto de vista del Derecho internacional.
Consecuencias del reconocimiento de Palestina como Estado
Pero, ¿qué consecuencias prácticas tiene la decisión de España de reconocer a Palestina como un Estado? El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, dijo en 2024 que esta medida implica reconocer a Palestina «como sujeto de derecho internacional a todos los efectos».
«Hay unos privilegios y unas inmunidades que España respeta escrupulosamente con todos los países del mundo, con sus embajadas y consulados, y exigimos, en base al derecho internacional, el mismo respeto», señaló Albares.
Como un Estado, bajo la Ley Orgánica 16/2015, de 27 de octubre, Palestina adquiere los privilegios e inmunidades que España otorga a los Estados extranjeros y a sus bienes, a sus jefes de Estado y de Gobierno y Ministros de Asuntos Exteriores extranjeros, a sus Fuerzas Armadas, a sus organizaciones internacionales con sede u oficina en España y a sus bienes; y a las conferencias y reuniones internacionales celebradas en España. Además ofrece cierta inmunidad de jurisdicción de no ser demandado ni enjuiciado por los órganos jurisdiccionales.
¿Significa esto reconocer al gobierno de Palestina, al grupo terrorista Hamás, como legítimo gobernante dotados de inmunidad y a sus comandos terroristas como Fuerzas Armadas regulares?
Guerra de Israel, Hamás y Palestina
El reconocimiento de España de Palestina como Estado se enmarca en un contexto de violenta guerra entre el grupo terrorista Hamás e Israel.
El 7 de octubre, Hamás, la Yihad Islámica Palestina junto a otros grupos terroristas palestinos lanzaron un ataque a gran escala contra Israel desde la Franja de Gaza, donde reside gran parte de la población palestina. Este ataque causó la muerte de aproximadamente 1200 personas, hirió a más de 5400 y se produjo el secuestro de 253 rehenes, según cifras reconocidas por el Departamento de Estados de EE. UU.
Israel respondió con una operación militar sostenida y a gran escala en Gaza, que, para finales de año, había causado la muerte de más de 21 000 palestinos y herido a más de 56 000, además de forzar el desplazamiento de la mayoría de la población palestina en Gaza.
Desde el inicio del conflicto, no se ha hecho una distinción clara entre combatientes y civiles en Gaza. Según el recuento del Ministerio de Sanidad de Gaza compartidos por EFE, hasta la fecha han muerto 53 939 personas en el territorio de Gaza y otras 122 797 han resultado heridas, aunque estos datos no han podido ser verificados de manera independiente.
Israel publicó los nombres de las 858 bajas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde el 7 de octubre de 2023. Además, informó que 5898 israelíes han resultado heridos. En la actualidad, 132 se encuentran hospitalizados, 32 de ellos en estado grave.
La persistencia del conflicto armado, el deseo del pueblo de Israel de recuperar a los rehenes y el continuo lanzamiento de misiles desde Gaza hacia Israel han tenido un significativo impacto negativo en la situación de los derechos humanos en ambos territorios. A su vez, han provocado una grave crisis humanitaria en Gaza, controlada por el grupo terrorista Hamás.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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