Algunos alimentos que se comercian en el mercado podrían no ser lo que aparentan y tener graves efectos en la salud. Detectar este tipo de fraude requiere técnicas especializadas y algunas las encontramos en la ciencia nuclear.
El consumidor moderno debe estar atento a que el producto no haya sido diluido, cuente con el etiquetado correcto, no incluya sustancias desconocidas, no haya sido sustituido por otro o que no se haya falsificado la marca.
La ciencia nuclear es experta en identificar si los productos que se ofrecen corresponden o no a lo que se anuncia, ya que cada elemento de la materia que nos rodea, y por ende cada alimento, tiene su propia identidad química. Esta identidad química está determinada por los llamados isótopos. Cada producto y cada elemento contiene isótopos distintos y estos pueden ser detectados, según sea el caso, con dispositivos portátiles o en laboratorios especializados.
Por ejemplo, si queremos verificar si los tomates provienen de un lugar donde se cultivan en invernadero, o donde se cultivan al aire libre, los investigadores pueden concluir mediante la proporción de ciertos isótopos, si podrían ser de uno u otro lugar.
También se puede verificar si los ingredientes que figuran en la etiqueta realmente están presentes en el producto. Es decir, si existe adulteración, ya sea parcial o total.
Ciertos isótopos, como el del carbono, permiten detectar si se utilizó un endulzante diferente, por ejemplo, uno más económico que el mencionado en la etiqueta.
Los isótopos de hidrógeno y de oxígeno sirven para detectar la zona geográfica; el de nitrógeno para determinar si el etiquetado orgánico y no orgánico son correctos; y el de azufre sirve para determinar si el origen del producto proviene de un lugar cerca de la costa o no.
Técnicas para autenticar productos alimentarios
El Foro Nuclear menciona algunos servicios de autenticidad alimentaria mediante la ciencia nuclear.
Como una de las metodologías más destacadas sugiere la espectrometría de masas de relaciones isotópicas, que analiza la proporción de los isótopos en los alimentos para determinar su origen geográfico y autenticidad.
Por ejemplo, destaca, «esta técnica puede identificar si la miel ha sido adulterada con jarabes de azúcar baratos o si un vino ha sido diluido con agua».
Los datos que se obtienen del producto analizado se comparan con otros materiales conocidos. Esta comparativa permite encuadrar los análisis, por ejemplo, a ciertos materiales de referencia, comportamientos de individuos o poblaciones o falsificación, dice el Laboratorio de la Universidad de Burgos.
Otra técnica es la resonancia magnética nuclear, que permite obtener una «huella digital» de los alimentos, facilitando la detección de adulteraciones y la verificación de su composición.
Esta técnica estudia la disposición de los niveles de energía. Es un análisis detallado que proporciona información sobre la estructura del compuesto original en estudio. Por lo tanto, resulta ser «una de las más eficientes y útiles» para confirmar e identificar compuestos; la composición de mezclas de diferentes fuentes: extractos biológicos, metabolitos, productos alimenticios, entre otros; la determinación de pureza de un producto; la cuantificación de un producto y sus reacciones, dice la Universidad Autónoma de Madrid.
También menciona el proyecto SmathControl de la Universidad de Vigo, para certificar semillas, harinas y otros productos en polvo mediante imágenes hiperespectrales.
«Esta tecnología permite analizar la composición química de los alimentos en tiempo real, facilitando la identificación de adulteraciones sin necesidad de pruebas destructivas», señala el Foro Nuclear.
Para entender el uso de imágenes hiperespectrales, habría que imaginar «tener un súper sentido del olfato que permite distinguir miles de aromas diferentes», declaró el catedrático del departamento de Química Analítica Alimentaria, Jesús Simal, cuando la Universidad dio inicio del proyecto en febrero.
«Se trataría de algo así, pero con la vista», ya que este tipo de imágenes pueden distinguir miles de colores distintos y obtener información que puede relacionarse con la composición química de los alimentos, detectar enfermedades en plantas o incluso identificar los minerales en una roca, añadió el profesor.
Herramientas portátiles para su uso en la frontera o en los mercados
Una de estas tecnologías basadas en principios nucleares la utiliza la policía fronteriza para detectar drogas y explosivos. Se trata de la espectometría de movilidad iónica, una técnica que puede ser adaptada a los alimentos para verificar su autenticidad.
También existen dispositivos portátiles específicos para detectar adulteración en leche en polvo y aceites vegetales. Son de bajo coste y están diseñados para que las autoridades alimentarias puedan utilizarlos en el lugar, en mercados o puntos de venta.
Para determinar el origen y la autenticidad de diferentes alimentos, también se puede recurrir al análisis de isótopos estables en dispositivos portátiles. Permite detener con más facilidad a las personas involucradas en la adulteración de alimentos.
¿Qué hacer si sospechamos de un producto?
En España, la Red de Alerta Alimentaria, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), del Ministerio de Consumo, opera un sistema coordinado para proteger la salud humana y gestionar los riesgos alimentarios para la salud de los consumidores.
Opera mediante el intercambio rápido de información entre las distintas autoridades competentes, empresas alimentarias y consumidores.
Cuando se evidencia un problema que implique la necesidad de informar a las autoridades competentes, uno puede acceder a los datos de contacto por teléfono o email de las comunidades autónomas a efectos de notificación en el siguiente enlace.
En la página de la AESAN se pueden consultar las últimas alertas alimentarias de interés para la población en España.
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