A las 10:14 del 20 de noviembre el Instituto Geográfico Nacional emitió los avisos de un terremoto de magnitud 7,6 y tsunami en las costas de Andalucía, lo que afectó a unas 20 000 personas y movilizó a 1000 operativos de seguridad. Fue un simulacro de algo que puede ocurrir en cualquier momento y que podría repetirse o ser peor que el gran terremoto de Lisboa que el 1 de noviembre de 1755, para el Día de Todos los Santos, causó un tsunami catastrófico en el sureste de la península ibérica y Marruecos.
Los relatos históricos indican que poco antes de las 10 de la mañana, la tierra empezó a temblar con violencia mientras mucha gente estaba en misa. Cayeron cornisas, se agrietaron iglesias y muchos salieron corriendo a la calle sin entender qué pasaba. El agua se retiró de la costa, dejando al descubierto zonas que nunca se veían. Varios barcos quedaron casi en seco durante unos minutos. Algunos curiosos bajaron a la playa y al puerto para ver aquel fenómeno sin saber que lo que venía detrás era la gran ola, que dejó entre 15 000 y 60 000 muertes, según un estudio publicado en Science Direct.
Cádiz se salvó «milagrosamente», ya que «la inundación del mar hizo temer que la ciudad pudiera quedar sumergida»; sin embargo, «las aguas derribaron el parapeto de la muralla en el lado este», agrega la investigación. El archivo de la cofradía de la Palma atribuyó el milagro a la virgen de La Palma, según La Voz Digital.
Han pasado 250 años y las autoridades se han movilizado para que los españoles tomen conciencia y estén preparados.
El jueves 20 de noviembre se desarrolló el «mayor simulacro de emergencia que se ha realizado hasta la fecha en el territorio español», dijo el consejero de Sanidad, Presidencia y Emergencias, Antonio Sanz, al comentar el programa desarrollado por la Junta de Andalucía.
En el evento llamado Respuesta25, participaron ciudadanos, empresas, hoteles, centros educativos y población en general, con el objetivo de evaluar la coordinación institucional, los tiempos de evacuación y la eficacia de los sistemas de alerta temprana ante un tsunami.
«Simulacro, simulacro. No es necesario realizar ninguna acción. Aviso por maremoto de toda la costa atlántica», se escuchaba y se leía en el mensaje enviado a los celulares. «Aléjese a las zonas establecidas como puntos de encuentro o a una altura superior a tres pisos», dictaba el aviso acompañado de tonos y vibración, anunciando mapas de los puntos de encuentro seguro y un mensaje en inglés para los ciudadanos extranjeros.
El alcalde de Cádiz, Bruno García, explicó que a lo largo de la mañana todos los ciudadanos que se encontraban en la región debían haber recibido el mensaje anunciado para las 10:00 con «toda la información necesaria para saber cómo actuar en cada momento».
Un usuario en X reclamó que el aviso le llegó a las 10:15. «No sé mucho de tsunamis, pero 1/4 de hora de retraso suena mal, ¿no?», escribió a continuación.
Dos zonas de peligro más importantes: Golfo de Cádiz y Mar de Alborán
«En las costas españolas y portuguesas existe sin lugar a dudas un riesgo de ocurrencia de tsunamis», concluyó la Universidad de Málaga al resumir dos destacadas jornadas de noviembre de 2017 que se dedicaron a contribuir en la mitigación de los desastres por tsunamis en el país.
En el encuentro, se identificaron dos zonas como principales fuentes de tsunamis con potencial impacto en las costas españolas y portuguesas: una en el océano Atlántico (Golfo de Cádiz y zonas adyacentes) y otra en el Mediterráneo occidental (Mar de Alborán y norte de Argelia). Estas dos zonas están en relación con el límite de placas entre Eurasia y África.
Los registros incluyen cerca de una veintena de eventos ya documentados en las costas españolas durante el periodo histórico, siendo el mayor de estos el terremoto y tsunami de Lisboa de 1755.
«Este evento ha sido el mayor de todos los conocidos afectando a la vertiente europea del océano Atlántico».
Según Juan Vicente Cantavella, del Instituto Geográfico Nacional (IGN), que participó en el encuentro, los tsunamis en el Atlántico que afectan a las costas españolas ocurren con probabilidades del orden del 0,1 % anual, sin embargo, las simulaciones indican que, se espera que haya una alerta de tsunami cada tres o cuatro años, lo que garantiza no queden eventos sin alertar.
Para Mauricio González, del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, es de gran importancia trazar los «mapas de peligrosidad y riesgo por maremoto en las costas españolas», una herramienta de apoyo para que las comunidades autónomas y los municipios establezcan los planes de actuación.
Para cualquier circunstancia, las autoridades deben considerar a las compañías aseguradoras, ya que para estas empresas «las catástrofes naturales suponen un reto» que también hay que se debe considerar en la prevención.
Tercera zona: los eventos volcánicos
La tercera zona de tsunami está relacionada con el vulcanismo de las Islas de la Macaronesia, que incluye Canarias, Azores, Cabo Verde y Madeira, que también pueden causar importantes eventos de tsunami, aunque se estima que estos eventos han ocurrido cientos de miles de años atrás.
David Tappin, del Servicio Geológico Británico, dijo en el encuentro de Málaga, que «existe un enorme desconocimiento y falta de estudios de cuáles pueden ser las eventuales consecuencias» ante un tsunami volcánico en las islas Canarias.
En Gran Canaria, en valle de Agaete, se han encontrado depósitos marinos a 40–180 metros sobre el nivel del mar que solo se explican con tsunamis gigantes generados por colapsos de flancos volcánicos.
En 2001, Steven Ward y Simon Day publicaron un artículo en Geophysical Research Letters donde planteaban un escenario extremo: el flanco occidental de Cumbre Vieja se rompe de golpe y 150 a 500 km³ de roca se deslizan al mar, lo que genera un megatsunami capaz de cruzar el Atlántico y producir olas de decenas de metros en América y Europa.
Hace falta divulgación
Para algunos, el esfuerzo de las autoridades para ayudar a la población a estar para el próximo tsunami es demasiado poco.
En Andalucía la gente no tiene conciencia de tsunami porque no se divulga la realidad, dijo Fernando Arroyo, director documental «La gran Ola», de 2018.
«A mí me parece criminal saber que España vive en una zona con fallas que tienen riegos de caer, que es un riesgo real que lo veremos nuestra generación, que ese tsunami en las costas ibéricas se va a repetir y que la gente viva sin saberlo», añade María Belón, en declaraciones en el documental.
María es superviviente del tsunami de Tailandia en 2004, donde fallecieron 5300 personas. El terremoto ocurrió en Sumatra, y en total entre todos los países afectados causó cerca de 225 000 muertes.
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