Entrevista:
El «Caso Koldo» ha sacudido nuevamente los cimientos de la política española, recordando que la corrupción no es solo un problema del pasado. A pesar de las reformas implementadas tras escándalos históricos como Filesa, Gürtel o los ERE andaluces, los gobernantes de turno parecen estar destinados a quedar atrapados en un ciclo de opacidad, clientelismo y falta de controles eficaces.
En medio de este panorama, aparece como una voz autorizada para hablar del tema Manuel Villoria Mendieta, ya que además de ser un intelectual con un vasto recorrido ha sido recientemente nombrado presidente de la Autoridad Independiente de Protección del Informante (AIPI).
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Rey Juan Carlos, Villoria es también miembro fundador de Transparencia Internacional España y uno de los expertos más respetados en materia de buen gobierno, ética pública y lucha contra la corrupción.
En esta entrevista con The Epoch Times España, Villoria analiza con crudeza la realidad de la corrupción en España, explica los desafíos del nuevo organismo que preside y reflexiona sobre por qué los partidos mayoritarios no han impulsado reformas institucionales de fondo. Con una mirada crítica pero constructiva, advierte: sin una ciudadanía activa y exigente, los esfuerzos institucionales corren el riesgo de diluirse.
The Epoch Times: La Autoridad Independiente de Protección al Informante es un organismo relativamente nuevo. ¿En qué estado está el organismo que usted preside?
Sr. Villoria Mendieta: La Autoridad Independiente es un organismo que nace como consecuencia de una directiva europea que ha tenido que ser traspuesta a las leyes españolas, que es la directiva 1937/2019, que ha generado una ley en España, que es la ley 2/2023. Entonces, era necesario crear un organismo para gestionar lo que llamaríamos todo el conjunto de denuncias e informaciones sobre incumplimientos de las leyes europeas y las leyes españolas, incluidos delitos. Y a partir de ahí, también, sobre todo, para proteger a quienes son represaliados por haber informado, por haber denunciado estos casos.
Entonces, la ley del organismo acaba de empezar. Yo llevo apenas un mes desde mi toma de posesión y estamos en la construcción. Yo tengo que ir nombrando personas, buscando el presupuesto, teniendo la sede, que podré tener ya recién muy próximamente… Es un verdadero lío el comienzo de este tipo de organizaciones. Y bueno, dentro de cinco años, que es cuando acaba mi mandato, espero haber podido iniciar el funcionamiento de este organismo e iniciar un auténtico proceso de protección a los alertadores y de generación de un buen canal externo de información para conocer casos de corrupción e incumplimientos legales.
The Epoch Times: ¿Considera que la creación del organismo que usted preside es un paso importante en lo que podríamos llamar el combate contra los casos de corrupción?
Sr. Villoria Mendieta: Bueno, esto es una pequeña ruedecita en el sistema. Es una pequeña ruedecita. Necesitaríamos muchísimas más cosas, y probablemente este organismo necesitaría quizás refundirse con otros para hacer organismos más potentes. Hay muchos, muy pequeños. Pero en este momento, sin lugar a dudas, era absolutamente necesario iniciar procesos de protección a los informantes, a quienes denuncian. Había que hacerlo.
Es una pequeña parte que hay que ir rellenando, que hay que ir construyendo en lo que llamamos modelos holísticos de lucha y de prevención de la corrupción. Y esto había que implementarlo.
The Epoch Times: En su experiencia hasta ahora —porque usted tiene una amplia trayectoria— y en base a todo lo que ha investigado y ha escrito, ¿cuáles son los principales obstáculos que enfrentan los denunciantes de corrupción en España?
Sr. Villoria Mendieta: Esencialmente, los denunciantes de corrupción no tenían protección. Y una vez que denunciaban, empezaban a ser, y están realmente todavía —porque hasta que esto funcione pasará un tiempo— sujetos a represalias. Como en todas partes del mundo, las represalias son diversas. Las represalias pueden ser más graves o menos, pero en general suelen perder el puesto de trabajo, suelen ser acosados, suelen ser acusados. Suele haber querellas contra ellos por calumnias, por uso indebido de información…
En fin, hay una situación muy dura para las personas que denuncian corrupción y que denuncian ilegalidades importantes. Y es necesario protegerlos. Proteger a estas personas que, por una actitud muchas veces ética, no pueden callarse cuando ven incumplimientos, ilegalidades, corrupción; lo denuncian, y el resultado es que ven sus vidas arruinadas, sus familias sufren, y al final muchas veces todo queda en nada.
