«Estamos replicando el modelo de la Unión Soviética»: La advertencia de un especialista sobre la «transición ecológica»

El ingeniero Gerardo del Caz advierte sobre el impacto que tendrá la normativa europea que impedirá vender o alquilar viviendas con baja eficiencia energética a partir de 2030

Por Miguel Díaz
11 de julio de 2025 08:12 Actualizado: 11 de julio de 2025 18:41

Gerardo del Caz es ingeniero y colaborador habitual de la Fundación Disenso. Con una larga trayectoria como consultor y especialista en temas energéticos, es una de las voces que con mayor claridad viene advirtiendo sobre las implicaciones de ciertas medidas promovidas desde Bruselas —y asumidas por el Gobierno español— en nombre de la «transición ecológica».

En esta entrevista con Epoch Times España, Del Caz analiza la controvertida directiva de la Unión Europea que, a partir de 2030, impedirá la venta o alquiler de viviendas consideradas ineficientes energéticamente.

Aunque la disposición aún pasa desapercibida para gran parte de los ciudadanos, su impacto será profundo, tanto en el mercado inmobiliario como en los derechos de propiedad.

«Lo que se está promoviendo desde Europa es una limitación a la propiedad privada y un estrangulamiento de la oferta inmobiliaria», advierte Del Caz. Y va más allá: según él, estas políticas responden a un modelo ideológico que busca reducir el acceso a la vivienda por parte de los ciudadanos comunes y concentrar el parque inmobiliario en manos de grandes tenedores.

Durante la conversación, el ingeniero desmonta los argumentos medioambientales que sustentan esta normativa y denuncia que, bajo el ropaje de la eficiencia energética, se está imponiendo un control cada vez mayor sobre la vida y la libertad de los individuos. A continuación, la entrevista completa.

The Epoch Times: ¿En qué consiste esta medida de la Unión Europea que impedirá a las viviendas ineficientes energéticamente venderse o alquilarse a partir de 2030 —y que muchos españoles desconocen—?

Sr. Del Caz: Esta medida consiste en limitar los derechos individuales de propiedad sobre determinados activos inmobiliarios en función de la calificación energética que cada uno de ellos tiene.

Esta calificación energética es obligatoria desde hace ya unos años y categoriza los diferentes inmuebles en función de unos conceptos como el grado de aislamiento y el grado de consumo energético. Las categorías van desde la letra A hasta las letras F o G en función de esa eficiencia energética.

Entonces, amparándose en esa categorización y en ese supuesto beneficio para el medioambiente, lo que se está promoviendo desde Europa es una limitación a la propiedad privada y un estrangulamiento de la oferta inmobiliaria.

Los objetivos no buscan salvar el planeta o beneficiar el medioambiente, porque esto es realmente —como decimos en España— «el chocolate del loro», el impacto que tiene a nivel global es mínimo, es ridículo, sino que permite al Estado hacer aceptables o hacer digeribles determinadas medidas que van en la línea de limitar esos derechos sobre la propiedad privada de los ciudadanos y de las empresas.

The Epoch Times: Entonces, si esta medida no busca mejorar la eficiencia energética y contribuir al medioambiente, ¿su fin es ir contra la propiedad privada? ¿Cuál es el trasfondo?

Sr. Del Caz: Aquí la cuestión es si se amplían o se constriñen los ámbitos y campos de libertad individual y de derecho a la propiedad privada. Y lo que está sucediendo en Europa, especialmente en España, en los últimos años, es lo segundo.

No es un secreto que el gobierno actual tiene un problema a nivel inmobiliario. Los precios, tanto para la adquisición como para alquiler de los inmuebles —sean estos destinados para vivienda o para actividad económica— no paran de subir.

Entonces, si están subiendo los precios, la solución clásica sería incrementar la oferta. Pero la solución que se está buscando no va por esa vía, sino por limitar los precios y por limitar los derechos, por ejemplo, condenando el uso de viviendas para alquileres temporales. Sin embargo, se trata de un uso privado de un activo inmobiliario.

Como ningún gobierno a nivel mundial puede esgrimir una limitación de derechos como algo positivo, aparecen muchas justificaciones. Es decir, si esa limitación de derechos se hace pasar bajo premisas de defensa del medioambiente, de mejora de la calidad de vida, de la salud y del beneficio en común, entonces, esas medidas pueden ser más aceptables por parte de los propios ciudadanos.

