En las últimas semanas, ciudades clave de Estados Unidos como Los Ángeles, Chicago y Nueva York han sido escenario de conferencias organizadas por movimientos marxistas que promueven abiertamente el fin del capitalismo y la adopción del modelo chino como ejemplo de éxito comunista. Bajo el nombre de Escuelas Marxistas 2025, estos eventos, organizados por los Revolutionary Communists of America (RCA), combinan discursos de justicia social con una agenda ideológica que busca reformular la narrativa nacional estadounidense, cuestionando su sistema económico y político desde dentro. Este fenómeno plantea preguntas sobre la permisividad institucional y el impacto cultural de estas iniciativas en un contexto de polarización política.
Una agenda ideológica en expansión

Las Escuelas Marxistas 2025, celebradas en Los Ángeles (11-12 de octubre), programadas en Chicago (25-26 de octubre) y Nueva York (8-9 de noviembre), reúnen a ideólogos que reivindican el legado de Lenin, Trotsky y Marx, presentando a China como un modelo de eficiencia comunista. Los temas tratados, que incluyen desde el materialismo dialéctico hasta la reinterpretación de revoluciones históricas, revelan una estrategia deliberada para captar audiencias jóvenes, particularmente en entornos académicos y culturales. Entre las ponencias destacadas se encuentran:
– Los Ángeles: «Crisis y revolución: ¿Hacia dónde va el capitalismo mundial?», «Comunismo y liberación femenina» y «Mitos del estalinismo: lo que Lenin y Trotsky realmente defendían».
– Chicago: «100 años desde la Revolución China de 1925-27», que exalta el modelo chino, y «Fascismo: qué es y cómo combatirlo».
– Nueva York: «El fin del siglo americano y el ascenso de China», liderada por Jorge Martín, miembro del Secretariado Internacional de la RCA, junto con análisis sobre la Revolución Española y el movimiento contra la guerra de Vietnam.
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Estos eventos no son meros ejercicios académicos. Los organizadores, vinculados a la Corriente Marxista Internacional, combinan un discurso de justicia social con una crítica estructural al capitalismo, promoviendo la «superación» del sistema estadounidense y presentando a China como un ejemplo tangible de consolidación del poder anhelado.
EE. UU. debe ser como China
Un elemento central de estas conferencias es la idealización del modelo chino, presentado como un sistema que combina eficiencia económica con control estatal. Los ponentes destacan la capacidad de China para sostener un crecimiento sostenido y proyectar poder global, contrastándolo con lo que describen como el declive del «siglo americano». Esta narrativa no solo busca legitimar el comunismo como alternativa viable, sino que también apela a sectores desencantados con las desigualdades del capitalismo estadounidense.
El énfasis en China como prototipo responde a una estrategia de largo plazo: reformular la percepción pública de un país que, en el imaginario global, ha logrado combinar autoritarismo político con prosperidad económica. Este discurso encuentra eco en entornos académicos y digitales, donde los organizadores aprovechan plataformas de redes sociales y centros culturales para difundir sus ideas, particularmente entre jóvenes que perciben el capitalismo como un sistema en crisis.
Permisividad institucional
Aunque la libertad de expresión en EE. UU. protege estas actividades, la permisividad institucional plantea interrogantes. Universidades y espacios públicos han acogido estas conferencias sin un escrutinio riguroso de su contenido, lo que permite la difusión de discursos que abogan por la transformación revolucionaria y la admiración de modelos extranjeros. Expertos advierten que esta laxitud podría facilitar el avance de una agenda ideológica que, bajo la fachada de la justicia social, busca deslegitimar las instituciones democráticas estadounidenses.
En Nueva York, el contexto político añade una capa de complejidad. La coincidencia de las conferencias con las elecciones a la Alcaldía, donde destaca el candidato radical socialista e islámico, Zohran Mamdani, refuerza la percepción de un momento propicio para el cambio de sistema político de capitalista al comunista. Este entorno polarizado facilita que los mensajes de las escuelas marxistas resuenen entre audiencias que buscan alternativas al statu quo.
El nuevo frente ideológico
El avance de estas ideas no se limita a eventos presenciales. Los organizadores han establecido una red de influencia que opera en universidades, plataformas digitales y movimientos culturales. Utilizando un lenguaje accesible y apelando a temas como la equidad, la justicia racial y la sostenibilidad, logran introducir conceptos marxistas como el materialismo dialéctico y la lucha de clases en audiencias jóvenes. Este enfoque, que combina retórica progresista con una crítica radical al sistema occidental, enmarcado en un plan de transformación en las instituciones educativas, que se ven empujadas y presionadas a unirse al adoctrinamiento, dejando de lado a lo que debería ser un balance académico, enseñar el pensamiento crítico, el sentido común para evitar el adoctrinamiento.
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La clase política estadounidense, comprometida y financiada por actores interesados en deslegitimar Occidente, ha subestimado gravemente el auge de los movimientos comunistas en su propio país. Las Escuelas Marxistas 2025, presentadas como «foros educativos», tienen un objetivo declarado mucho más contundente: preparar la revolución y desmantelar el capitalismo, tomando a China como arquetipo de éxito comunista. Este mensaje, propagado desde el corazón de Estados Unidos, representa un peligro cultural y político sin precedentes: ¿hasta dónde puede la libertad de expresión proteger la promoción de ideologías que buscan subvertir los pilares de la democracia estadounidense?
Para enfrentar esta amenaza ya no tan silenciosa, es necesario que las instituciones estadounidenses impulsen un debate crítico sólido y fortalezcan los valores democráticos y la libertad individual. La sociedad civil, por su parte, debe ser educada para permanecer alerta ante los intentos de redefinir la identidad nacional mediante la glorificación de modelos extranjeros de control estatal y autoritarismo, como el caso de China.
Las Escuelas Marxistas 2025 evidencian que hay un esfuerzo deliberado, bien financiado y coordinado de movimientos comunistas internos y externos para difundir una narrativa anticapitalista que exalta la eficiencia y el poder del modelo chino. Este fenómeno combina activismo cultural, educativo y digital, y mina desde adentro los valores que sostienen el tejido social estadounidense. Lo más grave de este avance es que hay permisividad institucional y una falta de contrapeso discursivo que le permite a los enemigos de los EE. UU. amplificar su impacto.
En un país cada vez más polarizado, el reto es claro: defender los principios democráticos occidentales mientras se cuestiona críticamente la difusión de ideologías que buscan transformar el sistema desde dentro, usando a China como ejemplo de lo que consideran «el futuro del mundo».
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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