El parto en casa: mitos y realidades de una tendencia creciente en España

Por César Munera
19 de septiembre de 2025 17:20 Actualizado: 19 de septiembre de 2025 18:55

El acto de traer un hijo al mundo hace que una mujer conecte plenamente con su feminidad. Puede redescubrir los límites de su cuerpo, fortalecer su carácter, así como su convicción en el amor, la entrega y el sacrificio en el cuidado de un nuevo ser. El parto en casa es una opción que las mujeres pueden elegir en diferentes países; sin embargo, en España no está muy bien definida ni está al alcance de muchas.

Desde antes de la década de los 60, en España era normal parir en casa, y la asistencia y control del parto lo llevaban a cabo las matronas. Sin embargo, el paradigma cambió una vez que la medicalización de la salud comenzó a tener un mayor auge en la sociedad. 

Aida Mañez, presidente de la asociación El Parto es Nuestro, afirma que la atención en el parto ha cambiado a través de la historia. Ha ido evolucionando hasta volverse un proceso medicalizado conforme se ampliaban los recursos técnicos para realizar intervenciones. Sin embargo, la efectividad de esta medicalización aún está sujeta a debate.

La medicalización es el proceso mediante el cual distintos aspectos de la vida comienzan a tener una definición y un tratamiento desde el ámbito médico. La medicalización del parto ha hecho que se normalicen algunas intervenciones que son innecesarias.

Foto ilustrativa. Pixabay

«Por ejemplo, en el caso de los partos de nalgas, al final se ha optado por hacer una cesárea porque ya hoy en día no hay profesionales que [los] atiendan. Hay muy pocos, y los pocos que hay ya se están jubilando, que atiendan partos de nalgas vía vaginal», explica.

Hasta ahora no existen grupos de control que evalúen cuáles son los peligros a la hora de asistir el parto de mujeres con o sin esa intervención medicalizada, así que tampoco hay claridad ni manera de comparar el grado de riesgo que existe.

No obstante, Mañez afirma que actualmente hay una cantidad de datos y registros compilados de países donde realizan partos en casa y con base en esos datos se está descubriendo que, si bien la mortalidad es básicamente igual tanto en hospitales como en casa, la medicalización sí incrementa la morbilidad en hospitales, que es la proporción de personas que enferman. 

Por ejemplo, el protocolo en hospitales establece que hay unos horarios y plazos para que se interne a una mujer que va a dar a luz, así como el procedimiento e intervenciones a las que debe ser sometida. Sin embargo, una mujer que pare en casa puede tener un parto prolongado y sin prisas.


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Para Aida, lo ideal es que una mujer quiera parir en casa por convicción, pues en el hogar puede estar más tranquila y se siente a gusto, señalando que es un entorno que le provee de condiciones óptimas para que el parto fluya de una manera natural.

«Sí que es verdad que existe un perfil de mujer que está huyendo de la violencia obstétrica, de la medicalización excesiva, de protocolos que no le permiten tener la libertad o, por lo menos, protocolos que van en contra de la ley de autonomía, de la privacidad», explica.

«Si hay un monitoreo y se ve que todo va bien, no pasa nada, pero en el hospital estás ocupando una cama, una habitación», añadió Mañez.

El panorama del parto en casa en España

Mañez dice que desde el año 2007, en diferentes sectores de la sociedad, se habla abiertamente de la autonomía y de la libertad de elección de las mujeres a la hora de parir, sin embargo el Sistema Nacional de Salud (SNS) no ofrece más opciones que la de asistir al hospital.

«Nos encontramos con que se supone que tenemos una libertad de elegir, pero luego a la hora de la verdad quien quiera dar a luz en su casa tiene que buscar un equipo de matronas de forma privada y costearlo de forma privada». 

«Y la verdad es que esto lo que genera al final es que nos encontremos ante un panorama en el que las matronas no están amparadas dentro del Sistema Nacional de Salud», agrega la presidenta de la asociación El Parto es Nuestro.

En España también hay una desconexión entre los servicios de atención pública y las matronas que se ubican en el sector privado. Desde El Parto es Nuestro cuestionan que hay casos en los que una matrona se pone en contacto con algún hospital para hacer el traslado de una mujer que pueda presentar, por ejemplo, hemorragia y desde los hospitales no hay protocolos para gestionarlo.