Entonces, es muy importante —hay que intentar que todo esto que estamos viendo se limite al máximo— que se reduzcan todas estas represalias que sufren. Luego lo ideal sería que las investigaciones que surgen de sus informaciones también tuvieran éxito. Pero eso ya es otro tema más complejo, porque tiene que haber pruebas, tienen que pasar muchas veces por juicios, por procedimientos de investigación complejos.
Pero si abrimos las vías, seguro que poco a poco mejoraremos la detección de casos de corrupción. Y a partir de ahí, las investigaciones.
The Epoch Times: ¿Cree que la legislación actual ofrece suficientes garantías para que estas redes clientelares dentro de las administraciones públicas puedan ser detectadas y desmanteladas?
Sr. Villoria Mendieta: No. Yo creo que ahora mismo no. Tenemos un marco legal y represivo que no está mal. El marco represivo yo creo que es mejor que el marco preventivo en España. Pero tenemos una Fiscalía Anticorrupción, ahora va a haber dos fiscalías para este tipo de delitos. Tenemos una policía que funciona bastante bien. Y luego tenemos un marco judicial en el cual uno no encuentra jueces corruptos normalmente, ni mucho menos. Sino que lo que ocurre es que los procedimientos duran enormemente.
En el aspecto represivo, una vez que hay un delito, el sistema funciona muy lentamente, pero poco a poco va generando respuestas. No siempre, pero… Sin embargo, en el campo preventivo tenemos muchísimo que hacer todavía. Y evitar el surgimiento de casos de corrupción exige mucha más transparencia, información previa. Requiere control de los conflictos de intereses, control de los grupos de interés y de los lobbies en su labor. Requiere tener, sin lugar a dudas, mecanismos de denuncias que funcionen. Requiere instalar definitivamente la protección de los denunciantes, de los informantes. En fin, requiere una enorme cantidad de medidas que tendríamos que ir implementando para ir reduciendo las posibilidades.
Porque creo que todo el mundo sabe que acabar con la corrupción es imposible, ¿no? Se minimiza, se reduce. Hay países en los que es raro encontrar casos de corrupción. Los hay, pero es raro. Y hay países en los que es raro no encontrar corrupción en casi todas partes. Bueno, España no está en ninguno de los dos extremos, pero sí necesita mejorar mucho la prevención.
The Epoch Times: Habló de conflictos de intereses y de prevención. En el Caso Koldo, si bien es un tema que la justicia aún está investigando, se ha detenido en su momento a un funcionario, y políticos fueron expulsados del partido y del Gobierno. El propio presidente, Pedro Sánchez, está hoy en el centro de la escena, pidiendo disculpas públicas, enfrentando pedidos de destitución y mociones de censura. Por lo que usted ha visto hasta ahora, ¿qué fue, según su mirada, lo que falló en cuanto a mecanismo de control contra la corrupción? ¿Y cómo se podría haber prevenido?
Sr. Villoria Mendieta: Creo que ha fallado primero la selección de las personas. Porque es evidente que no es fácil saber cómo va a actuar una determinada persona que está a tu lado, que trabaja en principio contigo, que te va resolviendo problemas, y que da la imagen de ser muy leal y muy trabajador, e incluso hasta honesto, ¿no?
La selección de personas es difícil, pero en un caso ya creo que se veían venir las consecuencias… El nombramiento de un ministro como [José Luis] Ábalos, pues cualquier persona que conociera su vida privada ya indicaba que había problemas. Que tuviera un guardaespaldas como Koldo [García] con esas características, pues también te indicaba de dónde venía este hombre, cuál era su trayectoria y las posibilidades.