Pero la realidad ha mostrado otra cosa. Cuando ha habido problemas de vivienda, la solución no se encaminó en la línea de limitar los precios o limitar los derechos de propiedad, porque eso provoca mayor escasez y una mayor limitación, un encogimiento del mercado, que redunda en precios más y más elevados.

The Epoch Times: Lo que uno ve, a priori, es que si ya hay una crisis de vivienda y se imponen un montón de nuevos requisitos para que la persona pueda salir al mercado, y si esas exigencias implican que la persona tenga que invertir dinero —por lo menos unos miles de euros— para reformar su casa —y poder pasar de una categoría G a una E, por ejemplo—, obviamente eso que invirtió después lo va a trasladar al valor de la propiedad, ya sea si quiere venderla o alquilarla. Es decir, en definitiva lo que va a terminar pasando es que se van a encarecer aún más tanto los alquileres como las ventas.

Sr. Del Caz: Exacto. Europa está experimentando una transición: sociedades que tradicionalmente estaban construidas sobre un concepto de propiedad privada de pequeños propietarios están evolucionando hacia un entorno en donde cada vez hay menos propietarios —pero mucho más grandes— y en donde hay una legión de personas que no tienen acceso a la vivienda.

La decisión de un gobierno, digamos, de corte liberal o que favorezca la propiedad privada, debería favorecer el acceso a esa vivienda en propiedad. Pero no estamos viendo eso en Europa y no estamos viendo eso en particular en España.

Lo que se pretende es hacer la posesión de la vivienda cada vez más onerosa y difícil para los pequeños propietarios. No es el caso de los fondos de inversión, no es el caso de los grandes propietarios. A ellos esta cuestión no les afecta. Ellos tienen un parque de viviendas de muchos apartamentos, de muchos inmuebles, donde existen unas economías de escala muy grandes que les permiten primero seleccionar los activos de una forma mucho más holgada que la que puede hacer un ciudadano normal. Y segundo, les permite tener unos costes de transformación y de rehabilitación de esas viviendas mucho más bajos que los que puede tener un particular.

Se está replicando un modelo que ya existió en la Unión Soviética: el de penalizar a la propiedad privada para que se vea al propietario prácticamente como alguien al que se le puede poner de forma sucesiva distintas cargas y distintos costes, porque básicamente se asume una visión en donde si eres propietario automáticamente es que eres un rico, es que eres un poderoso y el gobierno tiene que estar defendiendo a los que no tienen esa propiedad.

El ingeniero, consultor y colaborador de la Fundación Disenso, Gerardo del Caz. (Gentileza Gerardo del Caz)

The Epoch Times: Sí, de hecho las viviendas nuevas posiblemente sí tienen ciertas características acordes a estas nuevas regulaciones, pero la absoluta mayoría —creo que es alrededor del 80% de las viviendas en España— no tiene aislamiento de ventanas y ese tipo de tecnologías nuevas. Entonces, estas medidas evidentemente perjudican a los sectores de menos recursos económicos. 

Sr. Del Caz: Exactamente. Es el mismo principio que se ha utilizado sobre los vehículos de gasolina y diésel. Se condena a la población a tener que adquirir vehículos eléctricos que son mucho más costosos y que están al alcance de unos pocos. La realidad es que, cada vez más y de una manera progresiva, el parque automovilístico envejece. Las nuevas generaciones ya no aspiran a tener un automóvil. Básicamente renuncian a ello porque saben que va a estar fuera de su perímetro en su nivel de vida.

Con la vivienda está sucediendo lo mismo, solo de una forma más tímida. Lo peor de todo es que no lo dicen. Es una cuestión subrepticia y oculta. Lo cierto es que es cada vez más complicado tener acceso a la vivienda. Progresivamente, se está aceptando que el acceso a la vivienda tiene que hacerse mediante el alquiler y mediante la subvención del poder público. Al final, hay una aceptación de que la vivienda va a pasar a manos de grandes tenedores, que ni siquiera van a ser individuos, sino fondos de inversión, bancos u otro tipo de estructuras de propiedad que no forman parte del entorno tradicional actual.

