Grupos comunistas con posibles vínculos con el Partido Comunista Chino (PCCh) podrían haber ayudado a organizar los disturbios migratorios de Los Ángeles.
Los recientes disturbios en la ciudad californiana en respuesta a las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) podrían revelar una compleja red de participación organizativa que va más allá de una respuesta espontánea a una política impopular entre la izquierda. Parece haber una conexión con organizaciones comunistas, incluidas aquellas con vínculos con las redes de influencia del PCCh.
Si es así, no es la primera vez que organizaciones comunistas explotan los disturbios civiles de Los Ángeles con fines revolucionarios. Durante los disturbios de Rodney King en 1992, el Partido Comunista Revolucionario (RCP), un grupo inspirado en el comunismo chino y cubano, supuestamente utilizó los disturbios como una oportunidad para reclutar miembros, publicando titulares que decían «¡Se buscan! Combatientes revolucionarios de primera línea para ir a Los Ángeles este verano» en su periódico, Revolutionary Worker.
El portavoz nacional del PCR, Carl Dix, declaró que el objetivo del partido era «liderar a millones de personas para que se levantaran en una revolución armada masiva cuando llegara el momento adecuado» y describió su participación en los disturbios como una preparación para sustituir el capitalismo por «una sociedad marxista-leninista-maoísta», según informó Los Angeles Times en septiembre de 1992. La organización ha mantenido una oposición activa a Donald Trump durante sus dos presidencias, según Influence Watch.
Tras la victoria electoral de Trump en 2016, los miembros del PCR ayudaron a crear Refuse Fascism, una organización dedicada a impedir la toma de posesión del dirigente republicano y a derrocar a su administración mediante continuas protestas callejeras. La hostilidad del PCR hacia el líder del movimiento MAGA continuó en 2025, cuando la cuenta de Instagram del partido promovió las protestas del día de la toma de posesión en Washington para oponerse al inicio de su segundo mandato.
Parece que las protestas contra el ICE sirven como sustitutos de las manifestaciones contra Trump, alineándose directamente con el marco ideológico de estas organizaciones marxistas.
Estas conexiones ideológicas parecen extenderse a varios grupos comunistas alineados con el PCCh o con vínculos directos con él, que están apoyando los disturbios actuales en Los Ángeles. Se ha informado de que el Partido Socialista y de Liberación (PSL) ha promovido activamente las protestas contra el ICE a través de publicaciones en las redes sociales en las que se pedía una «movilización masiva» y proporcionó carteles que los manifestantes llevaron durante los disturbios.
Más allá de la participación directa del grupo, PSL elogia al fundador del PCCh, Mao Zedong, y su revolución comunista, defiende el historial del régimen en materia de derechos humanos y niega que sus militares masacraran a manifestantes estudiantiles pacíficos prodemocracia en las protestas de la plaza de Tiananmen de 1989.
Las redes financieras que hay detrás de PSL parecen revelar conexiones más profundas con el PCCh a través de la coincidencia de personal con grupos financiados por Neville Singham, un millonario pro-PCCh que ha donado decenas de millones de dólares a The People’s Forum, una organización vinculada a PSL, según el New York Post.
Tras vender su empresa de software por 785 millones de dólares (678 millones de euros) en 2017, el magnate tecnológico estadounidense opera ahora desde Shanghái como centro de «una campaña de influencia generosamente financiada que defiende a China y difunde su propaganda», según un informe de investigación de 2023 del New York Times. A través de esta red, se alega que Singham ha canalizado al menos 275 millones de dólares (238 millones de euros) a través de organizaciones sin ánimo de lucro estadounidenses a grupos de todo el mundo que «mezclan la defensa progresista con los argumentos del Gobierno chino», según el informe.
The People’s Forum, fundado por la candidata presidencial del PSL para 2024, Claudia De La Cruz, sirve de conducto clave para la financiación de Singham. Además, el miembro fundador del PSL Ben Becker y los antiguos candidatos del PSL Karla Reyes y Yari Osorio ocupan puestos de liderazgo en Breakthrough BT Media Inc., otra organización mediática financiada por Singham que promueve los intereses geopolíticos del PCCh, según un informe del Network Contagion Research Institute. Este solapamiento de personal parece crear un canal financiero directo entre un empresario pro-PCCh y la organización que proporcionó apoyo material a los disturbios de Los Ángeles.
Otra posible conexión entre el PCCh y el movimiento anti-ICE más amplio surge en los campus universitarios, donde los estudiantes han participado en numerosas protestas contra el ICE en todo el país, incluyendo en Cal State Northridge, UC Berkeley y Sacramento State. Esta participación en los campus es especialmente significativa dada la bien documentada historia de influencia del PCCh en las universidades estadounidenses, especialmente en las relacionadas con las protestas a favor de Palestina. El PCCh ha establecido amplias redes en los campus a través de las Asociaciones de Estudiantes y Académicos Chinos (CSSA por sus siglas en inglés), que están supervisadas por el Departamento de Trabajo del Frente Unido del PCCh y reciben financiación directamente de las embajadas y consulados chinos.
Entre los precedentes históricos se incluyen el pago por parte de la embajada china de 20 dólares a los estudiantes (unos 17 euros) para que asistieran a la visita de Xi Jinping a Washington en 2015; la promoción ideológica coordinada durante el Pleno del Partido de 2017 en las CSSA de la Universidad de California en Berkeley, Harvard y Georgetown; y el establecimiento de células temporales del PCCh en universidades, entre ellas la Universidad de California en San Diego y la Universidad de Illinois.
Estas operaciones demuestran la capacidad probada del PCCh para movilizar la participación de los estudiantes en protestas que sirven a los intereses de Pekín, crear una infraestructura organizativa en los campus y coordinar actividades a través de los canales de las embajadas, metodologías que podrían influir o amplificar las protestas nacionales contra el ICE en las que participan estudiantes universitarios, sobre todo teniendo en cuenta que se estima que 100.000 estudiantes universitarios en California viven sin estatus legal permanente y se verían directamente afectados por la aplicación de la ley de inmigración.
Estos vínculos entre los disturbios de Los Ángeles y el PCCh, junto con los vínculos documentados del PCCh con las protestas organizadas por estudiantes, reflejan una preocupación más amplia por las operaciones de influencia extranjera. Como advirtió el representante Dan Newhouse (republicano por Washington) en octubre de 2024, «la campaña de influencia maligna del PCCh supone una amenaza directa para la industria, el empleo y la seguridad nacional de Estados Unidos». La Comisión Especial de la Cámara de Representantes sobre el Partido Comunista Chino ha documentado cómo «a través de su estrategia de trabajo de frente unido, que Xi Jinping ha calificado de «arma mágica«, el Partido Comunista Chino utiliza todos los medios a su alcance, ya sean legales o ilícitos, para influir en el pueblo estadounidense e interferir en las sociedades democráticas».
Los disturbios de Los Ángeles representan un ejemplo preocupante de cómo las operaciones de influencia del PCCh pueden explotar los agravios internos, amplificar el malestar civil y socavar potencialmente las fuerzas del orden estadounidenses y al presidente mediante una combinación de organizaciones ideológicamente alineadas, redes de financiación sustanciales y actividades de protesta coordinadas.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las de The Epoch Times.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «CCP Connections to the LA Anti-ICE Riots»
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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