Es verdad que el caso de Santos Cerdán puede ser más discutible, en el sentido de que, en principio, es un mentiroso perfecto. Que le pillas asesinando a alguien y te dice que se está lavando las manos.
Entonces, es difícil seleccionar a las personas, pero yo creo que en algunos casos se ve. Y entonces hay errores en la selección de personas. A partir de ahí, si tienes personas corruptas, personas con pocos escrúpulos, personas sin ninguna moral o amorales, pues van a encontrar el más mínimo resquicio para actuar y enriquecerse.
Entonces, los resquicios existen. Es evidente que existen. Y sobre todo hay una cultura en España —que yo creo que también se encuentra en América Latina— que tiene que ver, sobre todo, con lo que llamamos un mundo de las conexiones, de las relaciones personales. Es un mundo en el cual yo te doy información de lo que va a pasar, te vas preparando para conseguir el contrato, vamos hablando y nos convertimos en unos colegas que nos damos apoyo mutuo. Entonces ya vas conectando, creando las redes corruptas y la organización criminal.
La clave esencialmente está en esto que llamaríamos las conexiones personales, la conexión entre dinero y política, que es muy fuerte. Y las posibilidades que te da el sistema, pues siempre existen. Por mucho que pongas barreras, es difícil atacar esto, sobre todo cuando la corrupción se genera en la fase de información previa. Yo tengo mucha información de por dónde vamos a contratar, cuáles serán los contratos más importantes, qué es lo que vamos a hacer. Y a partir de ahí te lo comunico para ir preparando entre los dos los contratos adecuados. Puede que alguno no salga, pero si nos salen unos cuantos, pues ya tenemos dinero suficiente para consolidar la relación comercial.
The Epoch Times: Ahora, si uno se remonta en el tiempo y volvemos nuevamente a esa corrupción estructural con casos como los de Filesa, de ERE de Andalucía, Gürtel, que sacudieron la política española, desde esas épocas hasta hoy con el Caso Koldo, ¿usted considera que han mejorado los mecanismos de control?
Sr. Villoria Mendieta: Sí, es evidente que cuando estaba Filesa no estaba la Fiscalía Anticorrupción, que ha sido un órgano muy determinante en la lucha contra la corrupción. Es decir, hay casos de corrupción, pero ahora se persiguen mucho mejor y las sanciones son más claras y más terminantes, porque también el Código Penal se ha mejorado.
Es verdad que la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que es del siglo XIX, no acaba de actualizarse y necesitamos actualizarla. Pero, ahí sí que ha habido cambios en la normativa penal. La capacidad de la UCO, de la Guardia Civil, de la UDEF, de la Policía se ha disparado, su capacidad de investigación es mucho mejor.
Entonces, ahora mismo la impunidad es mucho más difícil que lo que era en tiempos de Filesa. Y ha habido cambios también en ese sentido. Con respecto a Gürtel, también ha habido cambios importantes para, de alguna forma, establecer controles. Por ejemplo, en el caso Gürtel, la financiación de los partidos: se ha mejorado mucho la normativa para prohibir la financiación de personas jurídicas, para establecer controles más claros, para establecer sanciones que antes no había por incumplimiento de la normativa electoral y la normativa de financiación de los partidos.
Se han ido metiendo muchos elementos que hacen que sea más difícil —pero no imposible, ni mucho menos. Entonces, lo que hemos visto en este caso [el Caso Koldo] me recuerda más al caso Roldán que a los casos de financiación más determinantes y graves de los partidos políticos. Pero sí, lo que sí se observa es el mismo comportamiento cutre, el mismo comportamiento machista, siempre con todos estos elementos verdaderamente tristes y muchas veces berlanguianos, en el sentido español del gran director [Luis García] Berlanga, pues se vuelven a producir.
Y entonces te preguntas: ¿no ha habido cambios? Sí ha habido cambios. Y los cambios se verán, y se están viendo: en la rapidez en la respuesta, en la existencia de información mucho más acreditada y mucho mejor construida, en la posibilidad de que los juicios se vayan a desarrollar con una información mucho mejor. Bueno, ahí sí se ha mejorado.