Cubrir los gastos de un parto en casa en España requiere una inversión que oscila entre los 1500 y 3000 euros, dependiendo de las matronas, la región y si el servicio necesita de alguna acción adicional, como el traslado al hospital en caso de emergencia.

Foto ilustrativa. Pixabay

Cristina Camarero Piriz es de origen madrileño pero ahora ejerce su labor como matrona en Asturias. En su juventud tuvo la oportunidad de asistir partos naturales a mujeres indígenas en comunidades víctimas del conflicto armado en Guatemala.

Luego se especializó y recibió formación por dos años en Bilbao, y más tarde, en el año 2012, decidió comenzar con el proyecto de Alumbre Parteras. Emprendió un camino para poner su convicción, conocimiento y experiencia al servicio de las mujeres españolas.

Cuenta que tras realizar su residencia y formación como matrona, entendió una realidad sobre las mujeres en España, y es que con los años ha ido en incremento la demanda de este servicio, de mujeres que quieren tener una opción diferente al parto hospitalario, que sea de bajo riesgo y que no implique la medicalización del parto.

«Desde ahí nace Alumbre Parteras. Un proyecto de acompañamiento de partos en casa con una visión fisiológica de acompañamiento al parto, potenciando la capacidad que tiene el cuerpo de la mujer y su naturaleza», señaló Cristina.

Para Cristina también ha sido importante ofrecer a las mujeres una visión más humana, que les permitiera el autoconocimiento de su cuerpo y de los cambios que este tiene durante la etapa gestante, y darles una opción para que puedan acoger a sus bebés rodeados del calor de un hogar y de una familia.


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En España el número de matronas o enfermeras especializadas que se dediquen a esta labor es muy reducido, esto se debe, en parte, a que, como se mencionó antes, el Sistema Nacional de Salud público (SNS) no incluye en sus servicios la opción del parto en casa y tampoco existe ningún tipo de cobertura o financiación al respecto.

«No deja de ser una labor que hacemos desde el sector privado, porque la Seguridad Social no ofrece ese servicio. Por lo tanto, no hay matronas que se dedican al parto en casa cobrando un sueldo por la Seguridad Social. Es el sector privado», afirmó Cristina.

En sus años de trabajo, Cristina también se ha encontrado con profesionales y personal de la salud que no han tenido la oportunidad de asistir un parto natural de una mujer, sin ningún tipo de intervención, lo cual también provoca que desde el sector de la salud existan aún prejuicios o juicios de valor.

«[Hay] muchos profesionales; sean ginecólogos de hospitales o matronas de hospitales, que en toda su carrera profesional, igual no han visto jamás a una mujer pariendo libremente. Entonces, tienen otra idea del parto, de lo que sería», asegura.

Según datos del INE actualizados en 2019, solo entre el 0,3 y el 0,5 % de los partos ocurren en casa.

Alumbre Parteras se ubica en Asturias y cubre la demanda de una buena parte del norte de España. Sin embargo su alcance aún es limitado. Cristina explica que en Galicia por ejemplo, ya es más complicado ofrecer el servicio. 

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«Nos llaman mujeres de allí que no podemos acompañar porque estamos muy lejos. Y parece ser que no hay matronas por esa zona. Mira que Galicia es grande, y hay mucha población y hay mucha demanda, porque realmente el parto en casa siempre se ha demandado».

Tampoco procuran ofrecer sus servicios a las mujeres gestantes que tengan fechas estimadas para dar a luz muy próximas o cercanas entre sí para evitar que su acompañamiento se vea limitado o restringido. «Se maneja como una franja de fechas con las que te tienes que mover y luego poder asumir esos compromisos», aclaró Cristina.

Mitos y realidades del parto en casa

Para Cristina hay una idea sesgada sobre el parto en casa porque falta información y hay muchos mitos que llevan al miedo.

«Yo siento que el parto se ha convertido socialmente en algo muy peligroso y se ha perdido esa idea de que el parto es un acto fisiológico, como respirar o hacer la digestión. Es algo espontáneo, que el cuerpo lo hace, el cuerpo comienza a trabajar para parir, de ahí la palabra trabajo de parto. Porque es un trabajo que implica una presencia muy grande de la mujer», explicó Cristina.

«[Es] un proceso muy intenso, el parto va a englobar muchas esferas de la mujer, la fisiología, pero también hay una parte psicológica, emocional, bueno, es un gran proceso por el cual hay que prepararse y también estar dispuesta a trabajar», agregó.