En el caso de España, por ejemplo, y permíteme que haga este inciso, el 80% de las familias eran propietarias de su vivienda. ¿Por qué? Porque culturalmente en España siempre ha habido una tendencia a tener esa vivienda en propiedad. Es algo muy intrínseco a la cultura —sobre todo— en el sur de Europa. A medida que vamos al norte de Europa ya es otro concepto donde las viviendas pertenecen a cooperativas, donde el individuo no es propietario de un inmueble, sino que posee una participación de un edificio que le da derecho a utilizar un inmueble. Pero la propiedad privada como tal no está tan ligada a cómo está en España.

Eso es lo que desde mi punto de vista el gobierno actual, de alguna forma amparándose en legislación europea, está promoviendo. Lo peor de todo es que no lo está haciendo abiertamente y comunicando estos principios a la ciudadanía porque sabe que son rechazables, sino que lo está haciendo por la vía de intentar fomentar la eficiencia energética.

Eso obviamente es una excusa y es una milonga. La realidad es que lo que se persigue es dejar fuera del parque de alquiler, de venta y de compraventa a miles y miles de inmuebles que hoy en día pueden jugar un rol en ese mercado y que en el futuro automáticamente no podrán estar dentro de él.

The Epoch Times: ¿Cree que esta medida se aplicará totalmente en 2030 o que se podría obstaculizar por ejemplo vía judicial, tal como sucede con las zonas de bajas emisiones?

Sr. Del Caz: Tengo dos tendencias y las veo contrapuestas.

En el caso de España te tendría que decir que soy pesimista porque a la limitación y a la animadversión a la propiedad privada que es tradicional en los partidos de izquierda que actualmente gobiernan España, se le une la inacción o la cobardía —no sabría cómo denominarla—del principal partido que es la alternativa.

Entonces, en el caso de España, mi visión es extremadamente pesimista porque —como dijo Chesterton— los partidos conservadores se dedican a mantener los errores que hace la izquierda.

Además todas estas cuestiones de limitación a la propiedad privada y de supeditación de la libertad individual a supuestos beneficios medioambientales, está yéndose en unas cifras económicas que para Europa son realmente terribles.

Cuando comparamos la evolución económica del continente con Estados Unidos o con algunos países de Asia o de Oriente Medio, se evidencia que los resultados no son buenos. Aquí se ha puesto el foco en determinadas medidas promovidas desde el ecologismo, desde el ambientalismo, que se han traducido en un peor rendimiento económico, con un aumento de precios, un aumento del desempleo, una pérdida de competitividad y sobre todo una limitación a la propiedad privada.

Sin embargo, en Europa hay otras tendencias. Veo los casos de Italia con Meloni, y de otros países como Polonia o Hungría, donde por otros motivos no se está en esa línea. En el caso de Francia con las próximas elecciones probablemente habrá un cambio político. En Alemania también. Entonces veo con una cierta esperanza que desde Europa toda esta situación se paralice.

Europa tiene ante sí un dilema de si se sigue en la línea actual o si vamos a cambiar el rumbo que este Trasatlántico está cogiendo. Ojalá que sea lo segundo.


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The Epoch Times: Por último, ¿qué mensaje le daría al ciudadano español que se entera ahora de esta medida?

Sr. Del Caz: A mis compatriotas les diría que tienen que prestar atención y que las ideas y las acciones tienen consecuencias.

La realidad es que llevamos muchas décadas perdiendo progresivamente la libertad y la capacidad adquisitiva. Cuestiones que eran accesibles para las generaciones de nuestros padres, como tener una o dos viviendas, un vehículo o vacaciones, poco a poco se están convirtiendo en lujos y privilegios que solamente algunos pueden tener porque se supedita la libertad y esta capacidad a determinadas premisas medioambientales.

Deberíamos optar por alternativas políticas que sean antagónicas con esta acción y con esta pérdida de libertad individual.

El problema es que hoy no tenemos un enemigo que tenga una hoz, un martillo y una estrella roja, y que podamos identificarlo fácilmente con el comunismo y con unos principios inmorales y peligrosos.

Hoy lo que tenemos enfrente son ideologías que se disfrazan en el medioambiente, la tolerancia y el cuidado del planeta, pero la realidad es que el objetivo final es siempre limitar la libertad individual.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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