The Epoch Times: Un colega suyo, el doctor Fernando Jiménez Sánchez, nos decía que ante los casos de corrupción de gran escala protagonizados tanto por el Partido Socialista Obrero Español como el Partido Popular en los últimos 30 años, a estos partidos “no les ha interesado” encontrar mecanismos eficaces para combatir esa corrupción porque -él dijo- “los partidos han encontrado muy cómodo el manejo de los enormes recursos públicos de la administración para mantener los equilibrios internos en los mismos”. Puso como ejemplo los empleos públicos, los sueldos de las empresas públicas, los contratos públicos, las subvenciones, etc. que “les permiten tener al partido pacificado y un entorno amable”, es decir, empresas favorecidas, medios de comunicación subvencionados, etc. ¿Usted qué opina de esto?
Sr. Villoria Mendieta: Bueno, si lo dice Fernando, con el que llevo escribiendo más de 20 años, es verdad. Porque es el sistema clientelar tradicional. El sistema clientelar es el problema. Es decir, que yo gano las elecciones porque hay mucha gente que me apoya. Pero todos los que me apoyan buscan algo a cambio. Cuando llego al gobierno empiezo a repartir los puestos.
Consecuencia: me interesa que haya muchos puestos para repartir de ese tipo, que no están muy definidos profesionalmente, que no exigen nombrar al que tiene mejor currículum, sino que yo puedo nombrar un poco a quien me da la gana. Y nombro a la gente del partido que me ha apoyado.
Esta gente, muchos de ellos, no tienen información ni competencias. Pero tampoco tienen moralidad. Y entonces, claro, cuando llegan a estos puestos, empiezan también ellos a poner lo suyo y a establecer mecanismos para impedir los controles internos y para poder ir generando también sus rentas.
Entonces, es un problema vinculado a un sistema clientelar que yo creo que nos está haciendo muchísimo daño. ¿Los partidos tienen incentivos para acabar con esto? Pues no, no los tienen. El incentivo tiene que venir de fuera, para que la ciudadanía los eche a la calle en el momento que hay una corrupción grave. Y el incentivo tiene que estar también en que la administración se defienda e intente impedir que todas estas prácticas que son fraudulentas y que son contrarias a la Constitución y a lo que marcan nuestras leyes se desarrollen.
Entonces, tenemos un marco de intereses que, obviamente, dificulta que esto se implemente. Y para eso se necesita una coalición promotora muy fuerte para intentar consolidar los controles y reducir el clientelismo.
The Epoch Times: Entonces, para que estos episodios como el que estamos viendo —el del caso Koldo— no queden meramente en una exposición mediática, y no se vuelva a repetir un caso Koldo nuevamente en unos años, ¿es fundamental que la ciudadanía tome cartas en el asunto y se involucre para pedir efectivamente que se establezcan los mecanismos necesarios para que esto no se vuelva a repetir?
Sr. Villoria Mendieta: Sí, yo creo que yo puedo construir, y se pueden construir, instituciones que parecen que funcionan y que tienen desarrollo. Pero si la ciudadanía no se involucra, no exige, no denuncia, no se siente empoderada, no siente que cuando le roban el presupuesto público le está robando a ellos y le está generando problemas para sus hijos, para sus escuelas, para la sanidad, para todo… Pues claro, al final, la ciudadanía deja que esto suceda.
Hay momentos de escándalo, gritamos mucho, exigimos renuncias… pero luego va pasando el tiempo y se diluye. Y otra vez volvemos a lo mismo. Entonces, necesitamos que haya exigencia muy fuerte, una ciudadanía muy empoderada que requiera de los organismos públicos actuación. Y tener organismos públicos con capacidad, con independencia, con claro compromiso con su misión, que den respuesta a esas demandas ciudadanas y, por sí mismos, vayan avanzando.
Entonces, si los dos nos juntamos —los que estamos en los organismos y la sociedad civil— y tiramos adelante, es mucho más difícil que se produzca esto. Pero vamos, si la ciudadanía se desentiende, al final da lo mismo quién gobierne: al final siempre va a haber corrupción, porque hay muchos incentivos para ello.
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