Marina Martínez Márquez es una matrona asturiana que también trabaja con Cristina en el proyecto de Alumbre Parteras. En el año 2008 se graduó en enfermería por la Universidad de León, y como en España no había mucho trabajo para una matrona decidió irse a Inglaterra, donde se formó en este oficio y trabajó también en casas de partos y en el hospital de Oxford.

Marina opina que ahora hay muchos medios tecnológicos y técnicos que permiten una asistencia segura al parto en casa y que no es como antaño, donde las mujeres estaban expuestas a un mayor número de riesgos que ponían en peligro su salud y bienestar.

Con sus años de experiencia cree que la medicalización del parto ha llevado a que, de manera general, se haya producido una imposición del modelo médico.

«Al final es como una especie de imposición del modelo médico de, somos los salvadores, vamos a salvar madres y bebés, porque el parto es peligrosísimo, las madres y los bebés se mueren y demás, ¿no? Y creo que todo tiene su contexto, todo tiene su historia».

«Ahora se impuso este modelo supermedicalizado en el que las mujeres quedan un poco sometidas a ese sistema médico y se las ningunea, se las infantiliza mucho, a veces hay violencia directamente verbal, otras veces es mucho más sutil, mucho más difícil de identificar», añade.

Como una matrona que tiene en cuenta las particularidades de cada embarazo, resalta la necesidad de informar a la mujer y a la familia de cada decisión que se toma en el proceso de acompañamiento al parto hasta en los más mínimos detalles.

Anjana se siente feliz de haber tomado la decisión de tener a su bebé en casa. Cortesía: Anjana García.

Para Marina es conveniente «que la familia elija, que la mujer elija. No se pueden hacer cosas de repente; como un tacto sin avisar, o maniobras que no están aconsejadas sin informar previamente. Luego pasan un montón de cosas en los partos y no se escribe nada en las historias [médicas]». 

La matrona asturiana explica que en algunos hospitales en España el porcentaje de cesáreas es muy elevado, hasta un 40 %. Como consecuencia hay complicaciones y muchas mujeres están denunciando estrés postraumático.

Según el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2023, se practicaron un total de 79 364 cesáreas en todo el país. De estas, 58 740 se hicieron en hospitales públicos (que manejan la mayoría de los partos).

Hay una parte también que va directamente relacionada con la cultura. Marina dice que en España hay un uso muy deliberado de la epidural y dice que en Asturias por ejemplo el 80 % de las mujeres pide la epidural para proceder con el parto.

Con base en su experiencia trabajando en Inglaterra, piensa que en España la mayoría de las mujeres tiene mucho miedo al dolor que implica parir a un bebé.

El parto en casa está cubierto de manera total o parcialmente en países como Holanda, Noruega, Francia, Dinamarca, Reino Unido, Suiza, Suecia y Alemania.

Otra practica que se generalizó con el avance de la medicalización fue el corte del cordón umbilical del neonato tan pronto nace, pero es una práctica que ha estado sujeta a debate desde hace años. Con el tiempo diversas investigaciones y estudios han demostrado que el pinzamiento tardío del cordón asegura el nacimiento de un bebé sano.

Foto ilustrativa. Pixabay

Marina señala que esta práctica ha estado rodeada de mitos: «[Se ve] en las pelis y en las series, incluso algunos periodistas han publicado noticias sobre algún nacimiento de un bebé en un taxi o en un centro comercial y lo primero que hacen es atar el cordón umbilical con cordones de zapato o lo que tengan a la mano, como si eso fuera peligroso para el bebé».

«En realidad si haces eso estás privando al bebé de alrededor de un tercio de su sangre, o sea, de un 30 % de sangre aproximadamente. Por que una vez que nace el bebé la placenta sigue bombeando esa sangre que luego pasa al bebé, entonces si lo cortas inmediatamente lo privas de un tercio de esa sangre. Entonces [esperar a cortar] es algo que debería hacerse de manera estándar, pero no se hace».

En España, si bien hay un avance entorno a esta práctica, aumentando el tiempo para realizar el corte del cordón umbilical, aún falta mejorar. Marina dice que en Inglaterra, de manera general, se respeta más ese margen de tiempo para cortar el cordón umbilical, que llega en el momento en el que ya no bombea sangre, deja de latir y adopta un tono blanquecino.

Para Cristina, hay muchos mitos sobre el parto y hay una idea muy sesgada sobre el parto en casa. Existe una mentalidad en las mujeres españolas de que el parto y el nacimiento es muy delicado, que conlleva muchos riesgos y que durante su intervención todo puede salir mal.

«Hay mucho miedo al dolor, y a veces también esa dificultad de enfrentar ese dolor, pues lo más fácil es colocarse en una posición en la que te anestesien. Buscar una anestesia en vez de afrontar ese dolor, prefieren negarlo, anularlo y quitarlo del medio. Entonces esto también excusa mucho los partos en el hospital», explicó.  

Además, en muchos hospitales a las mujeres les dicen que las van a separar de su pareja y que les van a poner la epidural o un gotero, sin dejarlas sin opción alguna ni permitirlas firmar una hoja de consentimiento, una renuncia —un papel en el cual la mujer declara que asume los riesgos de cada intervención—.

Desde El Parto es Nuestro consideran que las mujeres que no paren en el hospital están huyendo de esa violencia, ese maltrato o esa vulneración, por que al final no están pariendo en el sitio que más les gustaría, y por eso al final también se pueden dar complicaciones.

La presidenta de la asociación asegura que hay estudios que lo demuestran. Que el estado anímico emocional de la mujer que pare es trascendental a la hora de evaluar las mejoras en el proceso.

Foto Ilustrativa. Pixabay

El dolor del parto natural no debería considerarse como dolor, ya que no es un dolor como el que se siente en cualquier otra parte del cuerpo, no es un dolor de alerta. Para Cristina, es un dolor que brinda información sobre el estado del cuerpo y su evolución para traer al mundo a un bebé.

«Nos va a generar un comportamiento de mamífera, de protección, de buscar el lugar seguro, el acompañamiento de las personas que necesitamos. Es un dolor que tiene mucho sentido en el parto, pero anularlo, también siento que es otro paradigma del proceso», afirmó Cristina.

El parto en casa, una experiencia especial

Anjana García, es una mujer de 41 años que tras informarse sobre los beneficios y riesgos del parto en casa, decidió tener a su hijo en el calor de su hogar junto a su esposo. Para ello, contactaron con Cristina y con Marina, y ellas ayudaron a hacer realidad este deseo.

«La verdad es que nunca me había planteado un parto en casa hasta que una amiga mía tuvo a su hijo de esta manera, y me contó su experiencia. Me quedé asombrada por el valor que había tenido al tomar esa decisión, y empecé a informarme desde muchos puntos de vista sobre el parto en casa; de los riesgos y los beneficios», afirma Anjana.

Anjana decidió ampliar la información que tenía sobre el parto en casa y comprendió que es una práctica más segura para un embarazo de bajo riesgo que en el hospital. Lo califica como una experiencia muy especial y además tanto ella como su esposo se sintieron muy bien acompañados y asesorados por las matronas que contrataron, tanto con la asesoría que recibieron y la información, como el acompañamiento y atención en el parto.

Anjana con su bebé Tristán. Cortesía: Anjana García.

«Fue una experiencia mágica y salvaje; algo que hizo que me conociera a mí misma mucho más, como mujer, como humana y como madre» asegura.

En el proceso del parto, cuenta que algo que le vino muy bien fue poder sentirse cómoda consigo misma al buscar la mejor postura y tener libertad para desplazarse por su hogar según las necesidades de su cuerpo mientras las contracciones avanzaban. También se siente muy feliz de poder haber contado con la asistencia de su esposo, quien la acompañó en cada momento y quien finalmente recibió al bebé.

Valoró mucho que su marido también pudiera vivir de esa manera el nacimiento de su hijo; de una manera tan directa y participativa. «Porque no solo es mi hijo, también es su hijo, y me llena de felicidad saber que él pudo vivir esa experiencia de esa forma tan especial», añade.

Esta mujer que dio a luz a su segundo hijo en el mes de junio, recuerda su primer embarazo y, comparándolo con la información que obtuvo después, evidenció más claramente los beneficios de tener un parto en casa.

«Tuve a mi primer hijo en el hospital. Me trataron bien y no viví ninguna situación donde sintiera que me trataran mal o hicieran algo inapropiado. La cuestión es que, después, cuando he podido acceder a información sobre cómo es realmente un parto y las posibilidades que hay, es cuando me he dado cuenta de las prácticas innecesarias, protocolarias e impersonales que realizaron, haciendo que fuera una experiencia menos agradable de lo que podría haber sido», explicó.

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